Tres cesiones y 46 millones que explican la jugosa relación entre Real Madrid y Alavés
Los préstamos de Llorente o Marín en 'Mendi' les revalorizaron. Los blancos ven en Vitoria un destino ideal para sus jóvenes.
Al Real Madrid se le ha complicado últimamente el honorable arte de las cesiones. Le pasó factura con Kubo, sin fortuna ni en Vila-real ni en Getafe; con Lunin, atascado en sus préstamos en Valladolid y Leganés; y con Reinier, por el que se pagaron 30 kilos y sobre el que muchos mantienen que no le ayudaron sus dos años de mili en Dortmund (700 minutos en total). El Deportivo Alavés, en cambio, sí ha funcionado siempre como trampolín para el crecimiento y la revalorización de los mirlos.
El rival hoy de los blancos en Liga (21:00, Santiago Bernabéu) cuenta con uno de los proyectos más atractivos de la competición y se nutre, principalmente, de jóvenes. Esta temporada ha encontrado la colaboración de Milan y Atlético para foguear a dos joyas (Luka Romero y Carlos Martín) y antes los colchoneros (Giuliano y Omorodion), el Liverpool (Anderson Arroyo), el United (Pellistri) o el Benfica (Tavares) confiaron en el Glorioso para desarrollar a sus talentos. No es casualidad: Luis García Plaza cuenta este curso con hasta diez futbolistas menores de 25 años y Vitoria se ha revelado como una plaza extraordinaria para que los novatos despunten. A 40 kilómetros, en Miranda de Ebro, también saben algo del tema.
Sus secretos tiene la zona: una tranquilidad prácticamente única en el fútbol profesional, una vida sin distracciones y dos estructuras, las de Alavés y Mirandés, ideales en cuanto a instalaciones y organización para los adolescentes que van allí en busca de una catapulta. En lo que a los babazorros se refiere, su política de atraer a las perlas de los grandes les ha dado réditos: incorporaciones valiosas sin coste alguno y que permiten centrar los esfuerzos económicos (cuatro millones por Antonio Blanco, dos por Joselu…) en certezas.
En este sentido, la dirección deportiva que comanda el leonés Sergio Fernández ha encontrado en el Madrid a un buen aliado para 'pescar' en su cantera. En los últimos años han firmado a tres mirlos (Marcos Llorente, Blanco y Rafa Marín) y cada uno ha mantenido, o incluso mejorado, el rendimiento del anterior. La veda se abrió con Llorente. Su Erasmus en Álava no pudo resultar más provechoso: se destapó como uno de los mejores '6' de LaLiga, alcanzó una final de Copa y volvió al Madrid con Zidane para quedarse. Su valor de mercado era de 800.000 euros cuando se marchó a Vitoria; en 2019, los blancos le vendieron por 30 millones al Atlético.
Luego triunfó Antonio Blanco, que encontró en Mendizorroza un refugio ideal a mediados de la 22-23. En los seis primeros meses de campaña apenas jugó en el Cádiz ("no lo entendía") y el Madrid le envió al Alavés, que en ese momento peleaba por subir a Primera. Los blanquiazules cumplieron el objetivo y compraron al mediocentro por cuatro kilos. Sigue siendo, empatado con John Guidetti, el fichaje más caro de la historia del club. Esos días, mientras se ejecutaba el traspaso de Blanco, Sergio Fernández empezó a moverse en silencio por Rafa Marín, que en un principio apuntó a Betis o Rayo y al final terminó en Euskadi. El resultado de su préstamo, otro éxito.
El central aterrizó en Vitoria con un valor de 500.000 euros y el Madrid le traspasó este verano por 12 millones al Nápoles después de un curso sobresaliente. En diez meses se revalorizó por 24. "No pude tomar mejor decisión que la de venir aquí. Solo tengo palabras de agradecimiento para el club, la afición y la ciudad. Esta temporada no la voy a olvidar nunca", dijo después el sevillano. Su sintonía con García Plaza y con compañeros como Giuliano, Guevara o Carlos Vicente hicieron más fácil que terminase la campaña con 2.500 minutos y 28 titularidades.
🎞️ "El Deportivo Alavés me ha ayudado en todo, he crecido muchísimo. No pude tomar mejor decisión que la de venir aquí. Solo tengo palabras de agradecimiento para el club, la afición y la ciudad".
— Deportivo Alavés (@Alaves) May 28, 2024
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Las tres cesiones colmaron las expectativas de todas las partes (ambos clubes y el jugador) y cimentaron la "óptima" relación que impera a día de hoy entre ambas direcciones deportivas, encabezada la del Real Madrid por el director general José Ángel Sánchez (conocido en el mundillo como JAS). En Valdebebas valoran que el Alavés "no engaña" y que no hace distinciones entre futbolistas de su propiedad y cedidos para componer las alineaciones; y en Mendizorroza, donde han tenido que combatir hasta ahora con presupuestos ajustados, consideran que La Fábrica es un caladero perfecto para aumentar el nivel de sus plantillas.
Por eso en su momento llamaron por el delantero Álvaro Rodríguez, por el que se encontraron con un doble "no"; y este verano se interesaron por Nico Paz, que finalmente puso rumbo a la Serie A. A otros castillistas (Fran, Asencio, Palacios, Gonzalo…) y excastillistas (Obrador) también se les vigila. El secreto no es otro que tener "un ojo permanente" en Valdebebas: se ve al Castilla cada semana y la secretaría técnica trata de seguir al filial y al Juvenil A en directo siempre que puede, como al Barça Atlètic o al Atleti B. En invierno de este año incorporaron a Julen Jon Guerrero, fichado desde el Madrid y que pasó sin pena ni gloria por el Alavés B antes de salir al Amorebieta para comenzar esta 24-25, y en 2017 y 2015 ficharon sin coste al olvidado Enzo Zidane y a Fernando Pacheco.
Al Madrid le gusta Vitoria porque, entre otras cosas, préstamos a equipos amigos (Lunin o De Frutos al Valladolid de Ronaldo) no acabaron de funcionar y estas cesiones sirven para obtener plusvalías cuantiosas. Esta temporada se ha confiado en Getafe y Granada para realzar a Álvaro Rodríguez y Reinier. Ninguno tiene opciones, a priori, de volver al primer equipo, pero su rendimiento puede hacer que se obtenga una jugosa suma por ellos, como pasó antes con Latasa, Mayoral, Óscar Rodríguez, RDT, Theo Hernández o el propio Rafa Marín. Sobre el campo, esta noche no habrá amigos… pero sí buen rollo en el palco entre las directivas.