ATHLETIC 1 - ALHAMA 0

El primer partido del Alhama tras el escándalo: Randri García no habló, parte de la grada le insultó y pidió ser escoltado

El entrenador no dio rueda de prensa tras un partido sin apenas incidentes con un ambiente de tristeza y división en su vestuario.

Randri, entrenador del Alhama, durante el partido ante el Athletic en Lezama. /EFE
Randri, entrenador del Alhama, durante el partido ante el Athletic en Lezama. EFE
Patxo De la Rica

Patxo De la Rica

Lezama acogió este viernes el duelo entre el Athletic Club Femenino y el Alhama de la Liga F, con el foco puesto sobre el entrenador visitante, Randri García, tras las graves acusaciones de varias de sus jugadoras y exjugadoras por tratos supuestamente abusivos y un "acoso laboral", según testimonios recogidos por Relevo. Una situación que derivó en un final de partido accidentado, con insultos de un pequeño sector de la afición rojiblanca hacia el técnico cuando este, junto a la mayoría de sus jugadoras, entraba en el vestuario.

En el acta del encuentro, se detalló sobre lo ocurrido: "Otras incidencias: El delegado del equipo visitante nos manifiesta, una vez finalizado el partido, que dirigiéndose a la zona de vestuarios, la grada se ha dirigido al equipo visitante con los siguientes términos: 'ERES UN HIJO DE PUTA'".

Este suceso hizo que la seguridad privada de las instalaciones rojiblancas se pusiese en contacto con la Ertzaintza, que acudió con cuatro vehículos y más de una decena de policías a escoltar a Randri a la salida del vestuario en su camino hasta el autobús, pese que ya no quedaba ningún aficionado bilbaíno en el lugar. Caminó tranquilo, subió al autocar y, junto al resto de la expedición, puso rumbo al aeropuerto escoltado por los mencionados vehículos.

Tristeza y división en el vestuario del Alhama

El final de la noche fue todo lo contrario a lo sucedido en el partido. El técnico y sus jugadoras disputaron el encuentro, a simple vista, con la normalidad de cualquier otro. Quien no fuese conocedor de las noticias de estos últimos días no hubiese notado nada raro. El fútbol lo tapó todo. Sí que se evidenciaron signos de una situación complicada tras el pitido final, con un ambiente triste y un vestuario que se mostró dividido en su salida del campo.

En cuanto al duelo, el Alhama saltó al terreno de juego con un once en el que estaba Andrea Carid, una de las jugadoras que no firmó el comunicado emitido por 17 futbolistas del Alhama, en el negaron que haya existido acoso sexual. El partido arrancó sin ningún reproche o cántico del público bilbaíno en este sentido. En los 90 minutos, no hubo un sólo grito hacia el entrenador del conjunto murciano. Sí que se produjeron tras concluir el mismo, con un grupo de jóvenes aficionados del Athletic que recriminaron al entrenador del Alhama los hechos denunciados por las jugadoras.

El caso es muy grave, sobre todo con lo ocurrido en la jornada de este viernes. En la previa del partido, cinco jugadoras que no formaron parte del comunicado de las 17, se pronunciaron en declaraciones a Europa Press y dijeron sentir "decepción" con el resto de compañeras, además de confirmar haber visto "barbaridades", sufrido "vejaciones", sido "humilladas" o sentido "miedo" en su etapa en el club.

La polémica pasó de puntillas por el partido

Esto se produjo horas antes de que el conjunto murciano llegase a Bilbao. Ya sobre el césped de Lezama, Randri esperaba el inicio del calentamiento en un corro rodeado de parte de su staff, siguiendo después los ejercicios previos con relativa normalidad, más allá de alguna cara larga de alguna suplente. Antes de entrar en el vestuario, hubo abrazo grupal de las titulares.

El comienzo del partido confirmó las sensaciones de que las graves acusaciones y la fuerte polémica previa iba a pasar de puntillas sobre el campo. Randri saludó a Iraia, entrenadora del Athletic, y se sentó en su banquillo. Desde ese momento, tardó 3 minutos y 22 segundos en levantarse para hacer la primera corrección. Precisamente, a la citada Andrea Carid.

Randri es un técnico efusivo. Muy inquieto en los banquillos. Sin embargo, en Lezama pasó la mayoría del tiempo sentado junto al preparador físico y su ayudante principal. Las indicaciones eran rápidas, de apenas unos segundos. Seguidamente, volvía a sentarse. Nadie, más allá de algún cuchicheo, se pronunció sobre el tema en el transcurso del encuentro.

No obstante, la falta de normalidad se evidenció tras finalizar el encuentro en Lezama. Las jugadoras se mostraron muy afectadas por la derrota y quedó latente un ambiente de tristeza y división en el vestuario. Las jugadoras salieron por separado, en dos grupos, y sin pasar por las duchas. Algunas de ellas saludaron a familiares que habían asistido al partido y salieron rápido del campo sin que ninguna hiciera declaraciones al respecto. Tampoco lo hizo Randri, que fue escoltado en su marcha de Lezama después de haber recibido reproches por parte del citado grupo de aficionados al finalizar el encuentro.