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El declive de un artista: así se fraguó la caída de Isco

Niño bonito del fútbol español en 2013, los últimos años de su carrera los ha marcado la polémica.

Isco, en un partido con el Sevilla ante el Villarreal. /AFP
Isco, en un partido con el Sevilla ante el Villarreal. AFP
Sergio Gómez

Sergio Gómez

La ruptura entre el Sevilla e Isco es un hecho. La fuerte discusión entre Monchi y el jugador, que Relevo desveló el pasado 10 de diciembre, rompió la cuerda y el malagueño ha dejado un club al que llegó libre el pasado verano procedente del Real Madrid. Sigue, por tanto, la caída de un futbolista mágico que, por unas causas u otras, extravió su carrera en los últimos años.

El suyo ha sido un derrumbe gradual. E inesperado en 2013, cuando se convirtió en uno de los 'niños bonitos' de nuestro fútbol. Era el Golden Boy, ese año guió a la Selección Sub-21 a lograr el Europeo (fue nombrado MVP) y el Real Madrid pagó 30 millones de euros por él al Málaga. Isco cayó de pie en el Bernabéu. Pero con el paso de las campañas y entrenadores, ese efecto efervescente que produjo se fue apagando. El sistema táctico que acabó imponiéndose en Chamartín con Benzema, Bale y Cristiano (4-3-3, con ausencia de la figura del mediapunta) y sus roces con los técnicos en sus últimas campañas le fueron quitando brillo.

Isco, durante su presentación con el Madrid, en 2013.
Isco, durante su presentación con el Madrid, en 2013.

En su primera temporada con Ancelotti, con esa dictadura del tridente en ataque, no encontró sitio en la parte de arriba. Incluso probó de falso nueve: fue titular en el 68% de los partidos (11 goles y siete asistencias). Tenía 21 años y dejó muchos destellos, como su gol al Betis en su estreno en el Bernabéu. En su segunda campaña Isco interiorizó que a su talento debía añadir la brega, físico para jugar en la media, y explotó (favorecido por una lesión de larga duración de James): fue titular en el 71% de los partidos (seis goles y ocho asistencias).

Primeros problemas sin Ancelotti

Carletto se marchó en 2015, llegó Benítez y comenzaron los primeros rifirrafes. El técnico le llegó a castigar ante el Rayo y no le sacó ni un minuto por sus gestos en el banquillo de El Madrigal cuando se frotó los ojos al ver a Kroos, misterioso suplente aquel día, sentado junto a él; aquel día el Madrid cayó 1-0. Fue más un recurso que un pilar (jugó el 62% de los minutos) y el club meditó venderle. El descontento con él en Chamartín era un tema que venía de largo y no era la primera vez que querían escuchar ofertas por el jugador. El Tottenham apretó para lograr una cesión. Sin embargo, el jugador se aferró al sitio: "Me quedo". La llegada de Zidane le esperanzó...

Con el francés, en su primera era, fue entrando y saliendo del once continuamente. La confianza del galo en Casemiro, Kroos y Modric y en el tridente de delanteros (Bale, Benzema y Cristiano) le perjudicó. En la 2016-17 tuvo continuidad por esa dualidad de planes que implementó en entrenador con sus rotaciones y en la 2017-18, en el tramo final por las continuas lesiones de Bale. Aquel verano de 2018 renovó hasta 2022 y confesó: "Lo pasé mal". Desconocía que lo iba a pasar peor, aunque el horizonte aparecía despejado. Zidane decidió marcharse y en su lugar llegó Lopetegui, el entrenador que más confianza le ha mostrado en su carrera.

Isco llegó a Sevilla como estrella del proyecto de Lopetegui.

Montaña rusa

Julen se abrazó al malagueño nada más llegar, pero su despido a los pocos meses fue también el principio del fin de Isco en el Real Madrid. Solari sustituyó al vasco y aquello fue un terremoto entre desplantes y discusiones. Isco nunca le aceptó y el técnico fue inflexible con él después de que se sintiera menospreciado por su actitud. La tensión entre ambos desembocó incluso en un expediente abierto por el club al futbolista después de que éste se negara a subirse al autobús del equipo tras conocer que no estaba convocado para el partido de vuelta de octavos de final de la Champions contra el Ajax, de muy mal recuerdo para el madridismo.

Isco recibe instrucciones de Solari.
Isco recibe instrucciones de Solari.

El Madrid fue eliminado de la competición y en una semana perdió también la Liga. Solari fue despedido, llegó Zidane de nuevo... pero la situación de Isco no acabó de enderezarse. Ni con el retorno del francés y con el de Ancelotti en 2021 recuperó el lustre a su apodo (Magia). Con Zizou acabó también entre tensiones; con Carletto fue más bien una situación de resignación por parte del jugador, que acabó marchándose por la puerta de atrás del Madrid, libre, al Sevilla. Y ahí apareció de nuevo Lopetegui para echarle un flotador que ha terminado por pincharse otra vez. Con el despido del entrenador, a quien nunca le devolvió la confianza sobre el césped, y con una discusión con Monchi que le ha puesto definitivamente en la puerta de salida. Con 30 años, Isco se presentará en el mercado en una situación comprometida: lejos de su plenitud y con la sombra de la polémica sobrevolando en torno a su figura.