DEPORTIVO DE LA CORUÑA

El amago de cabezazo de Djalminha a Irureta no fue lo más grave: "Nadie lo sabe, oímos gritos y pensamos: 'Se están matando'"

Siro López, por entonces jefe de prensa del Deportivo de la Coruña por entonces, relata lo que vivió en diferentes vestuarios, como periodista y como parte del staff de un club.

Irureta y Djalminha, en un entrenamiento con mucha tensión en 2002. /ABC
Irureta y Djalminha, en un entrenamiento con mucha tensión en 2002. ABC
Cristina Bea

Cristina Bea

"Ya nos la vivo, porque, por la edad, viajo menos". Se refiere Siro López, periodista deportivo con amplia trayectoria, a las experiencias y anécdotas vividas en su carrera no solo como enviado especial, sino también como jefe de prensa. Lo fue del Deportivo de la Coruña, no de cualquiera, sino de aquel 'Super Depor', durante tres años a finales de los 90 y principios del 2000.

Una de esas anécdotas que ya sí relata, y que cuenta ahora en los múltiples canales y plataformas en las que participa, versa sobre la relación de Jabo Irureta, entrenador de aquel equipo, y Djalminha, una de sus estrellas. De ellos se recuerda un cabezazo del jugador al míster, en un entrenamiento, tras una corrección táctica. Fue el punto de no retorno de la trayectoria del crack en el club. Sobre ello se ha escrito mucho, pero hay otro rifirrafe en esa relación que Siro y poco más conocen.

Respecto a lo que contabas del Dépor, de aquellos tres grandes años que viviste con Irureta, cuando ganáis la Liga y cuánto te enseñó tu etapa allí como jefe de prensa en el desarrollo de la profesión, también supongo que te enseñó a tapar cosas, ¿no? ¿Cuántas tuviste que tapar? Cuéntanos alguna que ya haya prescrito.

(Sonríe). A ver, tapar, muchas, porque hay que contar utilleros, fisios, entrenadores, en una relación de 35 o 40 personas, pues pasa de todo y, además, en una relación en la que hay mucha tensión en muchos momentos, de partidos, de desarrollo de la temporada, de los entrenamientos. Entonces, tapar cosas que pasaron dentro del vestuario. Estoy haciendo ahora una serie de entrevistas para YouTube que le llamamos 'El bar de Siro' y la última que he hecho es con Jokanovic. Hablamos, por ejemplo, de Mallorca, porque por todo el mundo es conocido el enfrentamiento que tuvieron, el amago de cabezazo, de Djalminha a Javier Irureta en medio de un entrenamiento, en el año 2001-2002, que yo ya no estaba, pero nadie sabe que en Mallorca ya hubo un affaire muy parecido, en la temporada del campeonato de Liga.

A Irureta se le ocurrió sustituir a Djalma en el minuto 10 de la segunda parte, iba ganando el Dépor 1-2 me parece y nada más sustituirlo llega el gol del empate del Real Mallorca. Entonces, cuando ya se retiraban para el vestuario Djalminha ya le iba calentando la oreja: 'Irureta, la culpa es tuya, porque me has cambiado, por eso hemos empatados y tal'. Jabo, que se le llevaban los demonios al haber empatado, porque llevaba muy mal perder o empatar, y más ese año que estábamos luchando por el título de liga… Pues empiezan ahí un rifirrafe y entran en el vestuario. Yo recuerdo que iba por detrás con Paco Melo, que era el segundo, y empezamos a oír unos gritos de 'bueno, ahí se están matando'. Y, efectivamente, no se estaban matando porque se puso por medio recuerdo a Pedro Pauleta, me parece, no sé si el Turu Flores, el mismo Jokanovic, porque estaban ahí…

Recuerdo que ya cuando los logramos separar, Djalma decía, en brasileño: 'Te voy a denunciar, te voy a denunciar, Jabo, porque me has roto la cadena'. Llevaba una cadena de oro Djalma y se ve que en ese rifirrafe de que echo una mano, echo la otra, pues le debió romper la cadena de oro, algo así. De estas, alguna, y anécdotas de alguna salida que no tenían que haber hecho y que hicieron, y cosas de estas (se ríe). Estás en una concentración y ves que después del partido a lo mejor que has perdido y que en principio el míster les dice 'aquí no sale ni Dios hoy'. Y a la que pueden, el míster se va a la habitación, tú te quedas en el hall del hotel porque a lo mejor han venido amigos a verte y ves que hay uno, dos, tres, cuatro jugadores que se escaquean. De éstas las he vivido como jefe de prensa y como periodista, de ir a narrar un partido con el Dépor o incluso en la época del Barça y ves que el jugador se escaquea.

En esas entrevistas que te decía, también se la hice a Poli Rincón. Yo era un niño con 22 años, igual que Poli, y uno de mis primeros viajes fue con la selección olímpica que preparaba la Olimpiada de Moscú. Fuimos a Lieja a jugar, España-Bélgica, de clasificación y después dormíamos en Bruselas. Creo que perdimos ese partido. Ahí el míster, José Emilio Santamaría, dijo 'aquí no sale ni Dios'. Entonces, se me acercaron, que yo ya los conocía porque había hecho otro viaje con ellos a Sunderland, Paco Buyo, Marquitos Alonso, que en paz descanse, y Poli: 'Siro, tenemos que salir de cachondeo, por qué no llamas a un taxi, porque, claro, nosotros no podemos salir'. Y lo que hicimos es meter el taxi en el parking y ellos escondidos, agachados, salimos del parking y nos fuimos a una de las discotecas que había de moda allí. (Sonríe). De éstas siempre hay. Tengo tantos años y llevo tantos años que las he vivido como periodista, como jefe de prensa y, desgraciadamente, ya no las vivo, porque ya, por la edad, ya viajo menos. (Se ríe).

¿Cuáles de estas no supo en su momento José María García, cuando trabajabais juntos?

Bueno, García se apuntaba a todas. No, lo que a García le descubrí, por ejemplo, otra vez que llegué tarde a un partido, que fue en Girona. Yo estaba aquí, donde estoy hoy, en Cala Cañellas, en la Costa Brava, al lado de Lloret, y el partido era en Girona, y salí como muy pillado y dije 'llego de sobra'. Resulta que al llegar de sobra es que llegué a la segunda parte porque hubo casi inundaciones, hubo accidentes, entonces se fue parando. Cuando llegué, afortunadamente para mí, como había habido muchos accidentes, eso había salido publicado, 'la gran tormenta en Girona'. Les dije que me había encontrado con 14 mil accidentes. No me encontré con ninguno, simplemente que llegué y salí pillado y con la lluvia hubo momentos que te desviaron, que no sé qué... Total, que si hubiera salido con tiempo, habría llegado al principio del partido. Llegué al descanso. Ahí estaban preocupados por mí, yo les dije que 'bueno, que de milagro, tal', y después se lo he contado: 'No, es que aquel día es que me lié, me lié, me lié y llegué a la hora que llegué'. Alguna de éstas sí que se las he contado. (Sonríe).