Carlos Xavier: "No olvidaré una eliminatoria contra el Madrid. Perdimos 4-0 en el Bernabéu, en Atotxa ganábamos 4-1… y me pitó falta"
El ex de la Real Sociedad recibe en su casa de San Pedro de Estoril a Relevo para hablar de su paso por la entidad blanquiazul, un club que le cambió la vida.
Un 27 de abril de 1992, Carlos Xavier estuvo a punto de provocar que Atotxa se derrumbase. Marcó un golazo al Real Madrid en la portería del mercado de frutas, que empataba el partido a dos, y salió corriendo, sin camiseta, perseguido por su compañeros… y por John Toshack, que saltó del banquillo para abrazar a su jugador dentro del terreno de juego.
Han pasado casi 30 años desde que se marchó de la Real Sociedad, pero el recuerdo de su clase y sus goles aún perdura en la mente de los aficionados que pudieron verle en directo. El luso destilaba calidad a raudales y no tardó en convertirse en un donostiarra más en los tres años que vistió de txuri urdin.
Este pasado martes acudió al Estadio Da Luz a ver a su querida Real, sobre la que se deshace en elogios. Allí tuvo la oportunidad de coincidir con uno de sus grandes amigos de su etapa en la Real como es Bixio Górriz. Todavía se emociona cuando echa la vista atrás y recuerda sus vivencias como blanquiazul.
¿Qué supuso la Real en la vida de Carlos Xavier?
Todo. Viví una historia muy bonita con la Real. Solo estuve tres años, pero me marcó mucho, no solo mi vida deportiva, sino también la personal. Quizá tengo más amigos de mi época en la Real que en la del Sporting y aquí estuve 14 años. Son recuerdos que guardo con mucho cariño. Me marcó. Fui con mi mujer y con mi hijo que, por aquel entonces, tenía tres meses. Me recibieron muy bien y durante tres años me sentí como en casa. He conocido muchos lugares, pero San Sebastián es especial. Yo llegué allí y no pude jugar hasta la jornada siete por una lesión, pero sentí el cariño y el apoyo de todos.
"Viví una historia muy bonita con la Real. Solo estuve tres años pero me marcó mucho, no solo mi vida deportiva sino también la personal"
Exfutbolista de la Real SociedadComo bien has dicho, solo estuviste tres años, pero son muchos los aficionados que piensan que eres uno de los mejores jugadores extranjeros que ha vestido la camiseta de la Real. ¿Qué opinas?
Es algo que me produce mucha alegría. Siento también que dejé mi sello. Yo, cuando llegué a Donostia, Toshack me preguntó: '¿Dónde quieres jugar y qué número quieres tener?'. Eso te da una fuerza extra. Le dije que me gustaba jugar de organizador, que, con la calidad que tenía, iba a ser más fácil. Si tenía que hacer el trabajo de Oceano, que peleaba mucho, cuando el balón llegara a mis pies iba a estar muerto. Nos complementábamos muy bien. El equipo me ayudó mucho para hacer mi juego. Teníamos muchos jugadores de calidad y los que dieron el salto del Sanse luego hicieron una carrera importante.
Inolvidables tus goles…
Sí. No era de marcar muchos, era más de dar asistencias, pero me acuerdo que marqué 12 goles con la Real y 11 fueron desde fuera del área. Tenía facilidad de disparo, sin olvidarnos, claro está, del factor suerte.
¿Te acuerdas del golazo que le marcaste al Real Madrid?
Sí, claro, pero me gustó también mucho uno que le marqué al Valencia. Ganamos 1-2 y el balón se coló por la escuadra. También el de Kodro ese día fue un golazo. Si no le pegas, no haces gol. Lo intentaba mucho.
¿Cómo pudo encajar un jugador tan talentoso como Carlos Xavier en un equipo rocoso como la Real?
Encajamos muy bien. En una conversación reciente con Górriz, recordábamos cómo fue mi llegada. Toshack me conocía del Sporting y sabía lo que podía aportar. En la Real teníamos una mezcla de veteranía con futbolistas como Gajate, Larrañaga, Bixio, Biurrun, con la juventud de los que estaban empezando como Bittor Alkiza, que tenía mucha calidad. No me olvido de los Guruzeta, Iñaki Alaba, Andoni Imaz, Aranzabal… Formamos un gran bloque.
¿Cómo era tu relación con el galés? Te trajo a Donostia, pero también protagonizaron algún desencuentro que otro, como cuando te cambió a la media hora de haberse iniciado el partido de UEFA ante el Guimaraes…
Hombre, a nadie le gusta que le cambien cuando solo se llevan disputados 30 minutos y jugábamos en mi casa. Sigo manteniendo el contacto con él, porque a mí me trató muy bien, pero tenía mucho genio y yo también; eso hacía que chocáramos los dos. Era una relación de amor y odio, pero tengo una consideración hacia él muy grande. Fue él el que me dio la oportunidad de jugar en la Real. Me gustaba su manera de trabajar. A mí no me gustaban los entrenadores que gastaban mucho tiempo poniendo vídeos. Él nos explicaba lo que teníamos que hacer en cada partido, pero no nos hacía falta ver ni muchos vídeos ni muchos partidos. Sus entrenamientos eran cortos, pero fuertes, intensos, con mucho balón. Yo estuve con entrenadores que durante las dos primeras semanas de pretemporada no nos enseñaban el balón. Era algo de locos.
"Toshack tenía mucho genio y yo también y eso hacía que chocáramos. Era una relación de amor y odio, pero le tengo una gran consideración"
Exfutbolista de la Real Sociedad¿Te hubiera gustado seguir más tiempo en la Real?
Sí. Cuando un jugador sale de su casa, que la mía era el Sporting, y emprendes una aventura y te sale bien, lo que quieres es regresar a tu casa, pero yo me equivoqué. La gente que estaba en el Sporting en ese momento, el entrenador y el director deportivo, no se portaron nada bien. Yo tenía dos años de contrato, pero al terminar el primero, se reunieron conmigo y me dijeron que el entrenador que venía no me quería, que no contaba conmigo. Ahora pienso que si me hubiera quedado en Donostia, seguramente seguiría allí todavía, viviendo. Sé que la gente es distinta, te aprecian, te dan buenas oportunidades de trabajo.
¿Cómo se sentía un extranjero en aquella Real cuando hasta hacía muy poco solo jugaban jugadores de casa?
No fue difícil. Cuando Toshack llegó por primera vez a San Sebastián, quería llevarme a mí y a Oceano, pero la Real no aceptaba extranjeros. Luego se fue al Real Madrid y cuando volvió a Donostia, ya estaban los tres ingleses. Los echó fuera y nos trajo a nosotros dos, a Oceano y a mí, y a Meho Kodro. Yo sabía qué equipo era la Real, había jugado contra ellos, y además sabía que había ganado la Liga a principios de los 80. Con el Sporting jugamos una eliminatoria europea contra el Athletic y conocí el ambiente. Cuando llegué a Donostia fue difícil porque no conocía a nadie. La lengua era distinta, pero nosotros entendíamos mejor el español que los españoles el portugués. Fue una adaptación muy rápida gracias a los compañeros. Uno de mis mejores amigos en los primeros años en la Real ahora forma parte de la directiva, Mikel Ubarretxena y seguimos teniendo mucha relación. Me ayudó mucho, iba a comer todos los días a su restaurante. Luego fuimos conociendo a los jugadores, a sus parejas y fueron tres años que no olvidaremos nunca.
¿Recuerdas tu primer día en Zubieta?
La primera imagen que tengo fue de un entrenamiento en Atotxa. Fue el día de nuestra presentación, la de Oceano y la mía. Era pretemporada. Llegué allí y vi un estadio muy viejo, con vestuarios muy pequeños. Era la realidad. Pero Atotxa fue el campo en el que mejor me sentí jugando. Me gustaba mucho que la gente estuviera tan cerca del campo. Yo jugué un año en Anoeta y no era lo mismo. Fue una pretemporada muy bien hecha, pero tuve la mala suerte de que me lesioné en el partido contra el Pumas. Estuve tres meses sin jugar. Ese año empezamos muy mal la Liga y llegamos a la UEFA.
Para la gente que no lo conoció, ¿qué significaba Atotxa?
Era un campo mítico. Ya había jugado ahí en un partido de la Copa de Europa y el recuerdo no era el mejor. Pitaron una falta de nuestro portero dentro del área por unos pasos. Ahora ya no hay pasos. Nos tuvimos que volver a casa, pero recuerdo el ambiente. Cuando jugaba ahí, me sentía como en casa.
Hablas de la Real como si no hubiera pasado el tiempo…
Me emociona. Mi hijo mayor vivió sus primeros tres años de vida en Donostia. Fue a la ikastola. Por la mañana hablaba castellano, por la tarde euskera y cuando llegaba a casa, nosotros no le entendíamos nada. Él es un forofo de la Real. Su hijo, que ha nacido hace poco, es socio de la Real. Ha pasado el tiempo, pero yo sigo recibiendo muchas muestras de cariño desde allí, con mensajes y fotos y todo lo que me llega se lo enseño. Él tiene la sensación de que su padre fue muy bien tratado en Donostia. Cuando mi hijo cumplió 21 años yo ya me había retirado del fútbol. Fuimos a ver un partido al Santiago Bernabéu, un Real Madrid-Real Sociedad. Xabi Prieto le regaló una camiseta. Yo ya había quedado con Cristiano Ronaldo para que le regalara otra, pero él no lo sabía. Bajamos a una zona del campo y según se acercaba Cristiano a nosotros, cada vez se ponía más nervioso. Hasta que CR7 le dio la camiseta y se quedó de piedra. Pero a él le gusta mucho la Real. Cuando se celebró el centenario, que estuvimos todos ahí, sintió un ambiente muy positivo.
¿La Real te cambió la vida?
Sí, mucho. Hoy no hace falta ser un gran jugador para ganar dinero. Todo ha cambiado mucho. En ese tiempo tenías que jugar bien para ganar bien. Eso fue bueno para mí. Estaba pasando una época difícil en el Sporting. Estaban viniendo muchos jugadores de fuera y los de la cantera jugaban menos. Yo lo hacía casi siempre, pero… Pensé que a los 29 años era una edad buena para salir y lo hice.
¿Cuál es el recuerdo que nunca olvidarás?
El gol ante el Real Madrid y todo lo que sucedió después. Me acuerdo del primer día de Tenerife. Tenerife, para mí, es también especial, no por el partido en sí, sino por ese sentimiento de ponerme por primera vez la camiseta de la Real. Pero hay un partido del que no me olvido nunca. De Copa. En Madrid perdimos 4-0. En Atotxa íbamos ganando 4-1. Le hicieron una falta a Carlos Martínez, el balón me llegó y golpeé con la zurda y marqué. El árbitro pitó falta a nuestro favor, beneficiando al infractor. Si hubiera dado gol, hubiéramos ido a la prórroga. Después del partido, la ovación fue increíble. Tengo muchos recuerdos. Y, por supuesto, los derbis. Estabas jugando, levantabas la cabeza y veías a uno vestido de rojo y blanco, a otro de txuri urdin… todos juntos. Aquí, y en muchos sitios, eso es imposible. Allí hay mucho respeto.
"Hay un partido que no se me olvidará nunca. Era de Copa. Perdimos en Madrid 4-0 y en Atotxa íbamos 4-1 y me anularon un gol que nos llevaba a la prórroga. Después del partido la ovación fue increíble"
Exfutbolista de la Real Sociedad¿El mejor compañero?
Puede sonar muy mal por mi parte, pero tengo cinco amigos para toda la vida: Iñaki Alaba, Bixio Górriz, Jokin Uria, Bittor Alkiza y Guruzeta. Seguimos hablando mucho. También me acuerdo de Txema Lumbreras, una gran persona y un gran amigo, de Imanol. ¿Quién iba a pensar que Imanol iba a ser entrenador y qué pedazo de entrenador? Era muy callado, muy tímido, no hablaba casi nada, pero cuando terminó su carrera, empezó a formarse y a trabajar con chavales y ha tenido una progresión muy buena. La Real hace un juego muy práctico, muy bonito, muy ofensivo, con mucha calidad. Se ha descubierto un gran entrenador.
¿Te gusta esta Real?
Mucho. Es un equipo en el que más de la mitad de los jugadores son zurdos. Y estos normalmente son de mayor calidad que los diestros. Es un juego muy bonito de ver, muy ofensivo, que no tiene miedo a arriesgar, juega para ganar y eso me gusta mucho.
¿Tendría sitio Carlos Xavier en esta Real?
No lo sé. Son épocas diferentes. Me gustaría jugar toda la vida. Esta manera de jugar me gusta mucho, porque los jugadores están en contacto con el balón y era lo que me gustaba.
¿Quién era el mejor jugador de aquella Real?
Teníamos muy buenos jugadores. Bittor Alkiza, que estaba empezando. Estaba Meho Kodro. Txema Lumbreras tenía mucha calidad y mucha técnica. Había muchos. Larrañaga, Bixio… Jugadores fantásticos. Andoni Imaz tenía mucha calidad en el centro del campo. Luis Pérez, Cuyami, Idiakez… Creo que nosotros les ayudamos mucho a ir creciendo.
Hoy en día no existe un grado de pertenencia tan grande a un equipo por parte de un jugador extranjero como el que estás mostrando por la Real. ¿Estás de acuerdo?
Puede ser. Hoy en día hay equipos formados casi en su amplia mayoría por más jugadores extranjeros que nacionales. No hay esa mística que en la Real sí existía, y también ahora. En mi época eran todos de casa menos nosotros tres. Hoy en día eso no existe. Antes era el cumpleaños de un compañero e íbamos todos juntos a celebrarlo al Dana Ona. Ahí se hizo un grupo fantástico. Ahora, desde mi punto de vista, eso es complicado. Y en Zubieta ahora desayunan y comen todos juntos. Eso es hacer equipo.
Carlos Xavier colgó las botas en 1996. ¿Un futbolista lo es para toda la vida? ¿Echas de menos el fútbol?
Ahora no tanto. Sigo jugando con los amigos los sábados por la mañana, pero cuando no, juego al golf. Aprendí a jugar a los 40 años y estoy viciado. Es muy bueno para la cabeza, pero, cuando puedo, sigo jugando a fútbol con los amigos.
¿Qué es lo que tiene el golf que engancha a todo el mundo?
Es un deporte de mucha concentración. Eres tú y el campo. Cuando vas a jugar, por ejemplo, con amigos, no juegas tanto contra ellos, lo haces contra el campo. El golf tiene una gran particularidad, que es un juego muy de cabeza. Si fallas en algún movimiento, la bola ya no va dónde tu quieres que vaya. Te ayuda a concentrarte. Es un juego en el que tienes que practicar mucho. Yo lo hago. Ahora igual ya no tanto, pero cuando empecé jugaba por la mañana, comía y seguía por la tarde. En mi época de futbolista yo no veía mucho golf, pero me acuerdo perfectamente cuando Olazabal ganó el Master de Augusta y se puso la chaqueta verde. En un partido nuestro en Anoeta él hizo el saque de honor. A partir de ahí me interesé un poco más. También me acuerdo que estando con mi mujer en Miami fue cuando apareció Tiger Woods, un fenómeno. Yo me quedaba viendo golf y mi mujer se enfadaba conmigo. Le decía: 'salgo en cinco minutos' y estaba una hora, dos, tres viendo golf. Creo que viendo golf aprendes mucho. Ves lo que ellos hacen e intentas hacerlo tú. Ahora está Jon Rahm que es una pasada. Es muy fuerte mentalmente. Los mejores del golf lo son por su privilegiada cabeza. La diferencia entre los grandes futbolistas está aquí (señalándose la frente). Muchos tienen cualidades para ser grandes futbolistas, pero sin cabeza es imposible.
Me han dicho que eres un excelente cocinero…
Me gusta mucho la cocina. Hace mucho que cocino, desde que me fui a vivir solo. Cuando iba a entrenar a Zubieta ponía a grabar el programa de Carlos Arguiñano. Volvía del entrenamiento y lo ponía. Aprendí mucho. He estado en Tenerife y allí estuvimos en un restaurante que tiene Martín Berasategui. Nos invitó y comí como en mi vida. La calidad, la presentación… Eso me encanta. Cuando vamos a cenar a casa de un amigo soy yo el que cocino para todos. Me gusta hacer de todo, pero mi plato estrella es bacalao con broa y grelos. Durante la pandemia creé un grupo de amigos, hacía la comida y la vendía. Muchas veces me encargan. Pero tengo que decir que como la txuleta pocas cosas. En Donostia se come bien en todos los sitios.