TELEVISIÓN

José Ángel de la Casa, contado por los suyos: "No he conocido otro, y mira que somos un montón, con su conocimiento del juego"

Amigos y compañeros del mítico periodista de Televisión Española rememoran su tiempo con él como referente.

José Ángel de la Casa, en una imagen reciente. /EFE
José Ángel de la Casa, en una imagen reciente. EFE
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

"Un día que yo estaba haciendo un resumen de un Real Madrid-Barça, que ya era domingo, yo estaba ahí, venga, venga, elaborando la pieza, buscando jugadas... y como a las seis de la tarde llegó a la cabina y me dijo 'A ver, tú, Paco Grande, ¿cómo vas? Que este partido se jugó ayer, ¿qué estás haciendo, 55 días en Pekín?' No, José Ángel, es que mira, no sé por dónde empezar... '¿Pues por dónde vas a empezar? Por el principio'. A partir de ahí dije, a tomar por culo, pues es verdad. Él iba a lo práctico siempre".

Hagamos caso a José Ángel de la Casa, porque los muchos que lo trataron le designan como uno de los más grandes, un referente, un maestro, un narrador único, un jefe particular, un amigo fiel... Empecemos por el principio que, en su caso, es un pueblo de Toledo, Los Cerralbos, algo muy alejado del mundo en el que se ganaría la vida.

"Él ha estado del Mundial del 82 hasta el 2006 retransmitiendo ininterrumpidamente, eso no lo ha conseguido nadie, un chaval que salió de un pueblo donde no había ni radio y se ha convertido en un referente mundial". Lo explica Roberto Gómez, que le conoció en 1978 y desde muy pronto lo tuvo como uno de los grandes amigos de su vida.

La televisión, su medio, llegó cuando tuvo que llegar, pero antes de aquello José Ángel fue un buen futbolista, llegó a jugar en Tercera en el Talavera, y haber estado en el campo le dio una visión para siempre de lo que era aquel deporte que más tarde contaría durante décadas para millones de personas.

"Nos conocimos en los 70, él estaba en RNE y yo en AS, coincidíamos en ruedas de prensa y esas cosas, también porque los dos habíamos jugado al fútbol, él en Talavera y yo en el Ensidesa. Nos unía eso también", remarca Toni Fidalgo que, como Roberto Gómez, también tuvo más de una década de viajes por el mundo y cercanía con José Ángel de la Casa.

Narrador de narradores

Haber jugado al fútbol le hizo destacar entre todos los narradores por su conocimiento. Los que estuvieron a su cargo, cuando le analizan, no tardan en resaltar esa cualidad. "Yo lo que más destaco de él es que era muy seguro, tremendamente seguro, yo le he visto equivocarse muy poco. Yo no he conocido otro, y mira que somos un montón, con un conocimiento del juego como el que él tenía", señala Juan Carlos Rivero que es hoy la voz de España como lo fue durante tanto tiempo De la Casa.

Paco Grande, que con su Conexión Vintage ha podido analizarle en profundidad, recuerda de dónde bebió su manera de narrar: "Él recogió un estilo de mucha calidad, de gente como Juan Antonio Fernández Abajo, que era su gran referente, de hecho practicaban juntos en Prado del Rey. Juan Antonio le enseñaba los fundamentos, el lenguaje de la televisión".

De la Casa, en una imagen de archivo
De la Casa, en una imagen de archivo

Hoy las retransmisiones han cambiado, son más movidas, más radiofónicas, más gritonas y todo eso hace que De la Casa ya no empaste con el presente, pero él mismo fue un innovador en las formas cuando empezó a narrar, como recuerda Juan Carlos Rivero: "Él heredaba de las grandes voces, pero fue un poco más allá, yo creo que utilizó un lenguaje más sencillo, más llano, más directo y eso en ese momento era un avance, porque no engolaba la voz, no quería ser especialmente ceremonioso, era sencillo, natural y claro explicando las cosas, con ese estilo que entonces se hacía, porque hablaba mucho con los silencios, que ahora se habla muchísimo más y se le deja menos espacio al silencio".

"Yo no llegué a ver a las viejas glorias de la transmisión televisiva, quizá un poco a Matías Prats, pero desde entonces ha sido el mejor relator de la televisión, lo de ahora son personajes afectados que hacen radio más que televisión, siguen al balón continuamente, que no es necesario, no le tienes que contar al espectador lo que ve", cuenta Toni Fidalgo.

"Tenía muchísimo respeto a la audiencia, la gente decía que era soso, pero él tenía su estilo. Era capaz de anticipar las jugadas, de definir lo que pasaba en el partido. Ahora igual no tendría cabida, porque todo es sonido radiofónico, pero yo me quedo con su estilo, porque era capaz de enseñar las interioridades del partido, también porque hablaba mucho con futbolistas y sabía de fundamentos técnicos sin necesidad volverse loco", relata Grande, que también recuerda que no se volvía loco buscando datos, cosa que es un mal bastante común en la mayoría de narradores.

"Todos, yo el primero, buscamos 800.000 datos y estamos obsesionados con decirlos, él no lo veía, decía que el dato hay que decirlo cuando hay que decirlo. Él se lo guardaba y cuando llegaba el momento... en eso era un maestro", cuenta.

Narrador de fútbol, por supuesto, ese deporte que como un agujero negro suele absorber todo lo que le pasa cerca, pero también de otros deportes, como el atletismo, que siempre fue una de sus grandes pasiones. "Le gustaba muchísimo, hacía esas transmisiones con su voz inconfundible. Él jugó al fútbol, pero le gustaba mucho el deporte, salir a correr cuando no lo hacía casi nadie, el atletismo era una de sus grandes pasiones y se desenvolvió como en el fútbol, haciendo pareja con Gregorio Parra", explica Rivero.

Contar el fútbol por todo el mundo

Ser narrador de TVE, todavía más en el tiempo de José Ángel de la Casa, significaba viajar mucho por un mundo que no es el de hoy en día. En esos aviones y en esos hoteles de países que resultaban mucho más exóticos de lo que son ahora, fraguó algunas de sus mayores amistades periodísticas.

Fidalgo, que después de su tiempo como periodista fue secretario general de la LFP, era uno de esos amigos. Juntos cubrieron mucho mundo, y recuerda especialmente un Mundial juvenil, el de 1985, en el que solo había tres periodistas españoles para la final. España perdió y ellos se perdieron también. "Como tenía que recoger todos los aparatos de la tele y todo eso perdimos el último autobús que ponía la organización. Salimos del Estadio Olímpico de Moscú y llovía, vimos una furgoneta y nos metimos para que nos llevasen al centro, pero nos largaron de allí. Había igual cuatro kilómetros hasta el hotel Rosiya, que ahora ya no existe. Total, que paramos un coche, un coche cualquiera, le abrimos la puerta. Le explicamos como pudimos dónde estaba el hotel y él nos llevó a la plaza Roja, que estaba cerca del hotel", rememora.

"Era un tipo discreto, nunca levantaba la voz. Yo nunca le he visto enfadado. Bueno, enfadado sí, pero un enfado sin hablar, sin... No sé, fundamentalmente era muy sobrio, era un buen amigo de sus amigos", rememora.

También lo recuerda así Roberto Gómez: "Era mi hermano mayor, he crecido mucho con él, me ha enseñado televisión, periodismo, radio, pero sobre todo la manera de andar por la vida, no le gustaban las discusiones, las peleas, era muy aséptico, muy lineal, muy serio en todo y con unos hábitos de trabajo impresionantes"

De la Casa recibe un premio de manos de Ángel Villar.
De la Casa recibe un premio de manos de Ángel Villar.

Gómez, que ha visitado muchas veces a José Ángel en estos años de enfermedad, también viajó mucho con él por el mundo. La cuenta no a modo de anécdota, porque no se puede reducir un personaje así a un par de escenas, sino para mostrar el tipo de compañero que era.

"Nos hicimos los dos tres finales en un mismo año, el Atlético en la Recopa, la UEFA en Berlín, un Colonia-Real Madrid y al día siguiente era en Sevilla la final de la Copa de Europa entre el Steaua y el Barcelona. Tenía preparado un coche la policía municipal en el aeropuerto, porque llegábamos a las cinco. Yo le había hecho una pirula y me había dejado de hablar, seguíamos viajando pero no nos hablábamos, sin hablarnos y durmiendo juntos. Narramos el partido, estábamos en el hotel Los Lebreros, que era nuestra referencia en Sevilla, subimos a la habitación y me dijo 'mira, puedo soportar 20 años sin hablar contigo, pero no soporto que a ti te guste dormir con la persiana subida, llevo una semana sin pegar ojo, arréglalo como sea", recuerda el carismático reportero.

Gómez es capaz de trazar una lista de amigos muy considerable en la que el Tofo —un inciso aquí, el narrador que para el mundo entero era José Ángel de la Casa para sus amigos era el Tofo, y así lo recuerdan todos casi sin querer en la conversación, un apelativo que llegaba por su segundo apellido, Tofiño— era el amalgama, uno de los más capaces en juntar a los que quería.

El jefe de todos

Fue narrador, fue viajero y, por supuesto, también fue jefe. Durante muchos años, con las idas y venidas que siempre ha tenido el área de deportes de TVE, y cuando no lo era, como dice Juan Carlos Rivero, también parecía seguir siéndolo. Porque la autoridad no siempre está ligada al cargo, es otra cosa distinta.

"Era una persona muy especial, con un carácter fuerte, y los que hemos coincidido mucho con él tenemos muchas frases de las que él decía. Él fue mi primer jefe, en Estudio Estadio, y cuando yo me incorporé a TVE, en 1989, fue directamente en su programa. Fue jefe un montón de tiempo, pero también es ese tipo de personas que no tiene que decirte que es tu jefe, porque resulta evidente, por la manera de tratarte. A su manera era cariñoso y muy agradecido cuando le gustaba lo que hacías", explica el narrador.

No era el más dicharachero ni una de esas personas que siempre parece generar ruido más que hablar, ese agradecimiento para las cosas buenas era más con gestos que con palabras. "Él me adoptó en su entorno, fue quien me nombró editor de Estudio Estadio. Él te decía lo que tenías que hacer y no te decía más. Luego tú hacías la tarea y no te decía qué bien o qué mal... lo más que recuerdo, cuando vine de Nigeria, que es lo más grande, que yo he hecho, todo lo más que me dijo fue 'No ha estado mal, Paco Grande", recuerda uno de sus pupilos.

Discreto, sencillo, humano

Entre sus cualidades como jefe había una capacidad para sacar adelante la tarea sin complicarse en exceso. "Él era un tipo de decisiones muy sencillas, ahora si hacemos una final de Copa nos reunimos un montón de veces, estudiamos todos, que si el personaje entra por aquí, el conductor hace tal... él era refractario de ese tipo de cosas, consideraba que éramos lo suficientemente capaces como para saber lo que se necesitaba en cada momento. Y luego salía todo más o menos bien", explica Rivero.

Recuerda de él otra cosa: la determinación. "Él era una persona muy firme, no dudaba mucho, decidía rápido y generalmente cuando te dabas cuenta de lo que había dicho pensabas 'pues es verdad, era eso', era un tío muy intuitivo en su manera de hacer", explica el narrador actual de la Selección.

El recuerdo de Paco Grande se parece: "Tú notabas si algo le satisfacía o no si lo repetías luego. Era una persona muy directa, muy práctica. Frío cuando tenía que tomar decisiones, aunque ese no era su carácter. Tenía una gran convicción y una gran capacidad informativa y deportiva. No era de muchas palabras, no te decía nada, pero controlaba todo, se daba cuenta de todo".

También le ha recordado así en Instagram uno de sus grandes amigos, Míchel, que antes de entrenador fue comentarista de cientos de partidos en TVE: "Metódico, serio, conciso pero eficaz, entre confidencias, viajes y vida en común pasaron ocho maravillosos años contigo".

Una de las características más importantes de un jefe, y uno de los dones que tenía De la Casa, era valorar y entender las capacidades de aquellos que tenía a su cargo. "Le tengo mucho cariño, como todos los que estamos aquí. Yo empecé a hacer el circuito de tenis porque me puso él, le estamos muy agradecidos los veteranos que coincidimos con él. Yo además coincidí casi diez años haciendo la Selección como equipo ENG y él era el narrador habitual", explica Rosana Romero, que es hoy la directora de deportes de la corporación y que ahora prepara algunos homenajes para el histórico periodista.

Los presentadores de Estudio Estadio.
Los presentadores de Estudio Estadio.

"En mi caso fue capaz de verme cualidades profesionales que yo no sabía que tenía, y me encargaba cosas como ir a comentar un Mundial de sincronizada a Melbourne, que yo le dije que no tenía ni idea y él me dijo 'Pues tú vas, y comentas", explica Paco Grande.

Y un jefe nunca es un buen jefe si entre sus cualidades no está defender a su equipo cuando toca. En su momento le pasó con Roberto Gómez, que además de amigo fue compañero: "Yo sé que le he dado muchos dolores de cabeza, era un profesional honesto, siempre defendía a los compañeros. Yo recuerdo cuando pidieron mi cabeza en TVE, yo comía casi a diario con él y un día me dijo 'Tengo que comentarte un par de cosas'. Me dijo que iba todos los días a Estudio Estadio, al territorial, y que hay que rotar. A la siguiente vez que me llamó me dijo 'Me dicen que tienes que rotar'. Yo le pregunté, pero ¿por qué? 'Hay algunos muy interesados en que rotes y que no vengas en algunos programas, pero les he dicho que a mí no me gustan las rotaciones, así que no te des por enterado".

Gómez, muy querido por todos los compañeros que trataron con él, coge la palabra para intentar resumir la carrera de una de las personas que ha marcado la historia de la televisión en España. "La gente se queda con la anécdota del gol de Señor, pero hay que tener en cuenta que ha hecho ocho mundiales, diez Eurocopas, otros diez Juegos Olímpicos. Solo, que ahora lo retransmiten ocho o nueve televisiones. Eso no lo consigue nadie en la historia de televisión. Es un referente mundial, conocidísimo por todo el mundo, con una manera, con una marca, con un gran conocimiento del medio, con conocimiento de lo que es el deporte".

Prosigue el reportero. "Yo recuerdo un día que tuve el privilegio de estar con él y con Ramón Díez, que era el mejor realizador y se me caía la baba. Con una profesionalidad impresionante. En la historia de la televisión tiene un papel impresionante, de primer espada abriendo cartel. Era un gran profesional y un grandísimo jefe".

"Ahora que hay tanto master para cualquier cosita, que el que tiene 20 seguidores ya tiene un master, debería de haber un master de José Ángel de la Casa, por su manera de retransmitir y de entender el periodismo. España no ha tenido muchos como él. José Ángel tiene que tener una asignatura, una cátedra".