Un nuevo escándalo arbitral impide al Celta salir de su particular día de la marmota

El Celta vive en el día de la marmota. Una y otra vez le ocurre lo mismo. Empieza los partidos dominando al rival, creando numerosas ocasiones, fallando todas o casi todas y recibiendo al menos un gol en el tramo final. Hoy, ante el Sevilla, no fue una excepción. El equipo vigués jugó a las mil maravillas ante el conjunto hispalense y sin embargo no le valió para llevarse la victoria (1-1). Tras doce jornadas, seguirá en puestos de descenso una semana más y de nuevo perjudicado por los arbitrajes.

Mereció mucho más el cuadro celeste. Salió enchufado, espoleado por las casi 20.000 almas que asistieron a Balaídos en un auténtico día de perros, y se adelantó mediada la primera mitad tras un sensacional saque de falta de Iago Aspas cabeceado por el sueco Starfelt. Antes, Larsen había malgastado un uno contra uno en el que tomó la peor decisión, y después los vigueses perdonaron un buen puñado de llegadas.

CONSULTA AQUÍ LA CLASIFICACIÓN DE LALIGA

La segunda mitad siguió en la misma dinámica y a falta de media hora, Tapia tiró por tierra muchas de las opciones de su equipo con una roja tan absurda como innecesaria y los andaluces empataron. La polémica, de nuevo, llegó en el último minuto, cuando Hernández Hernández señaló un claro penalti de Navas sobre Douvikas y que posteriormente anuló tras revisar el VAR. Lo que jamás se sabrán son los motivos que le llevaron a ello en un nuevo atropello arbitral hacia el Celta.

Iago Aspas es el mejor jugador del Celta y uno de los mejores futbolistas de LaLiga. Sí, es cierto que tiene 36 años y que esta temporada suma cero goles en competición oficial, pero el fútbol que tiene dentro el delantero de Moaña tan solo lo pueden soñar el 90% de sus compañeros de profesión. Baja a recibir, se asocia, construye juego, da asistencias... Un jugador total que sigue haciendo las delicias de sus aficionados y de todos los amantes de este deporte.

Galicia lleva días siendo azotada por un temporal tras otro. El Ayuntamiento de Vigo cerró todas las instalaciones deportivas de la ciudad. Sin embargo, la afición del Celta desafió a la meteorología y acudió en masa a Balaídos. Más de 19.000 almas apoyaron a los suyos en uno de los peores momentos de los últimos años y cuando el día invitaba a quedarse bajo una manta en el sofá de casa. Los hinchas del conjunto vigués, hoy más que nunca, fueron el jugador número 12.

El técnico madrileño siempre ha tenido la etiqueta de defensivo y controlador, sobre todo de lo que sucede durante un partido. Justo lo que no hizo hoy ante el Sevilla. Hay que decir en su favor que hasta ahora casi siempre ha entrado mejor que el rival a los encuentros y este sábado no fue una excepción. Sin embargo, está demostrando tener poca cintura, sobre todo tras el descanso. Renato Tapia vio una tarjeta amarilla al borde del descanso y mostraba visibles gestos de cansancio que le llevaron a cometer un par de faltas que podían haberle mandado a la caseta. No lo cambió Benítez, asumiendo un riesgo que no acostumbra, y acabó expulsando con media hora por delante. El técnico madrileño necesita tener un poco más de sangre.

A un equipo como el hispalense hay que exigirle mucho más. Con una plantilla de Champions League, no es normal que vuelva a repetir los errores del año pasado. Con el empate de hoy en Vigo, apenas suma 11 puntos en 11 jornadas, lo que le hace estar más pendiente de los puestos de descenso que de los europeos. Ya ha cambiado de entrenador y después de tres partidos, no conoce la victoria en Liga. Urge que espabilen cuanto antes porque si no, los problemas solo van a crecer. Hoy no han podido darle la vuelta a un partido en el que tuvieron un jugador más durante media hora.

Los arbitrajes en España no están a la altura de la competición. La supuesta mejor Liga del Mundo tiene unos colegiados que no dan el nivel mínimo exigible y el Celta es, con mucha diferencia, el equipo que más lo está sufriendo. El atropello vivido en Girona tuvo continuación este sábado ante el Sevilla, cuando una decisión injustificable de Hernández Hernández y del VAR dejó a los vigueses sin victoria.