ESPANYOL 2 - RAYO VALLECANO 1

La liberación de Alejo Véliz, el bailarín de folclore argentino que le dio al Espanyol su primer triunfo en Liga: "Me costó un poco dormir"

El santafesino Alejo Véliz es la referencia ofensiva del conjunto perico en su regreso a LaLiga.

Alejo Veliz, nuevo delantero del Espanyol. /RCD ESPANYOL
Alejo Veliz, nuevo delantero del Espanyol. RCD ESPANYOL
Marc Mosull

Marc Mosull

Martin Braithwaite, en Segunda; y Joselu Mato y Raúl de Tomás, en Primera División, fueron los tres máximos goleadores del Espanyol en las últimas temporadas, con más de 15 dianas cada uno. Si echamos la vista más atrás, aparecen los nombres de Borja Iglesias, Gerard Moreno, Felipe Caicedo, Sergio García, Osvaldo, Tamudo o Luis García, todos ellos internacionales e igualmente contrastados. Y es que si por algo se ha caracterizado el conjunto perico en el siglo XXI es por la casta y la capacidad anotadora de sus nueves.

Con la venta de Joselu y la salida de Braithwaite, que se marchó gratis y a sangre fría el pasado 15 de julio, a Fran Garagarza se le presentó un escenario muy complejo: traer a un nueve de garantías que sustituyera al Pichichi perico, teniendo que lidiar con las severas limitaciones económicas que sufre la entidad.

Lo encontró en la figura de Alejo Véliz (2003), un delantero argentino de 20 años que llegó a Barcelona procedente del Tottenham Hotspur. Hace un año, el equipo londinense pagó más de 20 kilos a Rosario Central y, tras un curso con más sombras que luces para él, ahora quiere revalorizar al futbolista. La fórmula elegida, la única que se puede permitir el club catalán, fue una cesión sin opción de compra.

El delantero argentino fue indiscutible para Manolo González desde el primer día, titular en las primeras cuatro jornadas de Liga. De hecho, la confianza que le transmitió el técnico gallego, que charló con el atacante santafesino antes de firmar por el Espanyol, fue clave para que aterrizara en Barcelona.

"El registro que da Véliz no lo teníamos. Permite descargar balones y lanzar a jugadores de banda, permite jugar directo, ayuda a balón parado… Alejo nos da muchos registros", comentó el entrenador blanquiazul en el día del primer gol del santafesino, ante el Rayo Vallecano, que significó el primer triunfo en Primera de Manolo González.

El tanto de Véliz, en el 96', enloqueció al RCDE Stadium y al propio jugador, que se arrancó su camiseta y lo festejó como si fuera el último gol de su vida, pues supuso una liberación para el delantero: "Lo venía buscando, no se me estaba dando. Tenía una espina clavada. El semestre pasado no lo pasé muy bien en lo anímico y esa responsabilidad, ese malestar mío caía en mi familia, en mi novia… Fue un desahogo muy grande porque venía de fallar un gol acá [contra la Real Sociedad] que lo pensé mucho, después de ese partido me costó un poco dormir".

De Bernardo Irigoyen al mundo

 "Llevar el '9' no me genera presión. Es un número muy importante por todo lo que conlleva, pero me siento preparado", dijo en su presentación el atacante santafesino, cuya historia futbolística se forjó en una diminuta localidad de apenas 1.700 habitantes que lleva el nombre de un afamado político argentino: Bernardo Irigoyen.

"Su madre es nativa de aquí, pero la familia estuvo viviendo en Gödeken porque es donde trabajaba el padre -de albañil-. Cuando se mudaron, su primo Ezequiel lo trajo al club y, siendo de 2003, comenzó a jugar con los niños de 2002 por sus grandes condiciones en el juego. Fue en 2010 y él tendría siete u ocho años", desvela Rubén 'Jani' Ramírez, el primer entrenador que tuvo Alejo Véliz en el Club Unión Deportiva y Cultural de Bernardo de Irigoyen, donde desarrolló la mayor parte de su etapa formativa. Actualmente, Jani también es técnico del primer equipo y de la reserva, el filial.

"Más allá de por sus cualidades, ya de chiquito se destacaba por su físico, su potencia y porque tenía mucho gol. Y, por encima de todo, por su remate de cabeza. Dominó la técnica del cabeceo desde bien pequeño, no tuvimos que enseñarle mucho. Además, nunca tuvo miedo de enfrentarse a mayores", explica Ramírez, que lo entrenó en sus tres primeras temporadas en Bernardo Irigoyen y que a menudo lo ponía de defensa, incluso de portero, aunque eso no le terminaba de gustar a la madre del niño: "Como sufríamos en algunos puestos, lo ubicaba ahí para arrancar el juego del equipo con él".

Un campeón nacional en bailes folclóricos

"En nuestro pueblo no hay muchas actividades. Los niños suelen hacer fútbol o voley, y después está el folclore, con algunas disciplinas de baile. Y Alejo, además de con el balón, también se desempeñaba en danzas regionales argentinas, destacándose en el malambo, que requiere mucha habilidad con los pies. Se trata de zapatear", descubre Jani.

Fue en Gödeken, donde con apenas tres años, Véliz comenzó a aficionarse al folclore. Y cuando ya tenía diez, fue campeón nacional de malambo solista representando a Santa Fe en el Festival de Cosquín. Todo un éxito para un niño que a los 16 tuvo que elegir entre el baile o el fútbol. Y se quedó con la pelota, aunque todavía hoy es habitual verle celebrar con un zapateado, como hizo tras alguno de los tres goles que metió con la camiseta albiceleste durante el Mundial Sub 20 de 2023 que le dio a conocer.

Antes de lograrlo, probó fortuna en algunos equipos de superior nivel como Colón de Santa Fe, pero regresó a Unión Deportiva de Bernardo Irigoyen, donde volvió a coincidir con Ramírez, que, pese a ser todavía un adolescente, a menudo lo convocaba para el equipo reserva, hasta que en 16 años se fue a Rosario Central.

El ascenso con el 'Kily' González

"Hizo una primera prueba con Rosario Central y llegó la pandemia. Hubo cambio de dirigencia y tuvo que pasar otra prueba para quedarse. No fue tan fácil el principio, pero empezó a competir, primero, en la quinta división argentina, y después, en el equipo reserva. Entonces, un día marcó tres goles en 22 minutos y el entrenador de Central, que era el Kily González, lo subió al primer equipo. Anotó también muchas dianas con los mayores, rompiéndola en 2022, -es recordado especialmente un doblete suyo contra River en el Monumental- y Mascherano le convocó para disputar el Mundial Sub-20 de Argentina, en 2023. Allí hizo tres goles en cuatro partidos y le fichó el Tottenham. Es una historia soñada", comenta Ramírez sobre el fulgurante camino al éxito de Véliz, el futbolista más reconocido de Bernardo Irigoyen.

En sus 63 participaciones como jugador de Rosario Central, marcó 19 goles, alguno de ellos contra Newell's en el Clásico de Rosario, lo cual le convirtió en ídolo en la parte canalla de la ciudad que vio nacer a Messi. También él sigue muy vinculado a Central y, de hecho, en sus primeras apariciones públicas como perico se le ha visto con una pulsera de goma del club azul y amarillo, al que animó desde la distancia con un mensaje para la televisión en la previa del partido ante la Lepra del pasado sábado 10 de agosto.

"No es un nueve exquisito, pero lo suple con potencia, fuerza y garra. Y tiene muchísimo gol. Es un futbolista de área, grandote -mide 1,86- y luchador, que no da nunca una pelota por perdida; su fuerte es la entrega y la enjundia, choca constantemente contra los marcadores centrales. Es diestro, y, sobre todo, marca las diferencias por arriba", analiza Lucas Vitantonio, periodista deportivo en Diario La Capital de Rosario. Lo confirmó el propio Véliz a su llegada a Barcelona: "Tengo mucha sangre, muy buen juego aéreo y voy a ir a todas las pelotas". Y lo complementa Ramírez: "Además, es humilde y tiene personalidad de líder, lo cual se transmite en la cancha". Desde Rosario también apuntan que antes de poner rumbo al Reino Unido era el mejor cabeceador de toda la liga argentina.

El reemplazo de Harry Kane

La venta de Véliz a los Spurs fue el mayor traspaso de la historia del club canalla, superando al de Lo Celso PSG en 2016 o al de Ángel Di María al Benfica en 2007. El ariete santafesino hace un año aterrizó en Londres para competir con Harry Kane, que terminó fichando por el Bayern, pero apenas dispuso de oportunidades para confirmarse como su sustituto en la Premier, donde jugó 45 minutos repartidos en ocho ratitos. Y pudo meter un gol. Se lesionó y se marchó cedido al Sevilla, allí llegó con problemas físicos y todavía compitió menos: apenas disputó 31 minutos en seis partidos. La irrupción de Isaac Romero no le ayudó. "Este último año no pudo demostrar el futbolista que es. Si tiene oportunidades, podrá hacerlo en el Espanyol", asegura Ramírez, que volvió a verle hace unas semanas.

"Durante estas vacaciones, tras salir del Sevilla, estuvo entrenando en nuestro club, en Unión Deportiva. Contrató a un preparador físico de Buenos Aires que se hospedó ese mes en el pueblo y todas las mañanas se ejercitaba en nuestra cancha. La gente lo iba a ver y a saludar porque es una figura en Bernardo Irigoyen, donde siguen viviendo su madre y su hermana más chica", lo cierra Ramírez.

Pocos días después se confirmó su fichaje para el Espanyol. Y ante el Rayo Vallecano anotó su primer gol como blanquiazul, en el 96', para firmar el primer triunfo del Espanyol en Primera División. Y entonces, Alejo Véliz enloqueció y se liberó.