LALIGA SANTANDER

Los complicados cinco meses de Swedberg en el Celta

Al jugador sueco, que llegó a cambio de cinco millones, le ha tocado vivir la peor cara del fútbol en Vigo.

Williot Swedberg, durante un partido de pretemporada con el Celta. /GETTY IMAGES
Williot Swedberg, durante un partido de pretemporada con el Celta. GETTY IMAGES
Óscar Méndez

Óscar Méndez

Estos días se cumplen cinco meses de la llegada de Williot Swedberg al Celta. Fue el primer fichaje de Luis Campos, reputado asesor deportivo del club y uno de los grandes descubridores de talentos emergentes en el panorama futbolístico. Para todos los aficionados era un desconocido, ya que apenas había jugado un año en las filas del Hammarby sueco. Pero el portugués vio algo en él y no dudó en lanzarse a por su adquisición, algo que logró tras imponerse en una dura pugna con el Brujas y pagar 5 millones de euros. 

El que no estaba tan conforme con su llegada era Eduardo Coudet, técnico celeste. A mayores de los vídeos e informes que tenía sobre Swedberg, solo lo conocía por una videollamada que tuvieron días antes de concretarse su fichaje. El argentino consideraba que era un perfil similar a Gabri Veiga, la gran perla de la cantera, y no veía necesario su fichaje. Pero la fe de Campos se impuso. Cuentan en la planta noble que para terminar de convencer a los dirigentes expuso que en dos o tres años sería un jugador por el que pagarían 30 millones de euros.

Todo parecía idílico para Swedberg y el Celta, pero pronto se encontró con la dura realidad que le ha acompañado todos estos meses en Vigo. El primer muro fue el físico. El centrocampista sueco es un futbolista por hacer a todos los niveles, algo lógico por su corta edad. Los primeros entrenamientos de pretemporada fueron el primer muro que se encontró en su nuevo club. La exigencia física programada por el cuerpo técnico le hacía ir uno o dos pasos por detrás de sus compañeros. Y él sufría, algo que han vivido otros jóvenes jugadores de la cantera celeste en anteriores pretemporadas.

En el primer encuentro de preparación celebrado en México, con el equipo a medio hacer, fue sustituido en el descanso. Llamó la atención. El club lo justificó como un problema con la altura a la que se encuentra el país centroamericano, pero el sueco fue el único cambio que realizó Coudet (a mayores del habitual en la portería) antes de superar los dos tercios del duelo. En los tres siguientes compromisos de pretemporada acumuló cuarenta y cinco minutos sobre el césped. Y ya.

Coudet seguía sin verlo preparado física ni tácticamente para poder ser competitivo en Primera División, algo que compartían más personas del vestuario celeste. No así los dirigentes, que reclamaban una mayor participación de Swedberg, también en los entrenamientos. Porque en algunos ejercicios tácticos diseñados por el entrenador, el sueco se quedaba por detrás de futbolistas del filial o del tercer equipo a la hora de ejecutarlos. Y eso también le minó un poco más la moral. No estaba apartado, pero no participaba tanto como sus compañeros. Su única luz era la Sub-19 sueca.

Y en Liga estaba ausente. Partido tras partido se sentaba en el banquillo y se iba directo al vestuario con el pitido final. Hasta que hace dos semanas todo parecía cambiar. El Celta destituyó a Coudet y fichó a Carlos Carvalhal para el puesto de entrenador. Pocos días después, las bajas provocaron que Swedberg por fin debutase en competición oficial. Media hora ante Osasuna en la que participó poco pero en la que, por lo menos, lograba quitarse ese peso de encima de no haber jugador. No tuvo minutos ante el Rayo pero todo parecía indicar que iba a tener una nueva oportunidad ante el Algar en Copa. Y la tuvo.

El sueco fue titular en un equipo con bastantes nombres importantes. Enfrente estaba un equipo de sexta categoría, ideal para coger buenas sensaciones. Pero todo se volvió negro. A la media hora de partido y con 1-0 para los murcianos en el marcador, Carvalhal decidió retirar a Swedberg del campo (y también al canterano Pablo Durán) para darle una vuelta al equipo, algo que consiguió casi de manera instantánea. Fue un toque de atención general que pagó el joven talento nórdico. "Williot no estaba jugando mucho, no tiene muchas rutinas del equipo y Pablo tampoco. Los cambios no son porque los chicos jugaran mal, pero necesitábamos un jugador que corriera por delante de los defensas", apuntó el luso.

Ahora Swedberg tiene dos semanas por delante de vacaciones para desconectar, recargar pilas y volver con más fuerza para intentar ganarse la confianza de entrenadores y compañeros. La delicada situación en la clasificación tampoco ayuda a que pueda ir entrando en las alineaciones.El Celta sigue teniendo en mente la posibilidad de que salga cedido, pero las opciones que ofrece el mercado son escasas y no quieren que el centrocampista se vaya a un equipo que no le garantice minutos.