ATHLETIC CLUB

Por qué este Athletic sí convence para ir a Europa: 'spoiler', la respuesta está en Lezama

Los jugadores rojiblancos celebran uno de sus cuatros goles al Celta./EFE
Los jugadores rojiblancos celebran uno de sus cuatros goles al Celta. EFE

El Athletic no ha cambiado nada. Me permito esta afirmación -aunque ahora la desarmaremos- para iniciar el texto como extensión del mantra que se repite en Bilbao cada inicio de temporada. En la actual, me incluyo, la primera mirada era aún más pesimista tras la salida de Iñigo Martínez, durante años uno de los mejores jugadores de la plantilla. El único fichaje, además, era un Iñigo Ruiz de Galarreta que llegó a coste cero, 'escondido' entre ruedas de prensa de balance de temporada y con una presentación semanas después de su oficialidad. ¿El Athletic no ha cambiado nada? Parece mentira, pero el equipo parece otro completamente diferente al del año pasado, luciendo orgulloso el mejor arranque liguero desde que las victorias suman tres puntos (1995-96), consolidado en puestos europeos y con un balance goleador superior al del curso 2013-14, última vez que los rojiblancos celebraron una clasificación a la Champions League.

Vamos por partes para intentar entender qué ha pasado. Lo primero es negar la primera afirmación. Sí, han cambiado muchas cosas. Quizá no tanto respecto al curso pasado sobre el papel, pero si comparamos el once tipo con las campañas de Marcelino García Toral, último técnico antes del enésimo regreso de Ernesto Valverde a San Mamés, hay grandes modificaciones. Únicamente Unai Simón, De Marcos, Yuri (apenas ha podido jugar 7 partidos de titular), Iñaki y Sancet siguen estando de forma continuada en las alineaciones. Por el camino han ido apareciendo Dani Vivian, Aitor Paredes, Vesga, Galarreta, Nico Williams o Gorka Guruzeta, hoy titulares todos ellos y secundarios, incluso alguno no era jugador de Primera División, hace dos temporadas.

Es decir, fijándonos en la zona ofensiva, entendiendo esta desde los pivotes hasta el delantero, solo Iñaki y Sancet repiten en los alineaciones tipo. Parece lógico pensar que varios de ellos necesitaban tiempo para encontrar su mejor versión, sobre todo cuando el denominador común es Lezama. Personificado en la gran perla que es Nico Williams, quien ha ido creciendo hasta ser hoy internacional y jugador diferencial, pero también en futbolistas como Galarreta o Guruzeta, que regresaron a casa a coste cero y están siendo vitales. Uno para poder dar un paso más en el juego posicional -el gran crecimiento de este curso- y el otro convertido en un delantero que suma 6 goles, los mismos que hizo en todo el curso pasado, y que tiene una media de casi medio gol por partido superior a cualquier atacante rojiblanco desde que se apagó Aritz Aduriz. Y si a eso le sumas el mejor Iñaki de siempre...

Con ellos, el Athletic ha conseguido sumar 27 goles y, sobre todo, 24 puntos en 13 partidos. Esto último mejora la mencionada temporada 2013-14 en la que finalizaron cuartos y también la pasada campaña, muchas veces recordada para rebajar la euforia actual por el miedo a repetir los males de un Athletic que se cayó pasado el Mundial de Catar. Sin embargo, hay que tener en cuenta los rivales a los que se ha medido el conjunto rojiblanco, como argumentó De Marcos la semana pasada en rueda de prensa para explicar que las sensaciones son mucho mejores que hace ahora 12 meses.

Y no voy a ser yo el que le lleve la contraria a De Marcos. Este Athletic convence, divierte e ilusiona, más allá de los momentos esquizofrénicos de los últimos partidos que han hecho encajar también siete goles en tres jornadas. La realidad es que los del Txingurri han ganado en El Sadar o en La Cerámica, donde no lo consiguieron el curso pasado, además de superar al Betis en San Mamés. Tres rivales que compiten en Europa. No es poca cosa, sobre todo teniendo en cuenta que el curso pasado solo consiguieron sumar de tres en dos de los 18 partidos ante los diez primeros equipos de la tabla.

Si le añades que San Mamés ha pasado de ser un campo en el que ganaba cualquiera -incluido el Elche-, a un fortín en el que solo han salido derrotados en el estreno ante el Real Madrid, es lógico pensar en un equipo más sólido. Más maduro. Con más confianza y variantes, siendo el segundo equipo con más goleadores de la competición (12). Capaz también de remontar marcadores como ante el Betis o el Celta, y que salvo ante los blancos siempre ha marcado ante su público. Y eso no es poca cosa, ya que la temporada pasada los rojiblancos se quedaron secos de goles en Bilbao en diez partidos y cayeron en ocho de ellos.

Quizá las únicas pegas que se podrían poner este curso son la falta de continuidad en las victorias y la fragilidad defensiva, acrecentada en este último tramo de noviembre, y en la que habría que valorar también la importancia de no poder contar con Yeray y Yuri. En cuanto a las dinámicas, no hemos visto aún al Athletic celebrar tres triunfos consecutivos. Lo conseguirían si ganan tras el parón al líder en Montilivi. Y eso ya sí que sería un golpe sobre la mesa para convencer incluso a los más incrédulos. Yo ya estoy convencido desde hace rato, pase lo que pase en Girona.