ATHLETIC CLUB

Adama Boiro, el fichaje de 2 millones que el Athletic anunció en el descanso de la Copa: "El rival acaba hasta las narices"

El flamante fichaje rojiblanco, procedente de Osasuna, ya llamaba la atención en sus inicios: "Futbolísticamente hablando era un cañón".

Adama Boiro, de azul, pelea por un balón junto al por entonces osasunista Nico Williams. /Relevo
Adama Boiro, de azul, pelea por un balón junto al por entonces osasunista Nico Williams. Relevo
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Adama Boiro (Dakar, Senegal, 22 de junio de 2002) ya ejerce de 'león'. Con apenas un par de entrenamientos junto a sus nuevos compañeros, Carlos Gurpegui no dudó en darle la alternativa ante el Barbastro este pasado domingo. Jugó los 90 minutos en un partido que terminó con empate a cero. Fue su bautizo como futbolista rojiblanco después de una semana de auténtica locura que comenzó el miércoles con el anuncio por parte de la entidad de Ibaigane de su fichaje por el Athletic Club. Lo hizo en el descanso de la eliminatoria de Copa frente al FC Barcelona. Con los ojos puestos en San Mamés, el club presidido por Jon Uriarte dio a conocer que se había hecho con los servicios de un jugador de Osasuna previo pago de los dos millones de euros de su cláusula de rescisión.

Quienes le conocen dicen de él que es un jugador muy habilidoso con el balón en los pies acompañado por un poderoso físico que le permite recorrer el perfil zurdo tantas veces como quiere durante los partidos. El senegalés es zurdo y mide 1'82 metros. En el Osasuna Promesas, por una serie de sucesos, acabó retrasando su posición hasta el lateral izquierdo. De esta manera Castillejo aprovechaba la velocidad de su jugador para obtener más proyección ofensiva en ataque. Esta reconversión conlleva unos aprendizajes que ya ha asumido con total normalidad.

Adama Boiro, en su debut con el Athletic B ante el Barbastro.  Athletic Club
Adama Boiro, en su debut con el Athletic B ante el Barbastro. Athletic Club

Nacido en Dakar (Senegal) hace 21 años, lleva desde los cuatro años viviendo en Iruña. Comenzó a jugar al fútbol en los benjamines del San Jorge, barrio en el que vivía junto a su familia, para después recalar en las filas del Ardoi, uno de los grandes clubes del fútbol navarro, hasta entrar en Tajonar en edad infantil. "Adama tiene una hermana melliza que jugaba al baloncesto y lo hacía en el equipo del Ardoi. En ese momento vivían en San Jorge y su padre la traía a entrenar y muchas veces venía Adama con él. Un día nos dijo que fuéramos a verlo. La verdad es que fue ir a verle un partido y al día siguiente decirle que queríamos que viniese con nosotros", recuerda Félix Garriz, coordinador del Ardoi.

Ese fue el punto de partida de la carrera de un futbolista "especial". "Futbolísticamente hablando, era un cañón", destaca. En su opinión, "era el típico niño que no era especialmente grande, fuerte, pero tenía un don", remarca. Por aquel entonces jugaba de delantero. "Todo lo que le caía ahí arriba, acababa en la portería. Tenía una facilidad pasmosa para meter gol. Podía estar cinco, seis, siete minutos sin entrar en juego, pero en cuando le metías un balón arriba, sabías que tenía muchas posibilidades de meter gol", analiza Garriz. "Destacaba mucho. Era una maravilla. Le veías jugar y decías: 'Este tiene algo diferente' Yo he visto a muchos jugadores y con ocho años, lo veías y estabas convencido de que iba a llegar", reflexiona el navarro, que sabe de lo que habla. "Tengo una anécdota con Oihan Sancet. Yo era el seleccionador navarro de fútbol sala y fuimos al Campeonato de España. Estaban Oihan e Ibaider Garriz entre otros. Quedamos campeones y yo lo tenía muy claro. Yo pensaba que de ese equipo iban a salir dos o tres como así ha sido. Hay cosas que las ves, que las palpas. Se ve claramente. Luego el fútbol pone a cada uno en su sitio y la vida también, pero el que tiene la calidad, el que tiene ese don, lo tiene, y luego hay que explotarlo", sostiene.

"Todo lo que le caía ahí arriba, acababa en la portería. Tenía una facilidad pasmosa para meter gol. Podía estar cinco, seis, siete minutos sin entrar en juego, pero en cuanto le metías un balón, gol seguro"

Félix Garriz Coordinador del Ardoi

El crecimiento que experimentó en los tres años que defendió la camiseta del Ardoi "fue una barbaridad", reconoce Garriz, que guarda un grato recuerdo del Adama persona a pesar de ser un chaval "muy introvertido". De hecho, no hace mucho, protagonizaron un encuentro fortuito en el barrio de Ansoain. "Fue el día de Navidad. Yo bajé a casa de mi hermano a comer y cuando aparqué el coche y me bajé, oí que alguien me llamaba. No me había dado ni cuenta. Me di la vuelta y era él en ropa de deporte. Era el día de Navidad y estaba entrenando. Había ido corriendo desde donde vive hasta Ansoain, que está a unos cuatro kilómetros. Otros seguro que estarían durmiendo, pero él, a las dos, se estaba ejercitando", destaca Félix Garriz, para quien Adama es "100% profesional".

La espina clavada de Félix Garriz

La confianza en el nuevo jugador del Athletic era tal que Félix Garriz lo veía como "ese delantero centro navarro que hace muchos años no tiene Osasuna. Las circunstancias lo han mandado a la banda izquierda, primero de extremo y luego de lateral, y ojalá le vaya todo muy bien, pero yo siempre pensaba que iba a ser ese delantero centro que la rompiera", lamenta el coordinador del Ardoi para quien la capacidad física que tiene Adama "es impresionante. No es el típico chico que mide 1,90 con unas espaldas enormes. Le visto los dos últimos años en el Promesas y es una pasada. La banda se le queda pequeña. Es capaz de subir y bajar la banda, sin exagerar, 15-20 veces y el lateral y el medio del equipo rival acaban hasta las narices", puntualiza este navarro que no entiende los motivos por los que Adama Boiro no hubiera debutado antes con el primer equipo de Osasuna.

"El Athletic ha hecho un buen fichaje. Que no haya debutado con Osasuna es una sorpresa. Pensaba que iba a hacerlo, de la misma forma que pienso que más pronto que tarde va a debutar en el Athletic". Y es que en su opinión, "la primera RFEF se le queda pequeña. Es un portento físico y súper disciplinado. Está aprendiendo a jugar de lateral, pero así como hay otros que los pones ahí y racanean, intentan quedarse y que les cubra la espalda el interior, a Adama no hace falta que le cubra la espalda nadie. Se basta él solo para llegar arriba y volver", sentencia.

"Está aprendiendo a jugar de lateral, pero así como hay otros que los pones ahí y racanean, intentan quedarse y que les cubra la espalda el interior, a Adama no hace falta que le cubra la espalda nadie"

Félix Garriz Coordinador del Ardoi

«Si no salía de titular, se echaba a llorar»

Sus inicios en el Ardoi no fueron sencillos, tal y como rememora Alfonso Ramírez, presidente del club navarro por aquellas fechas y que luego fue directivo de Osasuna en la época en la que Adama Boiro fichó por el conjunto rojillo. "Era un niño reservado, muy poco hablador, muy individualista. Si no salía de titular se echaba a llorar. Tenía el gol metido entre ceja y ceja. Era un niño al que le encantaba el fútbol", recuerda Alfonso Ramírez para quien, como persona, Adama "no transmitía al principio muchos sentimientos". Es más, "era muy difícil llegar a él. Había que hablar muchísimo para explicarle todo y no era un problema del idioma porque lo entendía muy bien", deja claro. Para Ramírez, "el fútbol era una diversión y, con el paso del tiempo, se ha abierto muchísimo", valora. En este sentido, "es una persona mucho más cercana que antes. Se ha convertido en un adulto. En aquella época era un niño muy pequeño y no era sencillo. No se relacionaba con mucha facilidad, sobre todo los primeros años y lo que ha conseguido es madurar mucho en ese parte porque tanto en el fútbol como en la vida es un aspecto muy necesario para todo", confirma.

Adama Boiro, en su primera etapa en Osasuna.  Relevo
Adama Boiro, en su primera etapa en Osasuna. Relevo

Ese carácter un tanto retrotraído no invitaba a hacer bromas con él. "Ni era un chico bromista ni excesivamente hablador. Decir que puedes tener anécdotas en lo personal, es complicado. No solía compartir mucho ni su situación personal ni muchas otras cosas". Ahora, todo eso forma parte del pasado porque "Adama ha cambiado con el paso de los años". También como futbolista: "Yo le conocí cogiendo la pelota en su portería, regatearse a todos los rivales para meterla él o dar un pase a sus compañeros. Tenía una zurda prodigiosa, un regate increíble y era muy ambicioso en lo deportivo. Siempre quería más, quería jugar todos los minutos, quería pelear todo el rato. Tenía una calidad exquisita". En definitiva, "hemos estado muchos torneos con él y llamaba la atención allá donde íbamos", puntualiza el que fuera presidente del Ardoi.

"Yo le conocí cogiendo la pelota en su portería, regatearse a todos los rivales para meterla él o dar un pase a sus compañeros. Tenía una zurda prodigiosa, un regate increíble y era ambicioso en lo deportivo"

Alfonso Ramírez Expresidente del Ardoi y exdirectivo de Osasuna

«Llamaba más la atención dentro del campo que fuera porque fuera era un chico muy tranquilo»

En 2020 recibió la llamada de Osasuna para jugar en el Juvenil A a las órdenes de César Monasterio y Pablo Orbaiz. Allí compartió vestuario con jugadores como Iker Benito, Iker Muñoz y Asier Osambela. Un año más tarde ascendió al Promesas donde ha disputado las dos últimas campañas de la mano de Santi Castillejo. Andrés Pérez era el responsable de captación en las categorías inferiores de Osasuna por aquel entonces y recuerda los primeros años del nuevo jugador del Athletic participando en las jornadas de tecnificación que hacía el conjunto rojillo con los diferentes clubes convenidos. "Él estuvo dos años en ese proceso de tecnificación. Era un chaval de trato exquisito. La gente que viene de fuera es un poco más tranquila, no era nada revoltoso y sí bastante dócil. Él quería jugar a fútbol y quería aprender", recuerda Andrés Pérez. "Lo que más nos llamó la tención es que era zurdo y para las edades en las que estábamos, era un chico que te encaraba bien y que tenía buen manejo de balón", destaca. Eso sí, "le faltaba trabajar tácticamente porque técnicamente ya destacaba por encima del resto. Jugaba arriba, de delantero o de media punta, tirado a banda izquierda, y tenía bastante gol", cualidades todas ellas que hicieron que a la edad de nueve años ya tuviera un representante. "Destacaba bastante. De hecho, en el campo se expresaba mucho mejor que fuera. Te llamaba más la atención dentro que fuera porque fuera era un chico muy tranquilo. Dentro, muy atrevido, encaraba mucho. Tenía ese desborde y esa técnica que era algo innato", valora.

"Es un trabajador y va a aceptar lo que le digas. Es de fácil trato y eso ayuda mucho a un entrenador. En categorías inferiores tenía un poco más de gol y ahora ha adquirido un poco más de disciplina"

Andrés Pérez Exresponsable de captación en la cantera de Osasuna

Adama, en opinión de Andrés Pérez, ha sabido jugar sus cartas a la perfección y sacar rendimiento de todas sus virtudes. "Es el tipo de jugador que siempre viene bien a los entrenadores porque no te da ningún problema. Si no juega, sabes que no va a montar ningún jaleo y sabes que fuera va a tener un comportamiento bueno. Son trabajadores, gente disciplinada y así van tirando hacia arriba. Que salgan, lleguen, den ese impulso definitivo, muchas veces no depende de ellos. Es ponerlos a jugar. Él, siendo pequeñito destacaba y con el paso de las categorías, ha ido cumpliendo con todos los entrenadores", destaca. Le considera en este sentido, "un jugador de entrenador, porque pueden jugar en varios puestos. "Son trabajadores y van a aceptar lo que les digas. Es de fácil trato y eso ayuda mucho a un entrenador. En categorías inferiores tenía un poco más de gol y ahora ha adquirido un poco más de disciplina", sentencia.