REAL SOCIEDAD

Otro Aramburu, este con 'm', también está dispuesto a hacer historia en la Real Sociedad: "No tiene techo"

Jon Mikel Aramburu cumple su sueño de niño de jugar en una Real a la que tuvo que decir adiós con 15 años porque su familia tuvo que regresar a Venezuela por motivos laborales.

Jon Mikel Aramburu trata de frenar a Mbappé en un lance del partido entre la Real Sociedad y el Real Madrid. /EFE
Jon Mikel Aramburu trata de frenar a Mbappé en un lance del partido entre la Real Sociedad y el Real Madrid. EFE
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Mikel Aranburu (Azpeitia, 1979) es una institución en la Real Sociedad. Sus 427 partidos con la elástica blanquiazul así lo confirman. Al azpeitiarra, en sus 16 temporadas en el primer equipo, le tocó vivir de todo. Momentos inolvidables, como el subcampeonato en la temporada 2002/03 y la consiguiente participación en la Champions League, pero también situaciones dramáticas, como el descenso tras 40 años ininterrumpidos de la Real Sociedad en Primera o una gravísima lesión que a punto estuvo de obligarle a retirarle del fútbol. Ya han pasado doce años desde que el que fuera capitán de la Real decidiera colgar las botas y otro Aramburu, este con 'm', comienza a escribir su historia en la Real Sociedad.

Mikel Aranburu y Jon Mikel Aramburu, el protagonista de esta historia, nada tienen que ver, más que nada porque el primer nació en Azpeitia y el segundo, a miles de kilómetros. Lo hizo al otro lado de charco, concretamente en Caracas. Cuando el primero debutó en la Real Sociedad, el segundo ni había nacido. Y cuando el azpeitiarra decidió retirarse, el actual futbolista blanquiazul contaba con apenas tenía diez años, con lo que, seguramente, no tuvo la oportunidad de verle en acción.

Futbolísticamente hablando tampoco es que tengan mucho en común. Pero Jon Mikel Aramburu está dispuesto a escribir su historia en la Real a base de esfuerzo y sacrificio, condiciones que el excapitán de la Real llevaba adscritas en su ADN, además de una calidad exquisita. El internacional venezolano está opositando a ser el sustituto del lesionado de larga duración Hamarí Traoré, adelantando por la derecha a un Álvaro Odriozola que no termina de arrancar por culpa de los problemas físicos que viene padeciendo desde la pretemporada.

Su caso, el de Jon Mikel Aramburu, es digno de mención, más que nada porque hace dos años estaba en el Real Unión de Irun, jugando en Primera RFEF. Al conjunto fronterizo llegó procedente del Deportivo La Guaira y tras una brillante actuación a las órdenes de Aitor Zulaika, la Real llamó a sus puertas por segunda vez. Ese fue el principio de una historia que todavía está por escribir, aunque los primeros capítulos prometen.

Aramburu, en su primera etapa en la Real Sociedad.  MD
Aramburu, en su primera etapa en la Real Sociedad. MD

El sueño de Aramburu siempre ha sido el de jugar en una Real en la que ya militó de forma efímera junto a futbolistas como Turrientes o Karrikaburu. En diciembre de 2016, la entidad blanquiazul llamó al aita del jugador para una prueba en Donostia. Jon Mikel realizó varios entrenamientos en Zubieta, pero fue en su segundo viaje a Gipuzkoa, en junio de 2017, cuando ya pudo vestirse la txuri urdin y jugar un torneo, de la categoría cadete, como realista en Iparralde. Aramburu, junto a futbolistas como Karrikaburu, Turrientes, Dadie o Zeberio, se proclamó subcampeón tras perder la final contra el Celta. La Real quería que siguiera, pero no le podían hacer un contrato profesional, toda vez que la FIFA estaba sancionando a grandes clubs europeos por tramitar fichas a menores. Le propusieron que se mudara a Donostia con su familia, pero fue imposible por motivos laborales de los progenitores. Y volvió a Caracas con su familia. Pero la Real, ni mucho menos, se olvidó de él ni él de la Real.

El Real Unión de Primera RFEF llama a su puerta

"Era un futbolista del que me habló la secretaría técnica. Vimos unos videos y me explicaron su historia, que era un chaval con orígenes vascos, que había estado en Zubieta en época cadete con Turrientes y que estaba dispuesto a cruzar el charco. No vi muchos videos, pero sí algunos y nos llamó la atención su raza y su casta", recuerda como si fuera ayer Aitor Zulaika, hoy entrenador del Sporting B, y por aquel entonces técnico del conjunto unionista. Ni se lo pensó dos veces. "Él estaba muy por la labor de venir y la sorpresa fue muy agradable, primero como persona, porque me encontré a un chaval de 20 años muy maduro que tenía muy claro lo que quería y luego como futbolista", reconoce el azpeitiarra.

Aramburu, en un partido con el Real Unión.  Real Unión
Aramburu, en un partido con el Real Unión. Real Unión

Las dudas que había al principio sobre el rendimiento que podía ofrecer se disiparon a las primeras de cambio. "Era normal que existieran respecto a un chaval que cruza el charco con 20 años, que viene del fútbol venezolano, para nosotros desconocido, y que llega a jugar al Real Unión, un equipo de Primera RFEF, pero cuando le vi ese verano, yo le auguré un buen futuro. Que llegara o no dependía de tantas cosas..., pero algo se le veía", proclama Zulaika, que no dudó en colocarle de titular desde el primer día. "En las tareas defensivas era muy difícil de superar, sobre todo en espacios reducidos, y se incorporaba bien arriba. Fue una sorpresa agradable", confirma.

"Me explicaron su historia, que era un chaval con orígenes vascos, que había estado en Zubieta en época cadete con Turrientes y que estaba dispuesto a cruzar el charco. No vi muchos videos, pero sí algunos y nos llamó la atención su raza y su casta"

Aitor Zulaika Entrenador del Sporting B

A Zulaika le sorprendió "lo decidido que se le veía y lo decidido que tenía que iba a ser futbolista. Te lo transmitía. Sin decirte, pero te decía: 'Yo quiero ser futbolista'. Ya vemos que es raza, que es casta. Y luego centra bien. Igual no te llega 16 veces como Álvaro Odriozola, pero sí menos veces. Centra bien y remata bien. Tiene cualidades futbolísticas muy interesantes además de la raza y de la casta. Técnicamente, está bien dotado", valora.

Aramburu fichó por la Real para jugar en el filial, pero pronto llamó la atención de Imanol Alguacil, que le empezó a reclutar para entrenar con el primer equipo. Y las bajas en el lateral derecho le abrieron las puertas de la élite de par en par. Lo que hizo el venezolano fue aprovechar su oportunidad. 25 partidos convocados con el primer equipo, 15 partidos jugados, 6 como titular y 3 completos. Y la sensación de que aportó siempre que jugó, tanto en el lateral derecho como en el izquierdo. Su buena temporada en la Real le llevó a la Copa América, donde cuajó grandes actuaciones que le valieron, incluso, para ser elegido dentro del equipo ideal de la Copa América de la fase de grupos.

Fernando Batista: «Nunca se guarda nada y entrena como juega»

"Está en un crecimiento constante", asegura Fernando Batista, seleccionador de Venezuela. "Es un jugador con muchísima proyección. Juega los partidos con mucha personalidad, mucha intensidad, que es lo que es él. Su juego es eso: máxima concentración, mucha intensidad y agresividad. Todavía tiene mucho para seguir creciendo y eso le va dando confianza para su propio club. Su propio míster cada vez lo va teniendo más en cuenta, porque no solo lo demuestra en los partidos sino en cada entrenamiento. Él entrena como juega y eso es bueno", valora el entrenador argentino. "Él no se guarda nada. A medida que vaya creciendo en partidos, también va a ir logrando esa cuota de serenidad que tiene que tener porque juega al 100%, no se guarda nada", reitera un Batista que 'se enamoró' de Jon Mikel Aramburu en el prestigioso Maurice Revello, un torneo de fútbol que se juega en Toulon. "Nos hicimos cargo de la Selección hace un par de años y ahí empezó la búsqueda de jugadores. Hicimos un scouting. Él jugaba en La Guaira, su equipo en Venezuela, y era un jugador que llamaba la atención porque se adaptaba muy bien a distintos sistemas. Podía jugar de lateral, de marcador del punta... Eso es muy importante", sostiene.

Jon Mikel Aramburu, en la pasada edición de la Copa América.  Reuters
Jon Mikel Aramburu, en la pasada edición de la Copa América. Reuters

 Los elogios continúan. "Por su manera de entrenar, de cuidarse, el profesionalismo que tiene, uno creía que podía tener oportunidades. Son de esos jugadores que cuando tiene una oportunidad, no la dejan pasar. Esa concentración, esa agresividad para la marca, no tiene una gran altura y tiene un muy buen juego aéreo. En ataque, a medida que vaya creciendo, va a ir mejorando en esa parte final del campo", advierte sobre un futbolista que "todavía no tocó su techo". Es más, "tiene una gran carrera por delante", le augura. "No tiene techo. Juega de igual a igual con cualquier rival. Lo ha demostrado en la pasada Copa América. Juega como tiene que jugar un defensa, con agresividad y concentración. El techo y el futuro uno nunca sabe. Hoy está en un gran club para seguir creciendo futbolísticamente. ¿Después? Si él sigue manteniendo este nivel no tengo dudas de que hay clubes que se van a estar fijando en él. Lo mejor que le puede pasar es agarrar continuidad, jugar en el club donde está y luego, el futuro lo verán. Tiene futuro de equipo grande", avisa.

Fue Batista uno de los que le aconsejó que fichara por la Real Sociedad. "Me acuerdo de que él tenía dos opciones. Una era de Holanda, el Feyenoord, y otra era la Real Sociedad. Él me consultó porque tenía dudas. Iba al segundo equipo de la Real. Le dije que no tenía que dudarlo porque, primero, la Real estaba haciendo un gran torneo, había hecho zona de Champions y ya venía de estar jugando en España en una división menor y su adaptación iba a ser más fácil por el idioma, las costumbres. Uno le puede dar la opinión y luego la decisión ya es de él. Creo que tomó una gran decisión. Lo que sí le decía es que lo iba a ver y no iban a tardar en darle la oportunidad de llegar al primer equipo por todo lo que veía demostrando". Y el tiempo le ha dado la razón.