FÚTBOL FEMENINO

El tabú del dinero y el fútbol femenino: ¿por qué cuesta tanto saber lo que gana Alexia Putellas?

Varios testimonios buscan dar respuesta a la gran incógnita con los salarios de las jugadoras.

Alexia Putellas, jugadora del Barça, con el Balón de Oro en un partido en el Camp Nou. /GETTY
Alexia Putellas, jugadora del Barça, con el Balón de Oro en un partido en el Camp Nou. GETTY
Mayca Jiménez

Mayca Jiménez

(Casi) nadie quiere hablar de ello. Ninguno/a lo hace de manera pública o abierta. El dinero ha sido y es un tabú en el fútbol femenino. En la mayoría de casos, saber las cifras de los sueldos o primas de las jugadoras es una misión casi imposible. La dificultad llega hasta lo más alto de la pirámide. Ni siquiera se puede definir el salario de Alexia Putellas, actual Balón de Oro o The Best, de manera precisa. Algo que sería inimaginable con estrellas del masculino. Intentamos arrojar luz sobre esta incógnita. Que no la verdad absoluta, pues la realidad es compleja. Tanto que las cuatro personas consultadas prefieren no desvelar su identidad para evitar "problemas".

"Nadie me ha llamado nunca para hacerme esta pregunta", dice uno de los testimonios consultados nada más levantar el teléfono. El silencio se extiende desde los medios a los vestuarios. Según indican, ellas hablan menos y nada de sus salarios de manera interna. Están "menos acostumbradas" a hacerlo, con una rueda mediática que empieza ahora a codearse con las primeras informaciones sobre estos temas económicos. "Es parte del proceso que vaya aumentando y que se vaya comunicando. Aunque aún hay falta de interés en los medios", señalan.

Las cuantías no son llamativas en un gran porcentaje de jugadoras, al igual que sucede con los traspasos. La mayor parte de ellas tienen sueldos terrenales (el salario mínimo es 16.000 euros anuales con un 75% de parcialidad) y sus fichajes son a coste cero tras finalizar contrato con un club. Sólo unas privilegiadas, de clubes punteros elevan sus cifras por encima de los seis dígitos y pueden presumir de haber movido dinero en el cambio de un equipo a otro.

Menos 'cultura del dinero' y poco 'mercadeo'

Entre todos dibujan la realidad de un fútbol femenino en el que se abre un gran abanico de razones que dan sentido al secretismo en este asunto. Una de ellas se encuentra en el poco 'mercadeo' y las pocas personas que rodean los traspasos de las futbolistas. Hay menos movimiento de dinero en las ventanas de fichajes y, por tanto, se especula menos y se mueven menos cifras en los medios de comunicación. Todo ello con un mayor sigilo que se queda lejos del gran ruido que generan los traspasos en el fútbol masculino.

"En el caso de la jugadora, sólo lo saben sus padres, el agente y el directivo que ha hecho el contrato. Con Messi, por ejemplo, hay mucha más gente involucrada: hay un gran número de directivos, su entorno, asesores, intermediarios...", empiezan argumentando. El mayor riesgo a los rumores se une a un mayor número de medios de comunicación que las demandan.

"Hay más filtraciones, más interés y más control financiero por el volumen económico que generan", indican. En ese runrún de los medios está una de las grandes claves. Es la pescadilla que se muerde la cola. A menos atención mediática, menos rumores, menos filtraciones y un mayor silencio en este asunto. Sin olvidar que los sueldos no se alejan tanto de la normalidad, siendo cifras que rondan los sueldos de cualquier ciudadano de a pie.

Las «feas» comparaciones con compañeras

En todo esto, se recuerda que los contratos siempre son "confidenciales" en todos los casos, con una "normalización" de hablar públicamente sobre ello en el caso del masculino. Es cierto que en el fútbol femenino no hay una cultura tan centrada en lo económico. O, mejor dicho, no ha habido hasta ahora tanto foco en este asunto. No obstante, muchos coinciden en que hay un mismo rumbo, aunque las cuantías sean difícil de igualar.

Se empiezan a tener sueldos menos terrenales en equipos como Barça, Lyon o Chelsea, entre otros, y en ello está un crecimiento que llama al interés por este asunto. "Los asesores externos empiezan a entrar en la ecuación y es el primer indicio de que esto está creciendo también por esta vía", dicen, a la vez que se demanda una mayor profesionalización del fútbol femenino en la gestión de fichajes por parte de los clubes.

Pese a esto, por el momento, la responsabilidad social y el respeto por el resto es mayor en el caso de ellas. "Se prefiere tener esa confidencialidad para no generar comparaciones feas con compañeras que pueden estar muy lejos en cuanto a salario", remarcan. En esta línea, va otro de los testimonios: "Hay dos tipos de jugadoras. Unas que están muy por encima en tema sueldos y no dicen nada por respeto a las demás y al grupo. Y porque no aporta nada a su relación con el resto. Tampoco tienen tantos egos en este sentido como ellos. Y otras, la mayoría, que cobran sueldos más 'normales' y no lo dicen porque tampoco buscan ese enfrentamiento. Es una manera de protegerse entre ellas también".

Tampoco hay un interés de la jugadora de generar una especulación en el mercado. Las futbolistas más 'top' no tienen tantos opciones para seguir creciendo a nivel de clubes. "Hay pocos clubes que puedan aspirar a una futbolista de primer nivel y al final no hace falta que se esté generando interés por ella en los medios cuando tiene que cambiar de equipo", explican. Algo que también esta cambiando. Por ahora, son pocas las operaciones que generan un culebrón en el mercado de fichajes del fútbol femenino, pero ya se empiezan a generar los primeros casos. Porque el dinero no sólo llama al dinero, sino que también al interés.