REAL SOCIEDAD

Ancelotti copia el exitoso modelo de Ormaetxea: "En aquella Real también había muchos egos pero logró que todos fuéramos a una"

Zamora, López Ufarte, Górriz y Satrústegui recuerdan en Relevo la figura del técnico más importante en la historia de la Real Sociedad que encadenó 38 partidos de Liga sin perder.

Alberto Ormaetxea sigue una acción entre Jesús Mari zamora y Perico Alonso en el viejo Atotxa. /DV
Alberto Ormaetxea sigue una acción entre Jesús Mari zamora y Perico Alonso en el viejo Atotxa. DV
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Carlo Ancelotti sigue haciendo historia al frente del Real Madrid. Con la victoria conseguida frente al Alavés, el conjunto blanco acumula la nada despreciable cifra de 39 jornadas de Liga sin perder. Son 29 victorias y 10 empates, superando el récord que ostentaba un mito del banquillo de la Real Sociedad como lo fue Alberto Ormaetxea (Éibar,1939), que entre 1979 y 1980, fue capaz de encadenar, a los mandos del equipo blanquiazul, la friolera de 38 encuentros de Liga sin conocer la derrota, una racha que, entre otras cosas, no le sirvió para ganar el que hubiera sido el primer título de Liga en la historia de la Real Sociedad. Esa racha se vio truncada en el penúltimo partido de aquella temporada 79/80, en la visita al Sánchez Pizjuán, un duelo que terminó 2-1 con doblete de uno de los mayores villanos en la historia de la entidad blanquiazul como es Daniel Bertoni. Aquel campeonato acabó cayendo del lado merengue.

Salvando las distancias, porque Alberto Ormaetxea no tiene, ni de lejos, el palmarés que ostenta Ancelotti, muchos de los jugadores que jugaron a las órdenes del añorado entrenador fallecido ya hace 19 años, ven muchas cosas en común entre ambos técnicos, capaces de saber llevar como nadie un vestuario cargado de superestrellas sin alzar la voz. Porque en aquel equipo de la Real Sociedad jugaron varios de los mejores futbolistas en la historia de la Real Sociedad. "A Ancelotti no le conozco en persona, solo por lo que se ve desde fuera, pero me parece de ese perfil de entrenador, como lo fue en su día Alberto y también Vicente del Bosque. Son guías y acompañantes. No son de los que dicen que hay que hacer así las cosas, que se imponen... Son más de dejar, aunque luego prevalece su criterio", sostiene Jesús Mari Zamora, autor del gol más importante en la historia de la Real.

Otra leyenda blanquiazul como es Roberto López Ufarte es de la misma opinión que Zamora. "Los jugadores son los más importantes y el entrenador, lo que no tiene que hacer es estropear lo que ya hay. Pero tiene que ser un buen conductor de grupo y eso es algo muy bueno que tiene Ancelotti. Sabe sacar el máximo rendimiento de sus jugadores como lo hacía Ormaetxea en su época o como lo han hecho otros muchos. Se ve la figura de Ancelotti como un tío normal, recto, que parece que no echa broncas, pero que seguro las echa. Tiene que tomar decisiones importantes y es en esa toma de decisiones donde no hay que equivocarse. Me da la sensación de que Ancelotti no se equivoca en la toma de decisiones, como no lo hacía Ormaetxea en su día con otras formas y otros jugadores", explica 'le petit diable'.

López Ufarte, Arconada, Biurrún y Satrústegui, con Ormaetxea de fondo.  DV
López Ufarte, Arconada, Biurrún y Satrústegui, con Ormaetxea de fondo. DV

También 'Bixio' Górriz ve cierta similitud. "No le conozco en el trato personal, pero todo lo que me transmite es ese tipo de valores que defendía Alberto. No le veo en ninguna declaración fardando de que ha sido no sé cuántas veces campeón de la Champions... Tiene el mérito de llevar un vestuario como el del Madrid, que es muy difícil y complicado. Tiene muy buenos jugadores, pero luego hay que ponerlos en el campo. Todos son internacionales, todos quieren jugar, todos se creen que tienen que jugar... Lo lleva muy bien. Me gusta que es un tío sencillo, humilde en sus declaraciones. Es un tío normal", destaca por encima de cualquier otra cuestión.

"Había gente que marcaba la diferencia como Arconada, Inaxio Kortabarria, Zamora, Satrústegui o López Ufarte, pero consiguió que aquel vestuario estuviera muy unido, que no hubiera ningún tipo de ego"

Bixio Górriz Exjugador de la Real Sociedad

En opinión de Górriz, Ormaetxea "fue el artífice de todo". Y lo fue porque "consiguió hacer de aquel equipo, un equipo. Nadie se consideraba más que nadie y eso que teníamos cuatro o cinco jugadores que en aquella época eran de lo mejor. Había gente que marcaba la diferencia como Arconada, Inaxio Kortabarria, Zamora, Satrústegui o López Ufarte, pero esa labor de conjunción, de que nadie sobresaliera por encima del resto la hizo Alberto, fue el que consiguió que aquel vestuario estuviera muy unido, que no hubiera ningún tipo de ego por encima de los demás y que todos estuviéramos a lo mismo", confirma el jugador que más partidos ha jugado en la Real con un total de 599. "Lo consiguió siendo muy guipuzcoano, muy de casa, conociendo muy bien lo que era la Real, la cantera, los jugadores. Él había jugado con anterioridad y sabía perfectamente el sentimiento. Eso nos los transmitió: humildad, trabajo. Y luego también tuvo la fortuna de haber coincidido en una época con jugadores de esta clase que eran los que marcaban ese plus para llegar a ser campeón", valora.

Al igual que Ancelotti, Ormaetxea también tenía su carácter fuerte. "Se enfadaba", recuerda Górriz. "Tenía sus ratos de mal humor, sobre todo en acciones defensivas. Él había sido defensa y valoraba mucho la labor defensiva. No le gustaban los adornos atrás, había que ser muy práctico atrás y adelante sabía la calidad que había. Tuvimos dos o tres años en los que Arconada fue el portero menos goleado, encajando muy pocos goles", rememora el exfutbolista, que no se libró de alguna que otra reprimenda del que fuera su entrenador. Eso sí, no todo eran broncas, ni mucho menos. "Tuvo un gesto conmigo nada más debutar que refleja lo que era Ormaetxea. En Liga debuté en Vallecas por una lesión de Kortabarria. Me salió un partido redondo. Ganamos 0-4, jugué todo el partido. Todo el mundo hablaba muy bien de mí. El siguiente partido nos tocó en casa y viví el otro lado. Jugamos contra el Sevilla, salí de titular también. Tenían bien estudiado el partido, jugaron sin un delantero típico y yo andaba algo perdido en el campo. Se pusieron 0-1 y a mí me tuvo que cambiar, cosa muy rara en Alberto, antes del descanso. Yo entré hecho puré. Debutar en Atotxa, delante de tu público, con una ilusión tremenda y llevarte ese varapalo. Tuvo ese gesto de venir en el descanso, darme ánimos, decir que no tenía la culpa de nada. No lo hace cualquiera. Él lo hizo. En momentos puntuales siempre estaba con el jugador, con el vestuario. Le queríamos mucho y se hacía querer", destaca.

Bixio Górriz, junto a Alberto Ormaetxea y Gaztelu.  DV
Bixio Górriz, junto a Alberto Ormaetxea y Gaztelu. DV

"Él era recto y si tenía que decir las cosas, no se las callaba", añade López Ufarte. "Como defensa que había sido, era un muy duro y como entrenador, era duro, pero comprensivo. Te podía echar una bronca dentro del campo. Cuando la cosas no funcionaba, también explotaba. Todas las charlas prepartidos eran duras y después del partido, lógicamente, si tenía que decir las cosas las decía. Pero con buenos modales, siempre", puntualiza el histórico '11' de la Real Sociedad. "Se enfadaba, pero bien dentro de los límites cordiales y normales", asegura, asimismo, Jesús Zamora, que recuerda "con mucho cariño y amor" la figura de Ormaetxea.

"Como defensa que había sido, era un muy duro y como entrenador, también, pero comprensivo. Te podía echar una bronca cuando las cosas no funcionaba y también explotaba, pero siempre

Roberto López Ufarte Exfutbolista de la Real Sociedad

"Era un buen tío, buena persona, con mucho carácter y bastante genio, pero muy agradable" deja claro la leyenda blanquiazul, que tiene claro cuál fue la fórmula del éxito que empleó Ormaetxea para que el equipo funcionada de aquella manera: "Dejando hacer. Más que un entrenador, era un guía. Supo manejar ese grupo desde un punto de vista emocional, de grupo, de egos... Pero luego dejaba hacer. Ya teníamos un nivel, nos conocíamos mucho, mucha calidad en todos los aspectos y él, con el tándem que hacía con Marco Antonio Boronat, dejaban hacer y nosotros estábamos a gusto en esta forma de maniobrar de los dos".

López Ufarte era su ojito derecho

"No sentí nunca dentro del vestuario que tuviera una predilección especial por nadie. Seguro que sí, porque todos tenemos esa pequeña debilidad por alguien, pero Alberto nunca lo transmitió. Nos trataba a todos por igual", destaca Gorriz. Pese a ese trato de igualdad del que habla el excentral de la Real, uno de los protagonistas de esta historia como es López Ufarte le lleva la contraria, siendo consciente también de que "era como un padre para todos nosotros". Eso sí, cuando el partido se atascaba más de la cuenta, el míster lo tenía claro: balones a López Ufarte. "Yo era como su niño mimado: 'Si tenéis algún problema se la dais al chaval y ya está'. Era una frase que decía mucho, dando a entender que las soluciones estaban cerca y que no había que mirar tan lejos".

Zamora escucha atentamente las palabras de Ormaetxea.  DV
Zamora escucha atentamente las palabras de Ormaetxea. DV

En la conversación con López Ufarte sale a relucir la figura de Vinicius y lo difícil que puede resultar llevar a un futbolista de esa categoría. "Ancelotti lo está haciendo muy bien en cuanto a llevar el grupo. Luego, dentro, pasarán cosas, que no las dice. Y me refiero a Vinicius. Él quiere defender su persona ante todo, pero llega un momento... Yo reconozco que soy mucho de Vinicius, pero hay comportamientos... Es capaz de regatear a todo el que se ponga por delante, pero luego es capaz de decir cosas que no vienen a cuento", sostiene el ex de la Real Sociedad. Era algo que no pasaba en aquella Real Sociedad. "En realidad era muy fácil llevar aquel vestuario", reconoce otra institución de la Real Sociedad como Jesús Mari Satrústegui. "No era tan complicado como ahora. No había ese nivel de dinero que podían ganar las figuras de un equipo. Nosotros, de hecho, sí tuvimos tentaciones de poder haber salido a equipos grandes, pero teníamos buen equipo, estábamos a gusto, bien y seguimos. Podían pagarnos mucho más, pero priorizábamos más lo que te he dicho, la familia, la gente, el escudo y los colores, que los llevábamos muy dentro", asegura con firmeza.

"En el tema económico tampoco había una diferencia como la de ahora. Era más sencillo antes, teniendo su dificultad. Él lo llevó muy bien, nosotros también y los éxitos también llegan por esas cosas. Normalizas las relaciones y yo creo que es lo más importante"

Jesús Mari Zamora Exfutbolista de la Real Sociedad

En este sentido, Jesús Mari Zamora, considera que "a diferencia de lo que pasaba antes, ahora hay mucha gente de muchos sitios. En nuestra época éramos todos de aquí. Nos conocíamos desde abajo, algunos desde el juvenil, otros desde el Sanse y eso marca mucho. Es más sencillo. En el tema económico tampoco había una diferencia como la de ahora. Era más sencillo antes, teniendo su dificultad. Al final, todos somos personas, los de antes y los de ahora. Él lo llevó muy bien, nosotros también y los éxitos también llegan por esas cosas. Normalizas un poco las relaciones, que yo creo que es lo más importante. Las relaciones tienes que normalizarlas como cuando normalizas tu manera de ver el fútbol". Satrústegui hace suyas las palabras de su compañero de ataque: "Éramos gente que para un entrenador no era muy complicado gestionar ese vestuario. Éramos una familia. Todavía nos seguimos juntando porque perdura esa amistad y durará siempre", reconoce.

“Jugué con un dedo roto por una plancha del propio Ormaetxea”

Ese carácter duro lo demostró durante su carrera como futbolista en la Real Sociedad. Quizá por ese pasado, "él priorizaba la defensa", recuerda el delantero de aquel equipo. "Le decía a los laterales que solo podía subir un número determinado de veces. No hacíamos un fútbol tan alegre o tan directo como puede ser el Real Madrid. Pero claro, la calidad era muy grande y hacíamos mucho daño en ataque. Si a eso añadimos que meternos goles era muy difícil, ahí está una de las claves del éxito", revela un Satrústegui que sufrió en sus carnes esa dureza del Ormaetxea defensor. "Entrenaba con nosotros. Me acuerdo que me hizo una entrada fuerte. Le dije: 'Yo voy a entrar también'. Lo hice, pero no tuve en cuenta su experiencia como defensa. Me puso la plancha cuando me vio. No iba a hacerle daño, pero sí quería hacerle ver que el resto también sabíamos entrar duro. Me puso la plancha, le di y creo que tuve roto el dedo gordo del pie derecho durante bastante tiempo. Me callé y seguí hacia adelante", evoca esbozando una amplia sonrisa.