FC BARCELONA 1 - ATLÉTICO DE MADRID 0

El Barça le debe una rosa a Ter Stegen

El Barcelona volvió a ganar por la mínima el día en el que regresaron De Jong y Pedri.

El Barça celebra el 1-0./REUTERS
El Barça celebra el 1-0. REUTERS
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Libros, rosas y fútbol. Qué mejor plan. El amor y la fidelidad del Camp Nou, los universos de la literatura y un balón, que conecta los dos mundos: pasión y magia. Nunca sabe uno qué puede encontrarse al doblar la página de un libro o al entrar en un estadio. "No hay nada que el Arte no pueda expresar", escribió una vez Oscar Wilde. El desparpajo de Raphinha y la iluminación de Griezmann así lo demuestran. El fútbol es una rama del arte que convive con la arquitectura de las pizarras.

El Barça sentenció LaLiga de la forma que el Atleti la ganó en el Camp Nou años atrás. La versión cholista del Barça en defensa es compatible con un fútbol propositivo en ataque. Aunque a este Barcelona también le pone correr. El fuego de Griezmann lo apagó Ferran. El Barça por fin pudo volver a escribir con la pluma de Pedri y De Jong. El Atleti le regaló al Barça por Sant Jordi el libro del unocerismo. Ya se lo sabe de memoria. Bien haría el Barcelona en regalarle a Ter Stegen una rosa: otra portería a cero y ya van diez.

GRIEZMANN

😎 Me reafirmo

Más que un futbolista, Griezmann fue el testigo del derrumbe del Barça. Hay quien tiene la suerte de estar en el momento y el lugar adecuado. Y otros, como Antoine en el Camp Nou, a los que sólo les queda acatar la decisión que tomaron. Se escucharon unos silbidos tímidos a Griezmann al inicio del partido. Y como escribió Miqui Otero en Simón, fue "peor incluso que regalar por ahí un libro que te hubiera dedicado ella". Injusto.

No hay futbolista más en forma en LaLiga que Griezmann. Su carta de presentación en el Camp Nou fue un disparo al travesaño. Con el interior, la caricia y la templanza de quien entrega una rosa. Minutos más tarde Ter Stegen volvió a bajarle la barrera. Y lejos de lamentarse, Griezmann corrió y corrió hacia atrás y terminó recuperando el balón, robando sobre Gavi, en la misma área de Oblak. El taconazo en el segundo tiempo, que también detuvo el meta blaugrana, fue otra obra de arte sin completar, una novela abandonada.

Antoine evidenció que "la muda desesperación" de Thoreau en la que vivía Joao Félix es únicamente una cuestión de actitud. La purpurina, los flashes y el show de un futbolista más prototípico de la NBA y viste como un personaje hollywoodiense no son incompatibles con el barro.

FERRAN TORRES

💯 Mis 'dieses'

"El tenis es ese deporte en el que hablas contigo mismo", escribió Andre Agassi en su autobiografía. Ferran Torres, como Ansu Fati, estuvo preso de una mala racha que le obligó a vagar por un laberinto durante meses. La primera salida la encontró ante Oblak. Decía Xavi que Ferran es el delantero más centrocampista de la plantilla y lo ubicó en el cuadrado.

Se movió bien, algo rutinario en alguien que se desplaza sobre la pizarra de manera académica. Era maestría entre la tiza y demasiado tímido en el verde. En un par de acciones estuvo demasiado lento para materializar. La falta de confianza son pesas que uno arrastra en las botas. Se redimió con un gol que podría marcar el propio Messi.

Esperó a que el defensor hiciera el primer movimiento y mandó el balón por debajo de sus piernas. Oblak, que cayó al suelo lento, como hojas en otoño -"tan despacio como un minutero entre una multitud de segundos", como escribió Lichtenberg-, no pudo hacer nada. Ferran escribió la primera página de su retorno.

CARRASCO Y MOLINA

🚨 Poco se habla de…

Nahuel Molina y Yannick Carrasco son las alas del Atlético de Madrid del Cholo Simeone. Dogmáticos en defensa e irreverentes en ataque, las bandas del conjunto rojiblanco nunca preguntan a la hora de desplegarse. Cimentaron el 5-3-2 -y a momentos 5-4-1- que el Atleti presentaba cerca de Oblak. En el momento de robar, cambiaban rápido de vestimenta.

Cuando el Atleti pudo correr, Carrasco y Molina fueron los primeros en hacerlo. Sin vértigo y sin mirar atrás, se presentaron a la misma altura que Correa y Griezmann. Molina le rascó una amarilla a Marcos Alonso gracias a su zancada, mientras que Carrasco fue el elemento más desequilibrante. Cuando uno centra, el otro se presenta a la zona de remate. Con el permiso de Griezmann, fueron los principales argumentos para llevarse algún punto del Camp Nou.

LEWANDOWSKI

😥 ¡Vaya día!

Ser egoísta es un adjetivo negativo para casi todo el mundo y positivo para los delanteros. Los tantos son el trampolín a la élite y la invitación a quedarse en ella. El egoísmo de Lewandowski mostró la acepción negativa de la palabra cuando, frente a Oblak, decidió disparar en lugar de regalar el gol a Raphinha, que hizo un partido completísimo. El partido de Robert fue ejemplar fuera del área. Dentro de ella, siguió algo efervescente.

Unos minutos antes de la mencionada acción, Lewandowski le había servido el 2-0 a Raphinha. El brasileño se encontró con un cañón que no pudo domar y mandar al fondo de la red, a pesar de que Oblak estaba ya más que vencido. Encontrar huellas significa descubrir, pero también la aceptación de ir por detrás. Son pista pero no solución. Lewandowski, a falta de gol, se quedó a medio camino de su mejor versión. Lo más positivo para el Barcelona es que no vive únicamente de sus goles.

PEDRI Y DE JONG

🤳 Mi fondo de pantalla

El Barça volvió a juntar a su centro del campo tanto tiempo después. La caída y recaída de Pedri y el contratiempo de De Jong dejó a los blaugranas huérfanos de su mejor fútbol. Tras un primer tiempo igualado, fue con la entrada de Pedri cuando el equipo tuvo sus mejores minutos. El equipo se afianzó claramente en campo de Oblak, se sintió cómodo defendiendo cuando tuvo que hacerlo y se acercó peligrosamente al 2-0.

Pedri volvió a jugar un partido en el Camp Nou. REUTERS
Pedri volvió a jugar un partido en el Camp Nou. REUTERS

Xavi mantuvo el 3-4-3 a pesar de que los que dotaban de sentido al esquema no estuvieran presentes. Con la vuelta de Pedri y De Jong, Busquets y Gavi volvieron a sonreír. De Jong y sus acelerones, Pedri y su capacidad de detener el tiempo. En el fondo de pantalla del Barça siempre tendrían que aparecer ellos dos.