Así lidera a la Selección Quim Junyent, el amante del ajedrez que "jugaba llorando"
El jugador del Juvenil del FC Barcelona suma dos goles y una asistencia en el Mundial de Indonesia.
Cuando Sky Sports fue a buscar al nuevo Andrés Iniesta en La Masia en 2018, preparando un reportaje de cómo se trabaja en el Barça el fútbol base, el entonces responsable del fútbol formativo Aureli Altimira no lo dudó: "Grabad a Quim." Ahí aparecía Quim Junyent (Balsareny, 2007), tan pequeño que cuando pisaba la pelota parecía que se subía encima de un trampolín a punto de saltar. "Me comparan con Iniesta estos del Barça porque soy técnico y la paso bien", decía a pantalla Junyent con apenas 10 años. Ahora, cinco años después, el del Barça es uno de los mejores jugadores de la Selección en este Mundial sub-17.
La Masia es una fuente inagotable de talento. A veces, los nombres se amontonan y dentro se sufre porque se cree que algunos, que quizás en épocas de escasez hubiesen llegado seguro, no logren dar el salto al primer equipo a pesar de reunir todas las condiciones. Pau Moral, quien lo entrenó en alevines, no duda ni un momento. "Quim lo tiene todo para poder jugar en el primer equipo. Es muy dinámico, tiene llegada... es un interior con aptitudes para poder llegar", comenta Moral a Relevo. Este curso, Junyent (juvenil de primer año) está siendo pieza troncal del Juvenil B y teniendo minutos con el A.
El Nàstic de Manresa como punto de partida
Todo empezó en el Gimnàstic de Manresa, que se fijó en él cuando apenas levantaba un palmo del suelo, llevándoselo tras empezar a jugar en la Escoleta de Balsareny. Su entrenador, Joan Guillaumet, explica a Relevo cómo empezó a forjar su personalidad a partir de una inferioridad física que le obligaba a explotar toda la pillería posible. "Era un fuera de serie técnicamente, pero es que además se las llevaba todas a pesar de que la pelota era cuatro pies suyos. Metía la cabeza, se tiraba... no tenía miedo". Junyent estuvo dos años en el Nàstic antes de ir directamente al FC Barcelona. "Siempre decíamos que jugaba llorando. Lo metía todo para compensar su falta de altura, veías que se esforzaba el doble porque tenía un hándicap importante".
Aún así, Junyent ya era decisivo pese a ser el más bajito del equipo. "Solo perdimos un partido, que fue a penaltis contra el Barça de Lamine Yamal. Teníamos un equipazo. Pol Duran (en el Real Madrid), Marc Bernal (en el Barça y presente en el Mundial sub-17), Plegue (Espanyol)... Y en un torneo ante el Espanyol, en el último minuto, hubo un bote neutral. Quim era tan vivo y pillo que, aprovechando que era muy bajito, antes de que la pelota tocase el suelo se la llevó, tac-tac, y marcó. Nadie se dio cuenta". Junyent, que sigue siendo un jugador bajito, mantiene intacto ese olfato y esa astucia para marcar diferencias contra jugadores mucho mayores que él.
Bastó un entrenamiento en el Barça para que tuviesen claro que debían ficharlo. Aureli le esperó junto a Marc Serra, responsable del fútbol 7 del Barça, y le preguntaron si quería jugar en el Barça, a lo que el pequeño Junyent no pudo sino sonreír, incrédulo. Al fútbol se le une la pasión por el ajedrez, disciplina en la que llegó a ganar torneos y que le ha acompañado durante toda su etapa formativa. Fútbol y ajedrez para unir su constante movilidad e hiperactividad con una calma más reflexiva.
Técnica y creatividad
El del Barça es un interior técnicamente muy bien dotado, con dominio de ambas piernas, gran giro entre líneas y mucha facilidad para el último pase y el último gesto ante el portero. A pesar de su estatura, es un futbolista con un tren inferior muy potente. "Ya se lo veías de pequeño. No le podían tumbar, es muy ágil y tiene una gran conducción", apunta Moral. Puede actuar en ambos perfiles y su dinamismo le lleva a no estar nunca quieto. "Es un motor. No para, se mueve, se ofrece, el balón no le quema nunca. Me recuerda a Xavi, que puedes pensar que por su físico quizás no son muy potentes pero hacen muchísimos kilómetros", cuenta a Relevo Aureli Altimira.
A su movilidad, agresividad y buena lectura le une algo indispensable para marcar diferencias viviendo en zonas en las que hay poco tiempo para pensar: es un jugador creativo. Ejecuta y piensa rápido, y como en la acción adjuntada, es capaz de dar pases de gol de alta dificultad detectando los espacios liberados. "Técnicamente siempre le veías un paso por delante. La pisaba mucho, fintaba con su cuerpo. Es innato", recuerdan ex entrenadores suyos a Relevo.
La Masia como fuente de talento
No todo fue sencillo. Su primer año de infantiles, Quim sufrió mucho, pero en el Barça no dudaron nunca. "Le veías sufrir porque era muy pequeño y ante rivales fuertes le costaba porque no llegaba. Pero nunca dudamos de su continuidad porque le veías ese talento y su personalidad... y lo teníamos claro", cuenta Altimira. "Se frustraba muchas veces consigo mismo porque quería hacer cosas y no podía. Era realmente bajito, y aún así siempre iba a por todas. Es un jugador valiente", señala Moral.
Gavi y Fermín en el primer equipo, Aleix Garrido y Unai en el filial, y por debajo nombres como los de Junyent o su compañero Juan Hernández, además de Guille Fernández (2008) o Ebrima (2010). El Barça tiene un ramillete de interiores impresionante, tanto por nivel como por diversidad. En el caso de Junyent, su físico se ha aclimatado a su fútbol. Ante Mali, la selección más poderosa en el plano físico de todo el Mundial, Quim no solo fue titular, sino que fue uno de los mejores a la hora de girar al rival, recibir entre líneas y poder tener recepciones constantes a espalda de su doble pivote.
Los puntos ciegos de Junyent tienen que ver con su forma de moverse, a veces demasiado caótica, y unos primeros controles tan ágiles que se le escapan, lo que le fuerza a tener que repetir un segundo movimiento para superar a su par. Nada que no sea corregible ni impropio de un perfil como el suyo. "Si fuese por él, estaría todo el partido interviniendo. La quiere siempre, y cuando se une con Juan Hernández en zonas interiores son como Zipi y Zape, tirando paredes, buscándose constantemente", señala a Relevo un analista que estuvo en La Masia. Con la lesión de Gavi desnudando al Barça, La Masia sigue demostrando que siempre habrá talento para creer en el trabajo hecho. España, que junta hasta siete titulares en este Mundial sub-17, puede dar fe de ello.