La otra cara de Soto Grado en el Clásico: "Ferran, estábamos tranquilos hasta que has entrado"
El colegiado se mostró especialmente dialogante con los jugadores y cortó de lleno cualquier atisbo de tangana.

Seis minutos y 39 segundos de audio dan para mucho. Lo más probable es que el relato mediático se centre exclusivamente en la conversación que Sánchez Martínez y Soto Grado mantuvieron para dictaminar si el remate de Lamine Yamal había entrado, o no, completamente en la portería de Lunin. Sin embargo, la difusión pública de los audios del colegiado da para mucho más y ayuda realmente a comprender la difícil labor que tiene un árbitro a la hora de afrontar un partido de este calibre. De hecho, desde el Comité Técnico de Árbitros no solo designan en función de aciertos o errores, sino también por la capacidad que tenga un colegiado de gestionar el lado emocional del juego.
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— RFEF (@rfef) April 22, 2024
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Por ello, conviene pararse a analizar varias acciones detalladamente con el diálogo de Soto Grado y los futbolistas de por medio. En esta ocasión, el árbitro de a pie de campo quiso adoptar un rol protagonista y anticiparse a los jugadores antes de que estos se descontrolaran. El mejor ejemplo de ello ya se puede apreciar en una acción normal, que no generó ruido alguno entre el aficionado. Fue en una falta sobre Lucas Vázquez en la frontal del área, que Raphinha fue a protestar.
Soto Grado, lejos de esquivar el diálogo o ser tajante, incluso pregunta al brasileño su parecer para entablar un diálogo de confianza que facilite a un jugador no perder los nervios a posteriori: "Falta seguro, no hay duda, Raphinha, es falta muy clara. ¿Qué me ibas a decir? La anterior yo creo que toca balón". También charló con Cancelo, al que, como al resto, se dirigió por el nombre y con un tono sereno: "No, esta es clara, Joao, es clara".
Como en cualquier partido de esta magnitud, hay momentos de tranquilidad y otros más agitados. Uno de ellos fue el penalti de Cubarsí sobre Lucas, donde Soto Grado apostó por solo hablar con Araujo y mandar lejos de su posición al resto de futbolistas. Algo que, por otra parte, es natural para respetar los tiempos del VAR sin montar un alboroto a pie de césped.
La 'lección' a Lamine Yamal
Una entrada de Camavinga a Lamine Yamal fue entendida por muchos como motivo suficiente para sancionar con cartulina roja por último hombre. Soto Grado tenía claro que no, probablemente influido por la posición escorada y la cercanía de Fede Valverde. Sin embargo, entendió que la acción y lo hasta entonces sucedido en el encuentro era suficiente como para aleccionar al joven jugador blaugrana.
"Yamine, la que es falta te la pito, pero no vayas tan fácil ahí. Cuando sea penalti te lo pito, pero no vayas fácil", se dirigió a él. Curiosamente, en ese momento se confundió a la hora de dirigirse al jugador y le llamó "Yamine", en vez de Lamine. El joven talento se disculpó. Se sobreentiende, pues, que a lo que se refería Soto Grado es que no aprovechase cada situación para irse al suelo.
Un aviso a Ferran y la paz con Rudiger
El tramo final del partido suele ser espacio para la tensión entre jugadores cansados, afectados por el contexto del encuentro... Un Clásico no iba a ser menos. Pero Soto Grado tenía claro hasta donde podía llegar la situación. Ferran Torres y Rudiger se engancharon. El del Barcelona dijo algo al alemán, que se detuvo y se fue a encarar con él. Chocaron y soltaron un par de gritos el uno contra el otro.
La situación, por supuesto, quiso ser abordada por Soto Grado, que puso paz y le dejó claras las cosas a ambos: "Eh, Ferran, no quiero tonterías. Rudiger, no te alteres. No os alteréis. Ferran, no, eh, estábamos tranquilos hasta que has salido tú". Unos minutos después, algo similar resultó con Koundé y Vinicius, a los que amonestó a voz de grito: Pa ti y pa ti". Mientras pidió calma: "Me tranquilizáis, me tranquilizáis todos. Relax, relax".
Y no tuvo especial paciencia cuando Pedri le hizo saber su percepción de que solo señalaba faltas hacia un lado: "Tengo la manía de pitar las que son (faltas). Hazme caso que no lo hago con vosotros tampoco, me da bastante igual". Fue la gestión emocional de Soto Grado en un Clásico de alto voltaje.