Cuando en el campo del Barça ondearon esvásticas gigantes y el director de un periódico fue seleccionador nacional
José L. Lasplazas fue una de las figuras más importantes del fútbol catalán y español durante el siglo XX.
Hubo una época en la que en la vida pública de la ciudad condal, en actos sociales y culturales, no era nada raro ver esvásticas y saludos nazis. Sucedió durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), después de que finalizara la Guerra Civil en España, y el franquismo, que quería verse reflejado en la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini, tomara el poder en el país. Se la conoce como la Barcelona del 'Heil, Hitler' y está perfectamente documentada por Mireia Capdevila y Francesc Vilanova en el libro Nazis a Barcelona: l'esplendor feixista de postguerra. En su día, también se realizó en el castillo de Montjuïc una exposición sobre aquella oscura época.
Durante ese tiempo, Heinrich Himmler, el jefe de las SS, visitó la Moreneta de Montserrat; en la capital catalana se celebró el cumpleaños de Adolf Hitler y varios espacios simbólicos del municipio, como la Universitat de Barcelona, el Parlament o el Palau de la Música, fueron 'engalanados' con banderas gigantes del Tercer Reich, las que llevan en medio la esvástica de la Alemania nazi. Tampoco se salvó el estadio del Barça, que entonces todavía no jugaba en el Camp Nou, sino en el Camp de les Corts.
El domingo 12 de enero de 1941, se disputó en el estadio barcelonista el primer partido de la selección nacional catalana tras la guerra, por lo tanto, bajo el franquismo. Para ese encuentro al combinado regional se le renombró como selección de Barcelona -a finales de los 40 también se cambiaron las denominaciones de los clubes de fútbol españoles que tuvieran vocablos extranjeros, fueran internacionales o de lenguas como el catalán o el vasco- y su rival fue la selección de Stuttgart, que tardó dos días en llegar en tren desde la ciudad de la Mercedes.
La bandera nazi onejant al camp de les Corts. Partit entre una selecció de la ciutat de Barcelona i Stuttgart.
— El Boig de Can Fanga (@BoigBCN) November 16, 2023
Barcelona 1941.
He adquirit les imatges per una pastarrufa en un arxiu dels EEUU. Inèdites? Havia vist fotos de la presència nazi a Barcelona, mai imatges en moviment. pic.twitter.com/sYpVXZl8JM
En la Barcelona nazi les recibieron con todos los honores y en el campo del Barça se colgaron banderas gigantes españolas y del Tercer Reich, en una imagen tan histórica como chocante. Antes del encuentro, sonaron ambos himnos y los futbolistas de los dos combinados hicieron el tradicional saludo fascista con el brazo levantado. Pues bien, en aquel contexto debutó como seleccionador catalán -o barcelonés- el periodista José L. Lasplazas, una de las figuras más importantes del fútbol nacional del siglo XX.
Del campo a la redacción
El gironí José L. Laplazas Pujolar (Llers, 1897), originario de un pequeño municipio del Alt Empordà, fue un hombre polifacético que dedicó su vida al deporte, trascendiendo especialmente en el fútbol. Jugó en el Universitari barcelonés, uno de los primeros clubs que se fundaron en Cataluña, donde coincidió con El Divino Ricardo Zamora. También practicó como deportista amateur -el profesionalismo no estaba aceptado en España- atletismo, rugby, salto de trampolín y remo, destacando en esta disciplina, a través de la cual participó en los Juegos Olímpicos de París de 1924 en la prueba de ocho con timonel.
En aquella época, era habitual que los atletas conjugaran distintos deportes. Es el caso del exjugador del Espanyol Ricardo Saprissa, que compitió en hockey hierba y fue olímpico en tenis, también en 1924. Además, creó el club de fútbol más importante de Costa Rica -el CD Saprissa- y llegó a ser seleccionador del país tico. O de Paco Bru, de oficio periodista, practicante de disco y de Jiu Jitsu, que fue fundador y jugador de varios equipos de fútbol en los inicios de este deporte en Barcelona. También fue un afamado árbitro y el primer seleccionador nacional de la historia de España, en 1920.
El caso de Bru guarda ciertos paralelismos con el de José L. Lasplazas. Ambos se formaron como periodistas y, de hecho, tras escribir en La Gaceta Sportiva, Sports y Aire Libre, Lasplazas fichó, el mismo año que fue a los Juegos Olímpicos, por Mundo Deportivo, el periódico deportivo referencial en la época. En 1939, cuando terminó la Guerra Civil, sucedió a Ricard Grau como director del diario, prácticamente al mismo tiempo que fue nombrado seleccionador catalán. Dirigió el diario hasta 1967, cuando se jubiló.
PIONEROS DEL RUGBY QUE FUERON OLÍMPICOS
— Vade-Mécum (@VadeMcum2) November 15, 2021
1/3 José L. Lasplazas compitió en remo en los JJOO de París de 1924, con el Reial Club Marítim de Barcelona. Destacó en varias disciplinas deportivas, como fútbol (Universitari), atletismo y saltos de natación (CNB), además de RUGBY. pic.twitter.com/tfZT1gKfL0
Entre medias, siendo una de las plumas del deporte nacional más influyentes del siglo XX, también escribió en el Diari de Barcelona, fue jefe de deportes de Radio Nacional de España en Barcelona y ganó un premio Ondas, en 1956. Además, presidió la asociación de periodistas deportivos de Barcelona, escribió varios libros y fue uno de los conferenciantes más reputados de la época en Cataluña.
Lasplazas fue seleccionador catalán durante tres décadas, hasta 1971. Casi siempre tenía al lado un entrenador que dirigía en Primera División; el más habitual fue Domènec Balmanya. El último partido de Lasplazas al frente de Cataluña fue ante un combinado del País Vasco en San Mamés en un homenaje póstumo al árbitro Juan Guardeazábal en el cual se recaudaron más de un millón de pesetas para la familia del colegiado, fallecido en 1969.
Un periodista siendo seleccionador nacional
Como en el caso de Paco Bru, José L. Lasplazas también fue seleccionador nacional español. Estuvo en el cargo durante 16 meses, entre junio de 1959 y octubre de 1960, junto a Ramón Gabilondo y José Luis Costa. Este trío no dirigía al combinado nacional, se encargaba de seleccionar a los futbolistas internacionales -ahora lo hace la misma figura- que entrenaron Helenio Herrera, José Villalonga y, en última instancia, Luis Miró, los tres técnicos que pasaron por el banquillo de La Roja durante ese casi año y medio.
En esos 16 meses, la Selección española disputó la primera Eurocopa de la historia, en 1960, siendo favorita para llevarse el título; con Kubala, Di Stéfano, Gento y Luis Suárez en sus filas. Casi nada. España cayó eliminada por una decisión de Francisco Franco, que exigió jugar los cuartos de final -era a ida y vuelta en los dos países- contra la Unión Soviética en territorio neutro al negarse a pisar suelo comunista. Tras recibir una negativa por respuesta, el combinado nacional se retiró del torneo, que ganaría cuatro años más tarde, precisamente en una final contra la URSS en el Santiago Bernabéu. Pero entonces, Lasplazas ya no era seleccionador español.
El decano de los periodistas deportivos españoles, como muchos lo consideraban, colaboró hasta su muerte, en 1975, con Mundo Deportivo. Tras su fallecimiento fue despedido con honores y con las mayores personalidades de la historia del deporte español, caso de Ricardo Zamora, presentes en el multitudinario funeral.
"El acto del sepelio da los restos mortales de don José Luis Plazas y Pujolar fue algo inenarrable que la pluma no es capaz de describir", relataba Mundo Deportivo, atribuyendo la L. de su apellido a Luis. Y es que su nombre real todavía hoy es un misterio. Firmaba como José L. y, siempre se creyó que su nombre real era José Luis -así aparece en la web de la RFEF, sin ir más lejos-, aunque algunos historiadores como Antoni Closa, autor entre otros títulos del libro Història de la selecció catalana: una nació, una selecció, defienden que se trataría de un error y que su verdadero nombre era José Leoncio Lasplazas. Aunque eso solo sus más íntimos lo sabían.