Cavani: "La primera vez que fui a terapia fue tras la remontada del Barça al PSG"
El flamante fichaje del Valencia recibe a Relevo para hacer un balance futbolístico y vital, a un mes vista de su cuarto Mundial.
Citamos a Edinson Cavani (Salto, Uruguay; 14 de febrero de 1987) en el céntrico Hotel NH Colón de Valencia. Le esperan varios niños en la entrada, les han dado el chivatazo de que la nueva ilusión valencianista va a pasar por allí. Llega tranquilo, sonríe en cada foto que le piden y en cuanto nos ve se lamenta de haberse olvidado el mate. Lo cambiamos por café, a nada dice que no, y a todo dice "gracias".
Discreto, sereno, con la humildad del uruguayo que no olvida de dónde viene. Le encanta recordarlo, siempre que puede nos habla de sus raíces, del campo, sus caballos... El lugar al que seguro regresará. Hasta entonces, sigue entrenando como un joven que tiene todo por hacer y, sobre todo, un Mundial con Uruguay que le ilusiona como cuando de niño soñaba con vestir algún día la Celeste.
¿En qué momento le encontramos?
Con una visión más certera de lo que es la vida. Puede ser que esté más sereno, trabajo bastante también para estabilizar las emociones y aprender, sobre todo. No soy un niño, pero ya tengo una experiencia, así que me he dado cuenta de cuáles son las cosas verdaderamente importantes. Estoy muy contento con volver a jugar. Dos meses hacía cuatro goles y decían 'Cavani está entero'… y al poco decían 'hay que ver si Cavani está'… Ya jugar me llena, pero tengo que ponerme fino, estar tranquilo porque las cosas no pueden ser ya. Es un equipo nuevo, con compañeros que no conoces, así que se necesita un tiempito. Gattuso me dijo que empezara poco a poco, pero que me veía bien y tenía que jugar. A mí me gustan los desafíos. Claro que en los primeros minutos tenía mucha incertidumbre, pero el entrenador creía que estaba en condiciones para jugar. Y, efectivamente, el cambio que notamos con respecto al segundo partido fue para estar contentos. La sensación es que no estaba tan mal.
Se daba por hecho su fichaje por el Villarreal. ¿Por qué se decantó finalmente por el Valencia?
Soy una persona a la que le gusta que las cosas fluyan, no tomo decisiones por obligación sino que dejo que se vaya desarrollando y encaminando. Si se tiene que dar, tienes que sentir las cosas y van a ir pasando. En el momento que se empieza a hablar del Valencia ya me tocó. Escuchaba comentarios negativos del club, pero yo lo tenía como un equipo que siempre había estado ahí. Aparecían otras ofertas, incluidas de España. Pero las cosas se fueron concretando con el Valencia y sabía que era aquí mi lugar, por el interés de la gente, que me dijeran que apostaban mucho por mí... Eso es por lo que me muevo. Aunque me digan lo que sea, yo no hago caso, me tienes que demostrar lo contrario para pensar mal; prefiero comprobarlo por mi cuenta. Yo escuchaba y solamente sonreía, pero dentro de mí me movía algo por irme al Valencia.
Tras su experiencia en Italia, Francia e Inglaterra, le faltaba España.
Sí. Siempre tuve la curiosidad de jugar aquí, no hay receta para jugar en según qué países, al final todo depende de la pasión. De la inteligencia de cada uno para jugar al fútbol y de su capacidad de adaptación. El fútbol no es complicado, es muy fácil. Es simple. Hay que tener cabeza, pero tampoco tanta, ¿eh? Eso sí, el amor por la pelota no puede faltar, el querer ganar. No hay receta. Aunque hay que prepararse para mejorar, saber lo que necesitas, concentrarte en qué manera juega tu equipo, saber cómo juega el rival, estar atento a lo que te dice tu entrenador sobre con quién te vas a enfrentar… Cuando llego a un equipo nuevo, me pregunto: "¿Qué necesito para jugar?". Y me pongo a ello.
¿Qué pasó con el Atlético de Madrid? Enrique Cerezo dijo que sus pretensiones económicas le alejaron definitivamente.
Muchas veces son estrategias, hay que llenar el diario y a veces tapar cosas. Era mentira que yo pidiese esa locura. Pero era una situación muy complicada para mí, mirabas al Paris Saint-Germain y era normal que no me dejaran salir. En un momento dado, hablé con el club y le dije que quería jugar. Faltaban seis meses para que acabara mi contrato. En una charla me comunican que el Atleti me quería y me ilusioné mucho. En realidad no era tan fácil. Hay estrategias de mercado, no iban a dejar salir libre a su goleador histórico, con el que te puedes cruzar en una fase de Champions, dar la cara ante tus hinchas. Ahí se empieza a atrancar la situación y no se piensa en el jugador, sino en que el club salga bien parado. Cambiaron las negociaciones y, para tapar lo que pasaba, se dijeron cosas injustas sobre mí, que además yo tenía el deseo de ir al Atlético. Es verdad que esto es un trabajo, pero jugamos al fútbol por ganas, por pasión y voluntad. Me había pasado otras veces con el Atleti, y había quedado como el malo de la película.
¿Qué se ha llevado de sus dos años en Manchester?
Me ha aportado experiencia, y eso no es transferible. Sólo se consigue viviéndola. Esperaba mejores resultados, por cosas justas o injustas que suceden en el fútbol, falta de ritmo, etc. El primer año fue muy positivo.
¿Qué tal conectó con Cristiano Ronaldo?
Muy bien. Hablábamos mucho, compartíamos muchos pensamientos sobre el fútbol. Con una historia de vida diferente, pero ambos venimos de abajo y cuando eso pasa, cuando le dedicas tanto esfuerzo para brindar a tu gente mejores oportunidades, aprendes muchas cosas. Teníamos una ideología de vida bastante parecida. Es un tipo natural. En las distancias cortas es mucho más cercano. No soy amigo suyo como tal, se necesita tiempo además para hacer una amistad. Siempre piensa en trabajar y mantener ese nivel. Está en todos los detalles.
¿Jugar a su lado le potencia o limita como delantero?
Me potencia. Además es más mayor que yo. Se hablan muchas cosas sobre él, que puede tener comportamientos mejores o peores, pero me quedo con lo bueno, con lo que me puede aportar. En lo futbolístico es lo mismo, ver su actitud a mi lado, cómo se prepara… Me hizo aprender.
¿Cómo sería el delantero ideal de Cavani? Por ejemplo, de Benzema: ¿con qué se queda?
Con la calidad que tiene para jugar al fútbol. Es cierto que lleva mucho tiempo en el mismo equipo, pero esa capacidad de leer y saber lo que va a pasar antes de que le llegue el balón ya lo traía de serie.
De Messi…
El talento técnico que tiene. Todavía hoy.
De Lewandowski…
Ahí ya veo un atacante puro y en eso es el mejor del mundo. Tiene todo lo que se necesita para ser un '9', aunque el fútbol moderno te requiera otras cosas.
¿Y de Cavani?
Me quedo con todo. Porque me fui formando de la manera que yo creía que era la mejor para competir. En el fútbol no hice nada para llenar el ojo de nadie, sino para llenar mi alma, mis expectativas de lo que es el fútbol. Y siempre lo he hecho al 100%.
A Fede Valverde le conoce muy bien. Aún así, ¿le está sorprendiendo?
En la selección hemos compartido poco porque somos de generaciones diferentes. Los jóvenes se juntan más con los de su edad, pero no me sorprende. No sólo que haya crecido de una manera brutal en estos últimos dos años, lo que ha mejorado, sino también cómo se ha adaptado al fútbol europeo. Irse a La Coruña y hacer experiencia. Volvió estando a la altura. Sigue esa fidelidad al trabajo del futbolista uruguayo. Además, aceptamos los desafíos sin importar dónde estés, apretamos los dientes. Se ha ganado un nombre en el fútbol europeo.
¿Por qué los futbolistas uruguayos tienen ese denominador común?
Nos distingue la pasión. En Uruguay, Argentina… aún existen los campitos de fútbol, no te sientas delante de un televisor a jugar. Nosotros adquirimos desde chiquitos una pasión fuerte por el fútbol porque sabemos que es muy difícil poder hacerlo. En Uruguay cuesta mucho todo: ir a entrenar, estudiar, que tus padres te den la posibilidad de tener unos botines… A veces salimos descalzos a jugar y eso duele. Sólo la pasión te mueve. Eso te ayuda para enfrentar luego las dificultades mejor, y eso nos caracteriza bastante. Nosotros nacemos con el deseo de ponernos la camiseta de la selección y eso te empuja a lograr lo que estás sintiendo.
¿Para qué está Uruguay en el Mundial?
Siempre hemos sido una selección que ha ido paso a paso. Tenemos una personalidad conservadora y como sabemos lo que cuesta ganar, no lo vamos diciendo. Vamos a darlo todo, estamos en un buen momento, los jugadores están siendo figuras en sus equipos y otros son clave. La selección ha tenido un cambio, en gestión, con un entrenador más joven que quizás tiene otra manera de expresarse con los más jóvenes. No sé si en otro momento ha coincidido que todos sus jugadores fueran tan importantes en sus clubes. No quiere decir que juguemos mejor, pero sí que podamos marcar más las diferencias con futbolistas que están preparados mental y físicamente.
¿Hay mucho cambio de Rusia a Catar, entonces?
Hay una base, pero hay características diferentes y cambios. Ya se ha visto en el último periodo. Casi siempre pasa con el cambio de entrenadores, se aplican formas diferentes de llevar un grupo.
¿Hacia dónde va este fútbol?
Se está perdiendo la picardía con toda la tecnología, las redes sociales… Estamos formando jugadores de fútbol que tienen que cumplir más con un perfil de Play Station. He escuchado a compañeros que no saben si el fútbol les gusta. Quizás les gusta más el salir en Instagram, jugar a videojuegos…
¿Es usted un 'rara avis' en el fútbol?
Quizás sí, puede ser. Son cosas que las dejo a los demás. Yo tengo mi forma de vivir y el fútbol es una forma de vida, no es una cosa aparte. En Manchester, hubo situaciones en las que hablaba de que el fútbol, en un momento de mi carrera, empecé a tomarlo como una escuela, donde tenemos que estar abiertos a aprender de los entrenadores, compañeros… Si no, terminas tu carrera vacía. Acabas con dinero y posibilidades, pero si no utilizas el fútbol para aprender lo que es la vida, no sirve. Tengo las ideas bastante claras, no tengo el librito de la felicidad, pero esta es la manera en la que yo creo que debe ser mi forma de vida. Nunca me excedí en mis logros, me equivoco porque soy un ser humano.
¿Eso ha sido siempre así o hubo un clic en su vida para tomar esa conciencia?
Creo que es una cuestión de encontrarte con experiencias muy opuestas. Tuvimos que renunciar a muchas cosas para lograr un deseo. Empiezas a darte cuenta de que para lograr cosas hemos tenido que renunciar a muchas otras. Cuando fui pequeño tuve muchas que me hacían feliz. No era lo que sos ahora, pero eras feliz. Ahora tienes muchas posibilidades, pero renunciaste a lo que te daba la felicidad. Eso que has logrado no es la felicidad. Fue una demostración de que te puedes proponer cosas, pero nada me quita mis ideas de saber qué es lo que me hace feliz: mis raíces, amigos, mi tierra, costumbres, mi familia… Y eso lo mantengo. Nunca me han atraído cosas de ciertos personajes. Cuando por ejemplo publico una foto, lo hago con el deseo de comunicar un sentimiento, algo que me tocó mejor, un mensaje mío que deje algo, no algo superficial. Me he tomado mis aviones privados, me he dado lujos con los que disfruto, sí, pero en el momento eso no me va a hacer más feliz. Quizás suena hipócrita que yo hable de esto.
Sí, pero porque usted tiene una gran cuenta bancaria…
De acuerdo, pero también no tuve nada y fui feliz. La peleé, nunca pasé hambre, mi familia siempre tuvo lo necesario para educarme, siempre me ayudaron con lo que podían y con lo que tuve, fui feliz. Hoy día todos quieren más y más.
¿Con quién puede mantener charlas así entre compañeros?
Es muy difícil. No busco hablar con nadie para enseñar algo, simplemente comparto una experiencia. Los amigos, cuando están contigo, es para hablar de nuestros hobbies. Cuando estamos allí abajo queremos hablar con amigos, psicólogos… Pero estamos equivocados. Siempre hay que hablar con el otro.
¿Acude al psicólogo?
He hecho terapia muchos años. Crecimos en una generación con esos padres que te dicen que no hay que llorar, que no puedes aflojar ni expresar las emociones. Como si no pudieras mostrar debilidad, así que te crías con una coraza que te hace pensar que eres más fuerte que todos. Hay gente muy capaz, pero al final terminan cayendo. No eres un superhéroe, el que puede con todo, ayudas a la familia, marca cada domingo… Pero a veces no nos escuchamos a nosotros mismos. ¿Por qué me pasa esto? Para eso hay personas profesionales. Mi teoría es que todos necesitamos de todos, la vida es una rueda. Es una mentira eso de luchar por ser siempre el mejor. Siempre habrá alguien por encima de ti, que tiene o sabe más que tú, es más lindo que tú, etc.
Teniendo en cuenta la importancia del aspecto mental y emocional en el fútbol, llama la atención que todavía exista el prejuicio de ir al psicólogo…
En las redes sociales es como que vales si pareces ser o según lo que tienes. Por eso cada vez se necesita más. Y no se pelea por mejorar y crecer. Perdimos mucho tiempo por cosas que no importan. El fútbol cada vez es más mediático e influyente en la vida de los otros. Pero la salud mental es fundamental y en el fútbol falta.
¿Cuándo inició la terapia psicológica?
La primera vez que fui fue tras la remontada del Barça al PSG. Me afectó bastante y hay cosas que te sobrecargan. En cinco minutos cambió todo lo que veníamos haciendo. Es un golpe tan grande, que no puedes controlar y que, aunque es fútbol, te toca otras partes de tu persona, con síntomas de ansiedad, sudores fríos, me mareaba durmiéndome y ya tenía miedo de dormirme… Me preguntaba: '¿Tengo un problema en la cabeza?'. Fui al médico del PSG, al que amo, y me dijo: "Lo que te está pasando, le está pasando a muchas personas en distintos ámbitos". Me di cuenta de que no era un superhéroe.
Batman también se cae.
Exacto, y no pasa nada.