El Girona tumba al Atlético en un partidazo digno de la mejor Premier

Como ante el Athletic en la Catedral. Como ante el Barcelona en Montjuic. Empezar peor siempre es posible, pero el gesto con la cabeza de Simeone de 'no, no, esto no puede ser' explicaba que un equipo como el Atlético de Madrid, que quiere pelear por cosas grandes, no puede salir al terreno de juego viéndolas venir, porque pasa lo que pasa, que el rival (y más un equipo como el Girona) te pinta la cara.

Pero los equipos importantes también reaccionan. Y no se deberían caer más, aunque lo hagan. El Atlético de Madrid fue uno cuando estuvo por detrás y otro cuando el marcador le sonreía. Y aprendió, por eso el final de la primera parte y toda la segunda demostró que es capaz (si quiere) de ir a buscar un partido. Los de Simeone hundieron en su área a los de Míchel y estuvieron a punto de llevarse los tres puntos o el empate, hasta que llegó Iván Martín para demostrar que el Girona está donde está (sí, colíder con los mismos puntos que el Real Madrid y diez por delante de Atleti y Barcelona) por algo, porque es un equipo que además de jugar bien tiene la 'suerte' del campeón.

Para quién si no, para Álvaro Morata. Porque hoy llegó a 12 goles en liga (17 en todas las competiciones) con su primer hat-trick con el Atleti. El delantero, siempre al límite del fuera de juego, está jugando muy suelto esta temporada y eso se nota. Siempre tiene fe, siempre va para adelante, falle o marque, no se conforma. No es el más rápido, no es el más fuerte, no es el más certero, no es el que más calidad tiene, pero la experiencia es un grado importante y eso, en 2024, es un factor muy importante para el máximo goleador del Atlético de Madrid en la temporada. Tras el partido, la cara del delantero era un poema: "Puntos que nos dejamos y ahora a pensar en lo que viene, hay que levantarse como siempre, seguir, seguir y seguir. Es fútbol y hemos perdido, es lo que hay". Meter un hat-trick y perder no es lo normal, es lo que vivió hoy Álvaro Morata.

Cuando un equipo sale a presionar, te cautiva. Aquel Athletic de Bilbao de Bielsa, por poner un ejemplo, te mordía los tobillos. El Girona de Míchel, vaya ganando, empatando o perdiendo, también lo hace (con un poco más de cabeza, eso sí). Está atento a cualquier error por pequeño que sea, como fue el de Koke en la salida de balón del equipo atlético. El capitán de los de Simeone se perfiló mal, algo impropio de él e Iván Martín intuyó para dónde iba a ir. Ahí le mordió los tobillos, robó el balón, disparó y la gran salvada de Oblak no evitó que el rebote le llegase a Savinho, que hoy jugando por la derecha remató a placer para darle el segundo tanto al Girona y volver a poner en ventaja a los de casa en Montilivi.

Marca el rival y reacción del Atlético. Entonces, gol del Atlético de Madrid. Pero vuelve a dar dos pasos atrás. Y llega de nuevo el gol del rival para otra vez buscar la reacción y tener opciones para el empate. Pero no lo consigue y se viene abajo. Pero nuevamente, con el marcador por debajo, los de Simeone volvieron a reaccionar. En el segundo tiempo, todo lo contrario: un Atlético de Madrid con ganas de presionar, robándole el balón al Girona, jugando por izquierda con Riquelme y por derecha con Molina-Llorente, con un De Paul que está dispuesto a comandar y con un Morata en estado de gracia. Incluso sin las apariciones de Griezmann, este Atlético de Madrid, el del segundo tiempo, sí demostró que puede optar a grandes cosas. Aunque termine perdiendo como hoy.

Si el Atlético de Madrid sigue creciendo es porque lo hace al son de Rodrigo de Paul. El campeón del mundo se ha erigido como líder de este equipo de Simeone en los últimos partidos y ya no apela solamente a su fuerza o su compromiso con el equipo, si no también que lo hace desde el juego. Las dos conducciones para romper líneas que terminaron en asistencias a Álvaro Morata para que el español marque el segundo y tercer gol son de jugador importante, jugador que te gana partidos. Cada partido que pasa es un día más que el argentino se gana el reconocimiento de los aficionados pero también de sus compañeros.

¿Hace justicia el gol de Iván Martín en el descuento a lo que sucedió en el partido? Seguramente no. Lo más justo hubiera sido el empate por todo lo que pasó en el encuentro. Pero da igual, porque el fútbol no es para nada justo normalmente, el fútbol se mueve por emociones, por situaciones concretas, por errores. Porque el fútbol es un deporte de errores. El gol del futbolista del Girona llegó en una jugada aislada que igual que se podía ir a saque de banda, terminó en la escuadra de Oblak. "Es fútbol y hemos perdido, es lo que hay", dijo Morata. Y tiene toda la razón del mundo. Este deporte es el más bonito del mundo por partidos como este y por equipos como el Girona.