Yo jugué con Beckham: "Si se quedaba sin camilla, se tiraba al suelo y dormía ahí"
El jugador inglés pasó por seis clubes y dejó huella en todos ellos. Sus excompañeros lo recuerdan "humilde" a pesar de ser un fenómeno de masas.

Pocos jugadores en la historia del fútbol con la influencia mediática de David Beckham. Un fenómeno de masas que influyó directamente en el deporte por su capacidad para generar ingresos a través de su juego pero, sobre todo, de su imagen. Y más allá de lo mediático, Beckham era un "señor". Así lo recuerdan algunos excompañeros con los que ha hablado Relevo para tratar de descifrar al hombre detrás del personaje.
Aunque se convirtió en estrella en Mánchester, sus primeros pasos futbolísticos los dio en su ciudad natal, Londres. Eso sí, ya sentía pasión por el United ya que su padre siempre se había reconocido seguidor y viajaba desde la capital a menudo junto a su familia, incluido el pequeño David, para ver los partidos en Old Trafford. Motivado por su progenitor, realizó pruebas en numerosas escuelas de fútbol hasta que en 1991, con 15 años, firmó por las categorías inferiores de los red devils.
Sus primeros años de profesional estuvieron marcados por su irrupción brutal en el fútbol inglés, consiguiendo con una generación dorada, la famosa Clase del '92 (The Class of '92), la primera Premier League después de 26 años de sequía. Gary Neville, Paul Scholes, Nicky Butt o Ryan Giggs escalaron al primer equipo del United de la mano de Alex Ferguson para comenzar una etapa gloriosa.

Gary Neville, uno de sus mejores amigos en aquella plantilla, tuvo que cambiar de posición por su culpa. "Yo era centrocampista en el Manchester United cuando tenía 12, 13 o 14 años. Luego llegaron jugadores como Beckham y, de repente, me convertí en lateral derecho. Pensé: 'Vaya, tengo un pequeño problema, porque hay jugadores con un talento diferente al mío'", reconoció en una entrevista en Sky Sports.
Jugó en Manchester por casi una década. Allí hizo de su golpeo una seña de identidad. "Desde el principio se vio su calidad y su profesionalidad. Su repertorio de pases y sus lanzamientos de falta eran brillantes, y eso no era casualidad: estaba todo el día practicando", destacó Scholes. El propio David contó el porqué de su facilidad para tirar. "Cuando mi padre llegaba a casa del trabajo, íbamos juntos a la portería. Se ponía entre la portería y yo, obligándome a disparar con efecto. La gente que nos miraba debía pensar que estábamos locos. No parábamos, incluso cuando el sol se había puesto, jugando con la luz que entraba por las ventanas de las casas que rodeaban el parque", comentó en su último libro.

Sus últimos años estuvieron marcados por su distanciamiento con Ferguson, su padre futbolístico. Ricardo, exportero del United que coincidió con Becks durante su última temporada, cuenta el incidente que terminó con el jugador saliendo de Manchester. "No le tiró un bota. Ferguson, en un speech, le recriminó a Beckham una acción y éste le dijo que estaba equivocado. Entonces Ferguson le pegó a una bota en el suelo, del enfado. Y ésta salió volando y le dio en la cara a David, que se llevó la mano y vio que le había hecho un poco de sangre… Entró en cólera. Les tuvimos que separar", recordó en una entrevista en AS.
"Hubiese sido un gran corredor de 800 o 1.500 metros"
Expreparador físico del Real MadridSu fichaje por el Real Madrid dio la vuelta al mundo. Por primera vez, después de toda una vida en Inglaterra, hacía las maletas rumbo a España. "Fue una locura. En su primer verano nos fuimos a la gira asiática y la gente se volvía loca con él. Cuando salía no se oía nada de los gritos que pegaba la gente", comenta un canterano que coincidió varios años con él en el club blanco. Él mismo cuenta una anécdota: "A veces llegaba a los entrenamientos después de algún anuncio o evento. Todo lo que le regalaban lo traía y lo repartía entre los canteranos y los utilleros. Era muy buen tío".

Otra persona que trabajó con él mano a mano y con el que forjó una buena relación fue José Luis San Martín, preparador físico del conjunto blanco durante casi cuatro décadas. "La gente nos preguntaba cómo nos entendíamos. Él no hablaba español y yo no hablaba inglés, pero a la hora de trabajar, con tres cosas básicas, nos entendíamos", recuerda. Él se encargada de "darle caña", pero Beckham protestaba poco. "Siempre se hablaba del aspecto técnico de los galácticos, pero físicamente eran otro nivel. En el caso de David, hubiese podido ser un gran corredor de 800 o de 1.500 metros". Además, San Martín destaca su capacidad de golpeo. "Era increíble. Tenía una capacidad para el desplazamiento y para el disparo... Los compañeros le pedían la pelota desde 50 o 60 metros y se la daba perfecta".
Rubén González, otro de los canteranos de aquella época, lo recuerda por su clase para jugar, y también para vestir: "Beckham venía a los entrenamientos en chándal (risas). Cualquier cosa le quedaba bien. Venía en chándal, con una camiseta rota… Parecía cualquier tipo de persona y no David Beckham. Le veías y decías 'madre mía y este tío' (risas). Lo que pasa es que luego tenía más clase que un instituto", comentó en una entrevista en Relevo.

"En la primera gira que se hizo, aquella que fue por China y por Tailandia, en cada país al que llegábamos nos daban un regalo de bienvenida. Yo me quedaba sin regalo (risas) pero yo y otros tantos porque nada más llegar iban todos y le daban 17 regalos a Beckham. Recuerdo que no se le veían ni los ojos de todos los collares que llevaba", recuerda entre risas.
Otro de los jóvenes que coincidió con Beckham fue David Barral . "Recuerdo un día de partido en el Bernabéu, que con el Castilla la fase de ascenso la jugábamos allí. Una de las veces que estábamos en el vestuario abrimos la taquilla de Beckham y había un perfume. Nos echamos todos, porque olía tan bien... Buah, fueron momentos… Yo siendo un niño con 18 años o 19 años, no me había echado un perfume en mi vida, y abrí la de Beckham y digo 'esta es la mía', y me eché yo también. Ese día olí de escándalo".
"Fuimos a una cafetería y le preguntaron su nombre. Yo no lo podía creer"
Exjugador de LA GalaxyDurante su etapa en la capital de España se le contabilizan más de un centenar de eventos publicitarios. Una extrabajador de la marca Adidas comenta a este periódico que, a pesar de vivir gran parte de su vida rodeado de gente que no conocía, nunca perdía la sonrisa y el saber estar. "Llegaba a una grabación y saludaba a todo el mundo. Técnicos, actores... Pero lo más increíble es que se quedaba con tu nombre. Cuando se despedía, te llamaba por tu nombre y sólo se lo habías dicho una vez. Pensábamos que era superdotado".
Cinco años después de recalar en el Santiago Bernabéu, iniciaba la aventura americana. Su impacto en la MLS fue brutal, pero más a nivel internacional que en Estados Unidos. Lo recuerda Carlos 'Pescaito' Ruiz, exjugador de LA Galaxy que coincidió con el de Londres. "La liga hizo muy buen marketing con su llegada, pero la mayoría de gente no sabía quién era. El fútbol apenas se seguía en aquel momento. Un ejemplo es que fuimos a una cafetería algunos del equipo y te tomaban el nombre para luego llamarte cuando el café estuviera preparado. La dependienta le preguntó el nombre a Beckham. No lo conocía. Yo no lo podía creer". La cosa era diferente en Asia. "Fuimos de gira a Hawaii, Korea, Shanghai y Hong Kong. Durante uno de los viajes, Adidas preparó un evento en una de sus tiendas. No había visto tanta gente en mi vida".
Con Carlos había buena relación. Le pedía que le hablase en español para no perder lo poco que había aprendido en Madrid. "No hablaba mucho, era muy reservado, pero es de los compañeros más humildes que he tenido", dice el exdelantero, leyenda de Guatemala. "Los Angeles es tan grande que, cuando había dobles sesiones, para algunos era mejor quedarnos en la ciudad deportiva que volver a casa para un par de horas. Después de comer, nos quedábamos descansando en las camillas de masaje. Si él no conseguía una, no se quejaba ni la pedía: se tiraba al suelo y se quedaba durmiendo ahí".

Antes de la retirada, tuvo un efímero paso por Milán y París. "Era súper profesional. Entrenó como el que más hasta el último día. Y seguía ganando a todos en los retos de faltas después de los entrenamientos", comenta un miembro del cuerpo técnico de aquel PSG. Destaca su gran carácter a pesar de tener por aquel entonces 38 años y afrontar los últimos pasos de su larga carrera.
Poco después de dejar el fútbol, en 2013, montó una empresa junto a su mujer, Victoria, para gestionar sus derechos comerciales además de para adquirir participaciones en empresas emergentes para potenciarlas y sacar un beneficio. También invirtió en whiskey, cannabis o deportes electrónicos, aunque por lo que más se le conoce es por montar la franquicia Inter Miami en 2018 junto a otros inversores.
Una figura con luz propia que cambió a su manera el fútbol. A los participantes de este reportaje se les ha preguntado por algún defecto ante las continuas buenas palabras que le dedicaban, pero nada. Sólo alguno que lo tachaba de "coqueto", como si fuese malo y como si no se supiese. Lo cierto es que, a pesar de la entidad del futbolista, mantuvo siempre su humildad, la misma que le trasladó su familia cuando sólo era un niño de Londres que quería jugar en el Manchester United.