Cariño, una 'familia' y mucha terapia: Mihailo Ristic ve la luz al final del túnel en el Celta
El serbio vuelve a sentirse futbolista después de varios meses en los que ha sufrido varias lesiones.
Un gol en el tramo final de un partido, una parada en un penalti en contra, un robo que salva algún punto, una asistencia... Son muchos los momentos que se suceden en un partido de fútbol y que provocan la satisfacción de jugadores y aficionados. Pero en el fútbol también hay otra cara, una bastante más amarga y que no siempre sale a la luz. Esa es la que le ha tocado vivir en los últimos meses al futbolista serbio del Celta, Mihailo Ristic.
El lateral balcánico llegó a Vigo el último día del mercado de fichajes de 2023. Lo hizo en una operación algo extraña en la que estaba metido el que por entonces era director deportivo del Celta, Luis Campos. El portugués, que también trabajaba y trabaja en ese mismo puesto en el PSG, llevó al Benfica desde París a Juan Bernat, lo que permitió que el conjunto luso accediese a traspasar a Ristic al Celta.
En sus primeros meses en Vigo alternó titularidades con suplencias. Competía por un puesto con Manu Sánchez y ninguno era indiscutible para Rafa Benítez. Una lesión de rodilla le alejó de los terrenos de juego mes y medio allá por octubre del año pasado. Fue la primera de una serie de desgracias en forma de lesión. En febrero, cuando encadenaba varios encuentros en el once, sufrió una lesión muscular que le tuvo de baja dos meses. Poco o nada pudo ayudar al Celta en el tramo final de temporada.
Este verano llegaba con energías renovadas. Su buen juego de balón y el hecho de ser zurdo le abrían muchas opciones en los planes de Claudio Giráldez. El técnico de O Porriño lo puso de titular en el primer partido de pretemporada y a los pocos minutos, el serbio pidió el cambio por lesión de tobillo. El curso empezaba igual que había terminado el anterior, con su nombre en el parte médico.
Ristic se recuperó a las pocas semanas y acabó la pretemporada en plena forma. Y Giráldez volvió a confiar en él en la primera jornada ante el Alavés. Iba a ser titular por delante de Mingueza, lo que era una sorpresa para muchos aficionados. Pero no pudo serlo porque notó unas molestias en el gemelo durante el calentamiento y finalmente fue baja. El club anunció que no sería gran cosa, pero su ausencia se extendió dos meses.
Y ahí el serbio se apagó. Frustrado por no poder sentirse futbolista y hundido por caer una y otra vez en el infortunio de las lesiones, Ristic paso por una muy mala época. Pero fue ahí donde emergió la 'familia' que es el Celta y, sobre todo, el vestuario del primer equipo. Lejos de dejarle caer, lo sostuvieron y lo impulsaron. El resto de jugadores se volcaron con su compañero, que poco a poco fue animándose pese a no poder ejercitarse al mismo ritmo que ellos.
El cariño recibido fue esencial en esos primeros días tras la lesión, pero quedaba mucho trabajo por delante. De una forma u otra, el lateral serbio también recibió ayuda psicológica para entender qué le estaba pasando y, sobre todo, salir de ese mal momento. Y lo hizo. El otro día fue titular en el partido de Copa y con la de hoy encadena tres convocatorias seguidas en Liga. Por suerte, Ristic vuelve a sonreír. "Mi deseo es poder ayudaros más en el campo", expuso ante sus compañeros el pasado jueves, cuando todos juntos celebraron su cumpleaños. Está en camino.