50 años de Julio Cardeñosa, el '10' del Betis: "Era una mezcla de Pedri y Gavi"
Ídolo de una generación de béticos, su estreno con la camiseta verdiblanca se produjo el 4 de agosto de 1974 en La Línea.
4 de agosto de 1974. Mes y medio después de firmar por el Betis, Julio Cardeñosa se viste por vez primera de verdiblanco. Trofeo Ciudad de la Línea, con el Hajduk Split como rival y con el vallisoletano iniciando una andadura que lo convertiría en un mito. El '10' del Betis por excelencia y entre los futbolistas más importantes de su historia junto a Luis del Sol, Rafael Gordillo y Joaquín Sánchez. "Eso tendrá que ganárselo", cuentan que dijo Alberto Tenorio, algo más que un simple utillero, cuando supo que a Cardeñosa le gustaba ese dorsal. Y bien que se lo ganaría durante esos once años en los que levantó de sus asientos a los aficionados del Benito Villamarín, como ya hiciera en su primer partido en su casa en el homenaje a Rogelio Sosa, tres días después de su estreno.
"Lo que dijo Tenorio fue el día de la presentación, le pegó un corte al directivo del Valladolid. Ya sabemos cómo era. Antes se jugaba del 1 al 11, el 11 era Rogelio y a mí me dieron el 10", recuerda para Relevo el propio Julio Cardeñosa, que hace un paréntesis para recordar una fecha tan señalada en su trayectoria. "Fueron once años como jugador y siete como entrenador. El Betis es mi casa. La relación hace el cariño y siempre me he sentido muy querido", añade el vallisoletano y sevillano de adopción.
"Con él se inició el tiempo dorado del Betis", cuenta Luis Carlos Peris, maestro de periodistas y que todavía ejerce la profesión en Diario de Sevilla. Su fichaje fue una apuesta personal de José María de la Concha, entonces secretario técnico de la entidad, que buscaba un centrocampista con talento que mejorase el juego del equipo. "De la Concha fue el autor de ese equipo, que (Ferenc) Szusza modeló y (Rafael) Iriondo hizo campeón después", añade Peris, que vivió todos aquellos años en primera persona e incluso en el propio césped la final del Vicente Calderón.
Cardeñosa llegó a un Betis recién ascendido que quería consolidarse en la máxima categoría y que contaba con una base de jugadores como Esnaola, Biosca, Sabaté, López, Benítez, Anzarda, Alabanda, Cobo o Rogelio. Cardeñosa había brillado en el Valladolid, lo que lo colocó en el escaparate de numerosos equipos, pero ahí apareció De la Concha para convencer al presidente José Núñez Naranjo y poner 12 millones de pesetas al contado encima de la mesa. "El Barcelona tenía una opción de compra sobre mí, aunque uno de los primeros en interesarse fue el Sevilla. Luego me comentaron que hubo más equipos. Al final acabé en el Betis", relata Cardeñosa, con una versión que corrobora Peris: "Tenía enamorado a Eugenio Montes (entonces presidente del Sevilla). Al final, el mismo día que el Betis fichó a Julio, el Sevilla firmó a Cantudo". "En aquella época contaba poco la opinión del jugador, los clubes se ponían de acuerdo y ya está. Me dijeron que tenía que ir a Sevilla y les pregunté que a qué. Luego hablé con el Betis, que era un recién ascendido a Primera, pero yo tenía que salir de Segunda y buscar lo mejor", finaliza Cardeñosa sobre esa intrahistoria de su llegada a Heliópolis.
Las dudas sobre su físico perseguían a Cardeñosa. Menudo de cuerpo, como el 'Flaco' sería conocido tiempo después, hasta el propio Szusza dudaba de su capacidad para jugar en Primera División. "Fichó a pesar de él, pensaba que era un alfeñique. Kubala también pensaba lo mismo, pero luego tiró de él", dice Peris, un enamorado más de un Cardeñosa que se convertiría en leyenda del club de las trece barras. "Era un futbolista total, que lo mismo jugaba en San Mamés que en el Villamarín. Se tiraba al barro como un doméstico y no como una estrella", añade el cronista de tantos años, que incluso establece una comparación para que lo entiendan los jóvenes de hoy: "En estos tiempos sería una mezcla de Pedri y Gavi, con la clarividencia del primero y fajándose como el segundo". Palabra del maestro.
En su primer partido en el Benito Villamarín ya encandiló al beticismo. "Cardeñosa -qué gran fichaje- serenaba e imponía el ritmo con el que el Betis dominaba absolutamente al potente cuadro polaco", recogía la crónica de ABC sobre aquel homenaje a Rogelio en el que el Betis venció al Wisla Cracovia. "Aquellos primeros partidos siempre se recuerdan con la ilusión del inicio. No sabes lo que puede pasar, si va a ser para un rato o para más rato", dice con modestia Cardeñosa, que debutaría en la Liga el 7 de septiembre en el estadio Insular de la UD Las Palmas.
Pero a Szusza, pese a los elogios dedicados al '10' desde el periodismo y los aficionados, no terminaba de convencerlo, lo que lo llevó a la suplencia pasada la quinta jornada. Tiempos de dudas para Cardeñosa, que sí recibió el apoyo privado de De La Concha, que seguía convencido de que acabaría triunfando. Y así ocurrió. Su primer gol con el Betis, en un escenario tan imponente como San Mamés, supondría el punto de inflexión. "Se lo marqué a Iribar y ganamos 0-1. A partir de ahí ya jugué todo seguido", comenta Cardeñosa, que acumuló 412 partidos oficiales con el Betis -338 de liga; 56 de Copa, 6 de la Recopa de Europa; 4 de la Copa de la UEFA y 8 de la Copa de la Liga-, en los que anotó 58 goles.
Titular en la memorable final de 1977, en la que el Betis ganó su primera Copa del Rey, capitán durante varias temporadas y líder del vestuario, también fue internacional con la Selección Española, con la que disputó el Mundial de 1978 y la Eurocopa de 1980. Pero, sobre todo, Cardeñosa fue el ídolo de una generación de béticos, que se enamoraron de su zurda y su prodigiosa visión de juego, de su profesionalidad y de su capacidad para mejorar al equipo. "El otro gran beneficio para el Betis fue el de pulir a Gordillo. Éste ese pegaba las carreras porque sabía que la pelota le iba a llegar, no tenía ni que cambiar el paso. Si te pegas tres y no te ponen el balón, no vas más", añade Peris para resaltar la trascendencia y enlazar a dos leyendas del Betis. Cardeñosa, santo y seña de un Betis que recuperó el orgullo de los suyos y que siga en la memoria de los aficionados.