Ahora sí, el Betis de Pellegrini tiene a su Santísima Trinidad

Si la fe mueve montañas, la del Betis conduce hasta la Champions. Este grupo de futbolistas que dirige Manuel Pellegrini ofreció una exhibición en Cornellà. Un segundo tiempo para ponerlo en vídeo una y otra vez. Ni Superman Joan García, que las paró de todos los colores, pudo frenar al cohete verdiblanco. Si ante la Fiorentina ya se vislumbró que ese trío mágico del que dispone el entrenador chileno se había conjurado para el esprint final, ante el Espanyol apareció la Santísima Trinidad verdiblanca. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo béticos en la Novena Provincia.
Si el Betis ya salió más activado tras el intermedio, la salida de Isco supuso el toque de corneta. Al son del gran líder de este equipo, los heliopolitanos empezaron a ganar terreno. Creyendo en su fútbol, arriesgando al límite y dejando a un lado esa cita para la historia del jueves en Florencia. Para pelear la Champions era necesario responder al golpe del Villarreal. Y el Betis lo consiguió con dos golpes tan mágicos como contundentes. Tirando de esa calidad de la que dispone la plantilla verdiblanca.
"Los buenos jugadores siempre pueden jugar juntos" o "este Betis es mejor con Lo Celso", habían sido algunas de las frases de Pellegrini este tiempo atrás para que el argentino no bajase la guardia. El beso de Isco como premonición de lo que está por venir. Esta vez el malagueño se la cedió al argentino, que decidió imitar a Diego Armando Maradona o a Leo Messi, con esos vídeos que tantas veces habrá visionado. Un eslalon hasta adentrarse en el área periquita y superar a Joan García con el exterior de su pie izquierdo. La única superficie inalcanzable para el meta. Un gol que encendió al Betis.
La traca final llegaría desde la favela. Inagotable. Con el hambre de fútbol que recaló en Heliópolis desde Mánchester. Sabiendo que la Champions lo puede acercar a su anhelo de seguir en el Betis, Antony sacó lo mejor de su zurda. Un disparo hacia la escuadra derecha de Joan García para que se iniciara la locura en verdiblanco. Un misil con toda la fe de sus oraciones. Un golazo que le dio la remontada al Betis para sumar tres puntos que le permiten continuar la estela del Villarreal.
Ni las rotaciones iniciales de Pellegrini frenaron la ambición del Betis. La voracidad verdiblanca no tiene límites. Con ocho cambios en la alineación, el técnico jugó al despiste. Como si los cinco sentidos estuvieran puestos en Florencia. Nada más lejos de la realidad. Su discurso en el intermedio así se lo hizo ver a sus jugadores. La entrada de Isco fue el mensaje definitivo para que el Betis diera ese paso hacia delante. Nadie se quiere bajar de la pugna por la Champions, una vez que la clasificación europea ya está garantizada. Ese trío de magos sueña con el parche de las estrellas. Que la primavera bética de este 2025 siga agrandando las fantasías de un beticismo que ahora disfruta de su Santísima Trinidad.