CELTA DE VIGO

La llamada que no esperaba Rafa Benítez y que desencadenó en un fuerte enfado como colofón a 36 horas impredecibles

El entrenador ha sido destituido este martes.

Rafa Benítez, en un partido con el Celta. /EFE
Rafa Benítez, en un partido con el Celta. EFE
Óscar Méndez

Óscar Méndez

Rafa Benítez ya no es entrenador del Celta. Y no solo por los malos resultados del equipo, que lleva en descenso o coqueteando con el mismo desde la primera jornada. Ahora, a falta de diez partidos para el final de la temporada, apenas tiene dos puntos de ventaja sobre el Cádiz tras apenas sumar cinco triunfos en 28 encuentros ligueros. Y la decisión de su despido no llegó por perder en el Bernabéu el pasado domingo. O no únicamente por eso.

Ese día, hacia las 20:30 horas, el conjunto vigués caía por 4-0 ante el Real Madrid, un resultado duro que se fraguó en los últimos diez minutos, donde los celestes encajaron tres goles. Pero la derrota no hizo mella en la confianza que los dirigentes tenían antes de un duelo que asumían que era el más complicado hasta junio. Fue lo que sucedió justo después lo que les empujó a valorar un cambio en el banquillo que todavía no tenían en mente antes de visitar al Sevilla este domingo.

Benítez salió a sala de prensa con una actitud defensiva y con nula autocrítica, echando balones fuera a su papel y poniendo a los jugadores ante los leones. "Te meten un gol de córner, que era evitable, otro auto-gol, evitable, y un cuarto gol que sacan rápido, evitable. La realidad es que en el 79' pierdes 1-0 y al final del partido 4-0 con tres goles que son evitables", apuntó ante los periodistas en clara alusión hacia los futbolistas.

En su etapa en Vigo, el madrileño ha sido poco dado a asumir errores propios, pero el hecho de señalar (sin nombrar) a los jugadores, no gustó en A Sede, donde sintieron que la plantilla ya no estaba totalmente comprometida con el técnico como hasta hace apenas dos meses. Incluso también veían que él mismo no era capaz de controlar la situación, con declaraciones, como la del Bernabéu, fuera de lugar. En Madrid le notaron muy nervioso y percibieron que empezaba a carecer de capacidad para enderezar el rumbo.

Sin embargo, a la salida del estadio blanco la idea seguía siendo la de mantenerle en el puesto al menos hasta el partido en Sevilla de esta misma semana. Tanto era así que el propio lunes dirigió la primera sesión de entrenamiento programada para ese duelo. Mientras tanto, las conversaciones se mantenían en el club sobre la idoneidad de seguir con él o cortar por lo sano, con todo lo que ello podría conllevar. A favor del despido estaba el hecho de que en Vigo tenían claro desde hace meses que su recambio sería Claudio Giráldez, técnico del filial.

Benítez, muy enfadado

Este martes, la presidenta Marián Mouriño, con el total apoyo de Marco Garcés, director deportivo del Celta y que no trajo a Rafa Benítez el pasado verano, decidió prescindir de sus servicios, una noticia que fue recibida con sorpresa por el entrenador, que mostró su disconformidad con la decisión e incluso exhibió un profundo enfado por no tener el proyecto que según él se le prometió en junio.

El míster considera "injusto" que su destitución llegue tras perder un partido en el Santiago Bernabéu y con el equipo fuera de los puestos de descenso. Su entorno cree que el equipo había encontrado el camino a seguir y su intención seguía siendo la de cumplir el contrato firmado. Sabía de las dificultades existentes, pero desde su círculo cercano aseguran que no se ha valorado su trabajo de todos estos meses.

Aunque las conversaciones y negociaciones corresponden al ámbito privado de las partes, parece difícil creer que el ya exentrenador celeste vaya a perdonar parte de su sueldo firmado, lo que sin duda lastrará el límite salarial del equipo la próxima temporada. La decisión de Marián iba más allá y lo visto en el Bernabéu, durante y después del partido, acabó por convencerla.