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Los días de Hansi Flick empiezan en un bar y acaban 'pronto': "Pregúntale a mi mujer"

El entrenador del Barcelona se ha perdido partidos del Real Madrid disputados a las nueve de la noche. Se enteró del resultado contra el Espanyol al levantarse.

Hansi Flick en el área técnica durante el partido contra el Alavés./AFP
Hansi Flick en el área técnica durante el partido contra el Alavés. AFP
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Hansi Flick fue uno de los pocos culers que no celebró la victoria del Espanyol ante el Real Madrid. Según explicó después de derrotar al Alavés y acercarse a tres puntos del Atlético de Madrid y a cuatro de los blancos, se fue a dormir sin conocer el resultado en Cornellà. "Pregúntale a mi mujer", bromeó con uno de los periodistas que le preguntó. Los horarios del alemán son europeos, distintos a los de la rutina de la península.

"Sinceramente, no vi el partido del Madrid. Los últimos días han sido estresantes y lo mejor contra el estrés es irte pronto a la cama", comentó Flick, haciendo referencia al partido contra la Atalanta, una noche en la que el técnico durmió pocas horas -"dos o tres", dijo- a pesar de que el Barcelona acababa de cerrar la liguilla de la Champions League como segundo mejor equipo de la competición.

Flick se enteró de la derrota del Madrid en cuanto abrió el móvil, por la mañana. "Vi el wathsapp que mandó Dela [De la Fuente, entrenador de porteros]", contó. No es la primera vez que Flick se pierde un partido de cierta magnitud disputado por la noche. Ya sucedió en el último derbi, que acabó con el lanzamiento de objetos a Courtois. El encuentro se jugó en el Metropolitano, a las nueve de la noche, y al mediodía siguiente Flick, en rueda de prensa, dijo no saber qué había sucedido.

"No sé qué pasó en el derbi madrileño, no lo vi. ¿Lanzaron objetos? Creo que hay que identificar a esa gente y hay que prohibirles la entrada a los estadios. Esto no es parte del fútbol. Los fans deberían animar a los equipos. Es lo único que puedo decir sobre el tema", respondió el alemán. Su respuesta va en la línea de su política: habla de su equipo pero raramente opina de sus rivales. Tampoco del Real Madrid, a pesar de la insistencia en la ruedas de prensa.

Un hombre de club

Ante los periodistas, Flick se ha erigido como un hombre de club. En público, siempre comparte y defiende la postura oficial. De puertas hacia dentro, no obstante, es directo y hace saber a los miembros de la directiva lo que piensa cuando hay discrepancias entre ambas partes. En el club están encantados con un entrenador al que todos coinciden en describir como "metódico". Y esto va directamente ligado a los horarios. Iñaki Peña y Jules Koundé pueden dar fe de ello.

Que Flick se perdiera el último partido del Madrid por estar durmiendo suena, como mínimo, verosímil. Desde la Ciutat Esportiva han contado ya desde los primeros días del alemán en Can Barça que es de los primeros en llegar. No sorprende que, algunas veces, llegue antes de las siete de la mañana. Las sesiones habitualmente son a las 11 y sobre el verde no se extienden hasta más allá de las 13, por lo que Flick tiende a llegar al centro de entrenamiento tres horas antes de que los futbolistas salten al campo Tito Vilanova.

Del bar a entrenar

A Flick no le cuesta madrugar. Cuentan los que comparten tiempo con él que es un hombre de rutinas. Cuando se instaló en Barcelona, en verano, vivió durante algunas semanas en un hotel cercano al Camp Nou, donde Deco tiende a reunirse con representantes y otras personalidades del mundo del fútbol cuando lo hace fuera de la Ciutat Esportiva. Hansi encontró piso un tiempo después, en una localización cercana. Se le puede considerar vecino de Xavi, ambos viven en el barrio de Sant Gervasi, no demasiado lejos de donde Joan Laporta tiene su despacho. A Flick le gusta desayunar en un bar cerca de su casa. Desde allí hasta la Joan Gamper tiene entre 15 y 20 minutos de trayecto.

Flick se pasa muchas horas al día en la ciudad deportiva y siempre tiene tiempo para detenerse a firmar autógrafos a los aficionados que se pasan horas en las puertas del centro blaugrana esperando a sus ídolos. En alguna ocasión, el entrenador ha llegado a bajarse del coche y pedir orden a los culers que aguardaban turno para sacarse una foto o pedir un autógrafo. El entrenador se detiene a atender a los aficionados siempre que puede. Y cuando llega a casa y tiene tiempo libre, se deja ver paseando por Barcelona junto a su mujer. No se esconde y no cuesta verle cenando en establecimientos de su barrio, por encima de la Diagonal.