Arnau Blanco es más que un 'Mourinho' para Flick y pulió a los talentos de La Masia que ahora son estrellas: "Nos tacharon de locos y borrachos"
El integrante del staff de Hansi Flick entrenó a un primer equipo con tan solo 24 años y luego formó en el Barça a la generación de Lamine, Cubarsí y Bernal.
Todo fue muy rápido. Siempre lo fue con Arnau Blanco, ya desde sus inicios como entrenador. Esta temporada tenía el reto de dirigir al Cadete A, uno de los equipos más estimulantes de La Masia. Pero la marcha precipitada de Thiago Alcántara obligó al club a buscarle un sustituto. Se eligió a Arnau, que ya se ha acostumbrado a vivir los partidos del primer equipo con el cuerpo técnico de Hansi Flick con un pinganillo en la oreja, conectado con los analistas. A pesar de que el 'dominio' del inglés fue un punto importante para su promoción, es mucho más que un Mourinho.
Albert Sánchez, con el Barça Atlètic, y Arnau Blanco son dos de los ejemplos de que en La Masia los entrenadores también van escalando. A Arnau, desde dentro, se le define como un hombre de club. "Cuando le pedías subir a un par de jugadores para el juvenil, los cedía sin problema", cuentan. "Es muy buena persona, tiene conocimientos tácticos top y se gana muy rápido al jugador", añaden. Blanco se formó en la Escola del Barça, pero creció en el Atlètic Sant Just, a escasos kilómetros de la Ciutat Esportiva.
Molt agraït de poder fer les pràctiques del curs d'entrenador al Cadet A del @FCBarcelona i d'aportar els meus coneixements. Ens espera una gran temporada!🔵🔴 pic.twitter.com/5cjdP58fGB
— Bojan Krkic (@BoKrkic) October 11, 2023
Algunos años atrás, el alevín del Atlètic acababa de subir a Preferente y le costó el inicio de curso. En diciembre, Carlos Cebrián, el director deportivo y uno de los fundadores del club, fue a buscar a Arnau a la escuela del Barça, donde entrenan y juegan entre ellos decenas de niños, pero no compiten a nivel federado. Carlos no le conocía, pero tenía muy buenas referencias de él y logró convencerle. "Le pegó un revolcón al alevín, nos salvamos jugando muy bien al fútbol", recuerda.
Del alevín al primer equipo del Atlètic con tan solo 24 años
Fue solo el inicio. Al acabar la temporada, le ofrecieron continuar con el alevín y, con solo 24 años, llevar también al primer equipo. "Nos tacharon de locos, de borrachos, por confiar en una persona inexperta. Pero acertamos de lleno", cuenta Cebrián. El alevín quedó en media tabla, en aquel conjunto entrenó a Aaron Yaakobishvili, a día de hoy portero del Juvenil del Barça. Y con el primer equipo ascendieron a Primera Catalana. Su mano derecha era Marc Pinyol, al que tampoco le están yendo mal las cosas. Pinyol pasó por la Damm antes de aterrizar en el fútbol base del Espanyol, donde trabaja.
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Uno de los puntos a favor de la promoción de Arnau fue el inglés. Aunque Cebrián cuenta que, igual, tampoco es tan así. "No domina tanto el inglés, pero tiene mucha cara. Él se apaña", dice sonriente. "Aquí en el Atlètic tenemos muchas nacionalidades y tuvo que trabajar en inglés. Aaron es húngaro y cuando vino hablaba bastante bien inglés pero ni una palabra de castellano o catalán", explica. Flick ya entiende bastante bien el castellano, aunque todavía no se atreve a hablarlo públicamente. Heiko Westermann es, de las figuras que trajo el alemán, el que más lo domina. A principios de mes, Flick se llevó a Arnau a la reunión de entrenadores de Madrid.
Un motivador nato
"Es un entrenador que ve el fútbol superbien y transmite todavía mejor. Todos los jugadores que todavía siguen aquí guardan un recuerdo fabuloso", asegura Cebrián. La tesis la reafirma Jan González, una de las estrellas de aquel equipo. "Todos los que jugamos aquel año coincidimos en que fue la temporada que más disfrutamos. El ascenso fue un añadido. Disfrutamos de cada tarea, de cada entrenamiento, de ver que luego aquello sucedía en los partidos… Salíamos del entreno a las 11 de la noche con ganas de que llegara el siguiente. Es un motivador nato", expone.
Jan, como Carlos, vio rápidamente en Arnau que era un técnico con un formación distinta. "Cuando llevaba al alevín ya nos dimos cuenta de que iba por delante, siempre contrarrestaba la táctica del rival. Su nivel de comprensión de juego es muy bueno", explica el futbolista. Además, dice, es cercano y muy bromista, "crea vínculos fuertes con los jugadores". Aunque la aventura apenas duró un par de años. El Barça lo llamó de vuelta, esta vez para ser el segundo de Albert Puig en el Infantil B.
No andaba nada mal de talento aquella generación. En su primer año entrenó a Lamine Yamal, Pau Cubarsí, Marc Bernal, Shane Kluivert, Quim Junyent o Andrés Cuenca. La temporada siguiente, siguió en el Infantil A y regresó al Atlètic para hacer las prácticas del tercer nivel del curso de entrenador. Ahora, siempre que puede, se acerca para ver algunos partidos del club. "Es muy del Atlètic, nos viene a ver. Aquí empezó a ser entrenador de verdad", apunta Carlos.
"Siempre hemos dicho que el Barça lo tenía infrautilizado. Porque sobre todo tiene energía y transmite genial. Es cercano y al mismo tiempo exigente. Lo que debe ser un entrenador. En dos o tres años debe estar en la élite", vaticina Cebrián. "Tienes que estar en el lugar correcto y el nivel oportuno, pero con él sobre todo hay meritocracia. Llega alguien que se lo merece a nivel personal y futbolístico. Fue una suerte coincidir con él", cierra Jan.