El tiempo de Jorge López en las tripas del Valencia de Peter Lim: "Pierdes la credibilidad. Los agentes dicen: 'Me da igual lo que me digas, luego me lo vas a cambiar'"
El exfutbolista riojano repasa su trayectoria en el terreno de juego y en los despachos del Valencia, entre otros, mientras reclama refuerzos para el Valencia. "La solución no es cesar a Rubén Baraja".
"Destituir a Rubén Baraja no es la solución. La solución pasa por que en el mercado de enero puedas hacer tres, cuatro cosas y puedas reforzar ese equipo. Si no se va a hacer eso, de nada sirve cambiar al entrenador", comenta contundente un Jorge López (Logroño, 1978) que conoce bien al técnico valencianista, al Valencia -donde coincidieron tres temporadas- y la dirección deportiva del club que ocupó durante cinco meses en un convulso 2019 para la entidad che, con las salidas de Marcelino, Pablo Longoria y Mateu Alemany. "Salta todo por los aires y me dicen que tengo que coger yo la dirección deportiva del Valencia, porque el presidente no iba a hacerlo", recuerda el exjugador de Logroñés, Villarreal, Valencia y Racing de Santander, entre otros, sobre una faceta que le gustaría volver a desarrollar pero con más capacidad de gestión y decisión de la que gozó en la entidad de Mestalla.
"Hay una persona muy lejos que no está en el día a día y que decide que lo que es blanco luego es negro. Es muy difícil estar aquí y gestionar todo eso porque tu credibilidad es nula. Pierdes la credibilidad. Los agentes dicen: 'Me da igual lo que me digas, luego me lo vas a cambiar'", relata el exmediocentro, con quien repasamos su carrera fuera y dentro del campo, marcada por una lesión de cruzado y por el propio Marcelino, por quien el riojano se marchó al Zaragoza en Segunda división la temporada en que podía jugar la UEFA con el Racing de Santander. Allí habían coincidido por primera vez. "Yo siempre había competido con un peso de 78-79 kilos y cuando llegué con Marcelino mi peso ideal me dice 75-76. Y yo: 'Uf, esto es imposible'. Al principio eres un poco reacio pero ves que estás bien, que no te lesionas..."
¿Dónde te ubicamos, Jorge? ¿Cómo estás? ¿Qué es de tu vida?
Bueno, lo último que he hecho a nivel deportivo ha sido el tema de Intercity, en Primera RFEF, aquí en Alicante. Han sido dos años en los que he sido el director deportivo. Es un club nuevo, muy particular, aquí en la ciudad de Alicante donde la gente es aficionada del Hércules, entonces, es difícil hacerte un hueco en una ciudad tan futbolera y con esas raíces tan fuertes de su club.
En cuanto a masa social es difícil crecer, pero sí que es un club en el que he podido trabajar y desarrollar mi trabajo. Nos hemos mantenido dos años en la categoría, que es una categoría muy dura, en la que uno de los años estuvimos con Castellón, Córdoba o Málaga, que son equipos que han acabado ascendiendo a Segunda división, y luchar contra este tipo de equipos es bastante difícil, pero contento con la experiencia y ahora, con ganas de que pueda salir algún otro proyecto. Mientras, estoy con unas escuelas de tecnificación para los más pequeños y me gusta mucho esa faceta de formación, que estoy intentando implantar por esta zona de Alicante.
¿Qué esperas exactamente? ¿Te gustaría entrenar o volver a una dirección deportiva?
A mí lo que me gusta realmente es la dirección deportiva, es lo que más me llena y donde creo que más puedo aportar, pero es verdad que esto de la tecnificación es algo que me gusta, porque ya cuando me retiré sí que entrené a nivel de canteras con chicos infantiles y alevines.
Ahí sí que me encuentro cómodo y me gusta, porque creo que esas edades son muy agradecidas, los niños son como esponjas y estoy ilusionado, pero me veo más en una dirección deportiva que en un banquillo. Un banquillo tiene muchas cosas que quizás me falten o no me vea yo con esa seguridad para poder hacerlo. Creo que es, muy muy complicado.
¿Como por ejemplo?
Hay situaciones en las que a veces tienes que ser un poco injusto con gente y quizás no lo llevo bien yo todo esto. Sí que me vería en un cuerpo técnico, quizás, pero como primer entrenador lo veo más complicado.
¿Se ha sido injusto contigo? ¿Te ha llevado a esa reflexión lo que has vivido tú?
No, pero sabes que a veces no puedes ser justo con todo el mundo, entonces, es difícil. Yo soy una persona bastante cercana y quizás el entrenador en ciertos momentos tiene que ser un poco distante, un poco frío, porque tiene que tomar decisiones continuamente, y quizás por ahí es donde menos a gusto me encontraría. Igual como asistente, como segundo entrenador, donde no tienes que tomar tanta decisión ahí sí que podría aportar, pero como primer entrenador no lo veo. Como sé que no iba a estar en paz conmigo mismo, digámoslo así, prefiero vivir el fútbol, que es lo que me gusta, desde otros lados.
Al Intercity llegaste después de estar en el FC Kryvbas de la segunda división ucraniana, de donde saliste rápidamente con el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania.¿Qué pasó? ¿Cómo lo viviste?
Fui a Ucrania después de haber salido de Valencia. Ya llevaba como un año y medio o así sin trabajar, es un club que insistió muchísimo en que fuese, yo tenía muchas dudas, vinieron aquí a España, me reuní con ellos un par de veces, me invitaron a ir allí a ver todo aquello, y después de todo este tiempo y de ver la insistencia que tenían, que me ofrecían un proyecto a largo plazo, decidí dar el paso con tan mala fortuna que yo voy en diciembre y en febrero explota la guerra.
Era un club que estaba en Segunda división pero iba a luchar por ascender. De hecho, ascendió y este año han jugado Europa contra el Betis, en Conference, creo. Era un proyecto bonito, pero desgraciadamente tuve que salir de allí de aquella manera, porque me pilló la guerra, me explotó todo estando allí. Fueron unas 48-72 horas las que me costó salir, un poco complicadas, la verdad.
¿Puedes profundizar un poco más en esas horas? ¿Me puedes contar un poco cómo fue, si era consciente de lo que estaba pasando, cómo conseguiste salir…?
Sí, fue todo muy rápido pero fue un poco caótico. De repente te despiertas y estás en una guerra. Rusia ya había atacado, sobre todo, zonas militares y estratégicas, de comunicaciones, de servicios, y ahí ya te asustas, porque ves la ciudad: las gasolineras están llenas de coches, los supermercados vacíos y estás en un país que es muy diferente, en el que la gente sólo habla inglés. Es todo en ruso, el cirílico, los carteles, todo. Te asustas.
Es verdad que tuve la suerte de estar en un club con gente que hasta que no salí del país me respaldaron bastante, estaba con un traductor que es ucraniano pero que vivía aquí en España y nos cogimos un coche que nos proporcionó el club y nos fuimos por la frontera, por donde nos dijeron. Fue duro porque ves las ciudades por las que pasabas, veías cómo estaban poniendo sacos de arena, como cercando toda la ciudad para evitar que pudiesen entrar los rusos, veías tanques por ahí. Yo no sabía si aquello era ucraniano, era ruso, aquello era una locura, la verdad que yo estaba bastante asustado.
Luego, las carreteras no son como las carreteras de aquí en España. Salimos por la frontera con Rumanía. Cuando llegamos a la frontera había colas de 10-15 kilómetros de coches esperando para salir. Fue un poco complicado. Conseguimos salir de allí y agradecido a la gente del club porque se portaron bien, aunque nos pasó de todo en el viaje; las gasolineras no te echaban gasolina salvo que conocieras a alguien y desde el club nos dijeron a qué gasolinera ir, dónde echar gasolina, por quién preguntar y todo eso, gracias al traductor. Una experiencia un poco complicada, pero ahora ya con la distancia y con el tiempo te lo tomas un poco como anécdota, pero en el momento fue un poquito duro, sí.
Mejor experiencia fue tu salida de Logroño para llegar al Villarreal, que acababa de descender y esa misma campaña, subisteis de nuevo. Eran los primeros años de la era Roig y el Villarreal que conocemos actualmente, aunque todavía no se vislumbraba lo que es hoy en día.
No. Cuando llegas a lo que es hoy la ciudad deportiva, quien tenga la suerte de conocerla… No había una ciudad deportiva, había sólo un campo de entrenamiento, con un parking, y hoy en día hay una caseta amarilla que la gente dirá qué es eso, y eso era el vestuario donde nos cambiábamos. Era mi primera experiencia después de Logroño, que es donde debuté y donde empezó todo, pero realmente a nivel profesional profesional, lo empecé a vivir en ese Villarreal, que justo acababa de bajar de Primera División y estaba en Segunda. Yo creo que es uno de los vestuarios no sé si mejores, pero con un ambiente muy bueno, ya se veía la ambición de Fernando, de Llaneza, de querer hacer un equipo grande y conseguimos el ascenso. Fue un año muy bonito a todos los niveles, una experiencia muy, muy bonita, porque el vestuario éramos una familia.
Estuve cuatro años en total en Villarreal, uno en Segunda y tres en Primera División. Es un club al que le tengo muchísimo cariño porque es donde se puede decir que empezó prácticamente todo, donde me hice un nombre en Primera División y a partir de ahí vino todo lo demás.
Donde llegaste a sonar para la Selección española, que aquel chico que salió del Logroñés no sé si lo soñaba, lo imaginaba o ni siquiera eso.
Bufff. No lo podía ni imaginar. La verdad que yo voy a Villarreal porque mi debut fue un Logroñés-Villarreal en el que ganamos 3-1 y yo marco dos goles. El Villarreal se queda con eso y me fichan. Ese primer año me costó entrar en el equipo, porque había muy buen grupo para ascender, pero acabé el año ya jugando y luego fueron tres temporadas en Primera División en las que tuve la suerte de jugar prácticamente todo.
"Mi salida del Villarreal fue un poco conflictiva porque me fui al Valencia y ya sabemos la rivalidad que hay. Hubo unos años de tirantez entre Fernando, Llaneza y yo, pero el tiempo lo curó todo y ahora hay buena relación"
Exjugador y exdirector deportivo del Valencia C.F.No puedo decir más que cosas buenas a pesar de que mi salida de Villarreal fue un poco conflictiva en el sentido de que me fui a Valencia y ya sabemos la rivalidad que hay entre ambos clubes y hubo unos años ahí de tirantez (sonríe) entre Fernando, Llaneza y yo, cuando nos enfrentábamos con el Valencia o con otros equipos, pero el tiempo lo curó todo y ahora mismo hay buena relación.
¿Qué te decían? ¿Cómo eran esos encuentros entre vosotros?
Al final, yo no es que yo forzase… Es que después de tres años yo sentía que el club había crecido mucho, que el club tenía grandes jugadores que tenían fichas importantes y yo como que era un jugador de la casa y consideraba que no me valoraban como tenían que valorarme. Tenía opciones de irme a otros equipos, entonces, una vez que planteas una situación se creó ahí un poco de tensión, que creo que es normal, es fútbol y sabemos que la carrera de fútbol es muy corta, tienes que intentar ganar lo máximo posible.
Tenía la opción de hacerlo en otros sitios, el Villarreal consideró que no tenía que pagarme más de lo que me ofrecían y se llegó a la situación de que el Valencia vino con una oferta de cuatro millones, ellos aceptaron, me vendieron, pero un poco a regañadientes porque no era lo que querían. Entonces, sí que había un poco de tensión, porque encima fue al Valencia, igual si hubiese sido a otro equipo hubiese menos conflictivo, pero bueno, fue así y ya está.
Llegas en la extraordinaria temporada 2003-2004, en la que ganáis Liga y UEFA, aunque tuviste un protagonismo no sé si menor del que esperabas. Aun así, marcaste cinco goles, en Liga, donde pudiste jugar.
Sí, yo llegué avanzada ya la pretemporada. En aquella época nosotros jugábamos Liga y UEFA y yo no pude jugar esa UEFA porque había jugado la Intertoto con el Villarreal. Entonces, si habías jugado otra competición con otro club, no se dejaba, luego ya se cambió esa regla. Y jugué Liga, 28-29 partidos y, como tú has dicho, 5 goles, alguna asistencia.
Creo que no estuve al nivel de Villarreal pero, evidentemente, llegabas a un Valencia en el que había jugadores internacionales, de muchísimo nivel -el Villarreal empezaba a ser así, pero aún no era eso-, y era un club grande. Entonces, el cambio fue grande, pero creo que me adapté bastante bien y conseguimos una temporada histórica que aún hoy en día es recordada 20 años después. Súper orgulloso de eso, porque ganar títulos para un jugador no es fácil si no juegas en Madrid o Barça, y fue un año muy bonito y que tengo muy buenos recuerdos.
Cuéntame algunos de ellos…
Yo recuerdo mucho en Zaragoza, que ganamos 0-1 con un gol de Angulo en una falta que saco yo. Aquella fue la famosa peluca de Jaume (Ortí), en paz descanse, dando la vuelta ahí a La Romareda. El día que ganamos la Liga en Sevilla. Recuerdo que eran los inicios de Sergio Ramos, que jugó de lateral derecho y Vicente le hizo un destrozo por banda izquierda (sonríe). Sobre todo, lo que más se recuerda de esas celebraciones es la gente, cuando llegas a Valencia y celebras los títulos con ellos, con los niños pequeños, la gente llorando por la calle, dándote las gracias por hacerles sentir eso. Eso es lo más lo más bonito que te puede dar el fútbol, producir esa sensación en la gente es muy bonito, la verdad.
"Recuerdo mucho en Zaragoza, que ganamos 0-1 con un gol de Angulo en una falta que saco yo. Aquella fue la famosa peluca de Jaume dando la vuelta a La Romareda. El día que ganamos la Liga en Sevilla"
Exjugador y exdirector deportivo del Valencia C.F.¿Qué destacas de aquel Rafa Benítez? ¿Cómo viviste tú al madrileño?
Rafa Benítez era un entrenador muy metódico. ¿Ves? Lo que te comentaba antes, él sí que era una persona fría, porque él mantenía esa distancia o quería mantenerla, no quería demasiada cercanía con el jugador. Tenía muy claro a lo que jugábamos. La verdad que es uno de esos años en los que, en el fútbol pasa a veces, llegas a los campos o a los partidos y sabes que vas a ganar. Nosotros teníamos eso.
Además, él hacía muchísimas rotaciones. Era el que empezó con las famosas rotaciones, por las competiciones, medía mucho los esfuerzos y como él sabía que yo no podía jugar en Europa, pues a mí me utilizaba mucho en Liga. La sensación era que jugase quien jugase íbamos a ganar. La verdad que repetían pocos jugadores, cuatro o cinco igual mantenía pero el resto rotábamos y no se notaba. Creo que ésa fue su gran virtud y el rendimiento de todos fue muy alto.
La campaña siguiente llegó Ranieri y no contó contigo. Saliste al Mallorca, aunque regresaste al Valencia la siguiente y estuviste dos más en el club che. ¿Qué destacas de aquella ida y venida? ¿Qué pasó? ¿Qué te dijo el italiano?
Yo ahí tengo mi mayor espina clavada en el fútbol. Después de ganar una Liga, una UEFA, ser importante, no te digo de los más importantes, pero ser un jugador en esa rotación bastante importante, que hizo buenos números… La salida de Benítez a mí me hizo mucho daño porque vino Ranieri, el Valencia tenía una deuda con la Lazio y trajo a tres jugadores italianos de su confianza, y tuve que salir del Valencia. Eso me hizo bastante daño. No sólo ya la salida, sino el hecho de que volví lesionado.
Porque yo me voy a Mallorca con Benito Floro, que había sido entrenador mío en Villarreal. Deportivamente, fue un año malo, nos salvamos al final de temporada, pero yo en uno de los últimos partidos me rompo el cruzado, que es la única lesión importante que he tenido en mi carrera y claro, vuelvo a Valencia con el cruzado roto. Eso fue en mayo, yo no me recupero hasta febrero, el Valencia justo esa temporada fichó a Joaquín… Un club grande no espera a nadie y no espera a ninguna circunstancia.
Entonces, yo ya mi tercer año prácticamente lo paso en blanco y el cuarto año jugué muy poco porque ya había muchísima competencia, yo venía de lesión… Ésa es la espina que me quedó con Valencia, porque realmente sólo pude disfrutar el año del doblete, a pesar de que esos años sí que pude jugar algún partido de Champions, puede participar en ciertos partidos, pero no tuve la continuidad que estaba acostumbrado a tener siempre en los equipos donde había estado.
Quien vuelve a encontrar la mejor versión de Jorge López es Marcelino, que te lleva a Santander. ¿Qué supuso para ti el técnico asturiano y cómo viviste tu etapa en el Racing? Fueron tres temporadas importantes, os clasificáis para Europa…
Sí. Yo el último año me quedo en Valencia porque acabo contrato, está Quique, que me dijo que contaba conmigo, que quería que me quedase, pero no acabo de jugar todo lo que quería y acabo libre, entonces es cuando aparece Marcelino y voy a Santander. Yo quería volver a ser el jugador que había sido porque, al final, los cuatro años de Villarreal y el primer año de Valencia había estado a un nivel muy alto, viene la lesión de Mallorca y -entre que el año de Mallorca es malo y los dos años siguientes con la lesión y que juego poco-, son tres años en los que dices: 'Joder, no estoy siendo lo que yo he sido, por las circunstancias que sea', el primero que se pone delante soy yo.
E ir a Santander, con un entrenador que yo no conocía, un club que siempre peleaba por no descender… La verdad que fue un año excepcional. Me recordó mucho a ese primer año que te comentaba de Villarreal, ese vestuario muy humano, muy cercano, en el que nos salía todo e hicimos una clasificación histórica. Nos clasificamos sextos, yo jugué prácticamente todo, hice bastantes goles, asistencias... Volví a ser el jugador que había sido. Para mí eso fue como decir: 'No has podido demostrarlo estos años, pero se ha vuelto a ver al jugador que se vio en su momento, ha vuelto a verse esa versión que tú querías'. Y fue en parte gracias a Marcelino y, por supuesto, al grupo que formamos, pero creo que Marcelino ha sido uno de los entrenadores que más rendimiento ha sabido sacarme.
Primero, por su manera de ver el fútbol y cómo encajaba yo en esa manera que él tenía de ver el fútbol y, segundo, porque a nivel de alimentación, a nivel físico, fue el entrenador que tenía muy claro hacia dónde iba el fútbol. Hoy en día eso es algo innato ya en los jugadores, que ya desde pequeños lo ven y lo viven así, pero cuando empecé yo a principios del 2000 hasta el 2008-2009, que es cuando coincido con él, no había ese control tan exhaustivo de la alimentación y del peso y él es un poco el que lo empieza a implantar, y yo tuve un rendimiento enorme cada temporada que jugué con él.
¿Qué antes y después supuso para ti ese control de la alimentación y de la grasa? ¿Qué empezaste a hacer que no hacías? Es algo en lo que coincidís los jugadores que habéis estado con Marcelino. Recuerdo en la primera entrevista en profundidad con Dani (Parejo) después de la llegada de Marce al Valencia, que me contó que con esos cambios alimenticios él perdió 5 kilos y le recuerdo decir que volaba.
Con Dani estuve hace poco, porque coincidimos en Valencia, estuvimos tomando un café, y fui a Villarreal también a verlos hace poco, y se lo dije 'Joder, qué delgado estás', la cara chupada de que estás chupadísimo. Y eso me pasaba a mí. A mí la gente me decía: '¿Pero estás enfermo o algo?' Y yo: 'No, no'. Yo siempre había competido con un peso de 78-79 kilos y cuando llegué con Marcelino mi peso ideal me dice 75-76. Y yo: 'Imposible. Uf, esto es imposible. Yo no he estado así en mi vida'. Tú piensas que no puedes estar en ese peso, pero empiezas con el nutricionista a comer lo que te dicen, a quitarte ciertos alimentos y empiezas a estar en ese peso, y como tu rendimiento deportivo tú ves que es bueno, ves que estás bien, ves que no te lesionas, pues al final… Todos lo que queremos es lo mejor.
"Yo siempre había competido con un peso de 78-79 kilos y cuando llegué con Marcelino mi peso ideal me dice 75-76. Y yo: 'Uf, esto es imposible'. Al principio eres un poco reacio pero ves que estás bien, que no te lesionas..."
Exjugador y exdirector deportivo del Valencia C.F.Al principio eres un poco reacio porque no sabes qué va a pasar, porque hay mucha gente que sí que se comía mucho la cabeza, 'no, es que es imposible', porque te llegas un poco a obsesionar con el peso, porque te pesas todos los días, sabes que no puedes pasarte de un peso porque si no tienes una multa. Luego, ya no es sólo el peso, es la grasa también, porque tú puedes engañar con el peso, pero al final la grasa, ahí no engañas, con los pliegues. Y, bueno, te vas concienciando y vas viendo que encima tienes buenos resultados, lo que quieres es estar lo mejor posible. Ahora yo creo que eso ya va más innato en el jugador, pero a nosotros nos pilló en ese momento de cambio y no todos los entrenadores lo hacían, no todos los preparadores físicos creían en eso. Ahora ya es algo normal.
¿Recuerdas algún producto, algún alimento o algo que tuvieras prohibidísimo? Algo anecdótico al respecto.
Recuerdo que en las pretemporadas las ensaladas eran sin aceite. Te echaban un poco de limón y no tomabas aceite, y te acostumbras a comer así. Yo me acuerdo de Pedro Munitis, que Pedro llevaba ya muchos años haciendo eso, porque él incluso ibas a los restaurantes y él se llevaba su tupper con su comida, y eso era rarísimo. Yo sólo recuerdo eso, que podías comer poco, pero no se te ocurría entre horas ir a la cocina y tomar algo, no se te ocurría, esperabas a la cena, tomabas tu cena y a veces pasabas un pelín de hambre, pero sabías que era lo que tocaba: eres profesional, tienes que hacerlo, tienes que creer en lo que te están diciendo, y si encima tiene resultados: ganas, juegas, estás bien… Para estar al máximo nivel hoy en día o haces eso y estás así o es imposible, porque el fútbol cada vez ha derivado más a lo físico.
Y crees en Marcelino, en su fútbol y en su método hasta el punto de que luego te recluta para el Zaragoza y pasas de poder jugar en Europa con el Racing a marcharte a Segunda.
Sí, la verdad que ésa fue una decisión difícil, porque tenía ya 29 años para 30, había jugado ya mucho en Primera División y no era eso que acabas de llegar y dices 'no, no puedo no jugar en Primera División, irme un año a Segunda', pero Marcelino quería que fuera, yo tenía la cláusula baja, entre comillas, y el Zaragoza quiso pagarla, que eran 3 millones, y me fui a Zaragoza en Segunda, que teníamos un equipazo y yo pensaba que era para subir y el Zaragoza, estando en Primera, iba a ser un equipo importante. Conseguimos ascender con una gran plantilla, pero es verdad que luego no se cumplieron las expectativas que había, cuando se volvió y se recuperó la categoría. Ese equipo para estar en Europa que nos habían prometido que se iba a hacer, la verdad que no fue así.
Fue el último ascenso a primera del Zaragoza, con una muy buena temporada tuya, 7 goles, 16 asistencias, quedó atrás la lesión.
Sí, sí, sí, fue otra temporada muy buena en Segunda, con un gran equipo, teníamos arriba a Everton, a Oliveira, estaba Gabi, empezaba Ander, estaba Zapater, Cafa el argentino, atrás teníamos a Diogo, Ayala, Pavón, Paredes. Teníamos un equipazo para jugar en Segunda, pero había que adaptarse, ascender no es fácil nunca y nos costó. Conseguimos ese ascenso con Marcelino y fue un éxito ese año.
Los tres años que estuve fue el ascenso y dos permanencias. Ya Marcelino estuvo la mitad de la segunda, en Navidades lo cesaron y el Zaragoza ya empezó a hacer cosas raras, a jugar un poco con fuego y luego ya descendió, no sé si al año siguiente de irme yo o a los dos años, y ya no ha vuelto a recuperar la categoría.
Del Zaragoza tienes tres pasos efímeros por Grecia, Bélgica y Cádiz y cuelgas las botas. Empieza tu periplo en los banquillos, precisamente en las categorías inferiores del Zaragoza, y no quiero pasar por alto lo que dices de tu salida del club, de las circunstancias y situaciones que no te gustaron. ¿Qué ocurrió? Llegasteis a salir creo que once futbolistas.
Sí, creo que Ander salió, Gabi creo que también, fue al Atlético de Madrid, Leo Ponzio también creo que salió ese año. Salimos varios. Yo tuve la opción de seguir, porque me hicieron una oferta para renovar, pero ya te digo que, sin tener nada, dije que no porque veía cosas que no me gustaban. Luego, mira que en Zaragoza tenía mi residencia y ellos me abrieron la puerta para entrenar con ellos una vez que me retiré, para llevar un equipo allí. El Zaragoza siempre se ha portado muy bien conmigo, pero en ese momento, la gente que estaba en el club yo no estaba alineado en cómo llevaban las cosas. Lo que decía al principio: yo cuando fui allí se quería hacer un proyecto para ascender, que se ascendió, y para ser un equipo importante en Primera, y no se hizo nunca, entonces, habían faltado a ciertas cosas y decidí no seguir.
Ahí vuelve a tocar a tu puerta el Valencia, Alexanko te repesca para entrenar en Paterna, luego pasas a la dirección deportiva y con la salida de Pablo Longoria y de Mateu Alemany llegaste a ocupar durante cinco meses la dirección deportiva del Valencia en el convulso 2019. ¿Cómo fue esa época? ¿Cómo fue trabajar en la dirección deportiva che?
Sí, paso de entrenar en Zaragoza a ir a Valencia. Siempre habíamos hablado, a nivel familiar, de poder vivir en Valencia porque habíamos estado siempre muy a gusto y manteníamos nuestra casa allí, así que decidimos dar el paso. Yo entro para dirigir al Infantil B, el equipo de fútbol 11, los más pequeños, y empiezo a entrenar, y en febrero o marzo cuando Alexanko y Vicente, que estaban en ese momento, estaban buscando a alguien para que lleve todo lo que es Sub-23 del club, los jugadores jóvenes, y que empiece a ver fútbol, me lo proponen. Ya era mi tercer año en el banquillo y yo veía que a nivel de chicos jóvenes, ese nivel de formación me gustaba, pero no me veía entrenando a nivel profesional, entonces, decido dar ese paso y empiezo a descubrir el mundo del scouting: analizar jugadores, fijarte en según qué cosas, según el entrenador que tienes, un jugador con ciertas características, que tenga esto, lo otro. Es un mundo que me gustó bastante.
Luego, como tú dices, la verdad que el Valencia es tan convulso, hay tantos cambios… De repente ya no estaba Alexanko, vino Pablo Longoria con Mateu Alemany, que había sido mi presidente en Mallorca. Pablo le da una vuelta de tuerca a todo. También, Pablo tenía un perfil muy diferente a lo que podemos ser los exjugadores. Él tenía otra visión y eso también me hizo bien para ver de otra manera este mundo, porque a pesar de que has jugado muchos años, el scouting y el visionado de jugadores no tiene nada que ver con jugar y me fui enriqueciendo de eso.
En un momento dado, me veo como el encargado de hacer desde los cadetes hasta el filial, yo era como el máximo responsable, así me puso Pablo en el organigrama. Yo tenía que negociar mucho con representantes, muchos contratos. Jugadores muy jóvenes que hoy están en el primer equipo: Jesús Vázquez, Cristhian Mosquera, Kang In, Ferran... Había que hacer los contratos, había que negociar cosas, en un club así se interesan muchos equipos grandes por ellos, equipos muy grandes. Sabes que hasta los 15 años cualquier club se puede llevar a cualquier jugador, a pesar de que tengan contrato, hasta los 16 no puedes atarlos bien, y todas esas cosas empiezas a manejarlas, a dirigirlas, y fue un aprendizaje bestial.
Y luego me vi, de repente, que salta todo por los aires en esa época en la que está Marcelino. Que estaba Marcelino como entrenador, en la que yo estaba muy cercano al primer equipo en cuanto a jugadores que subían, que bajaban, y la relación con Marcelino siempre ha sido muy cercana y muy buena, y llega el momento en el que va todo por los aires y no hay director deportivo, y me dicen que tengo que coger yo la dirección deportiva, porque el presidente no iba a hacerlo.
"Salta todo por los aires y me dicen que tengo que coger yo la dirección deportiva del Valencia, porque el presidente no iba a hacerlo"
Y bueno, yo lo único que digo es que estoy muy contento donde estoy, que no necesito estar en el primer equipo y que cuando firmen a alguien, quería recuperar mi puesto, que nunca pasó, porque una vez que vino ya alguien tuve que salir del club. Y en esos cinco meses había cosas pendientes, como la renovación de Carlos Soler, la renovación de Garay, varios temas ahí muy complicados...
¿Y qué pudiste hacer?
Bueno, a Carlos Soler sí que lo renovamos, pero tenía poco margen de negociación, digamos, porque tenían la sartén por el mango ellos, en este caso. Y yo con Garay ya había jugado en el Racing, habíamos sido compañeros y teníamos muy buena relación. Con Garay se llega a un acuerdo con él para renovar y para que amplíe el contrato, pero bueno, pues ¿cómo funciona esta gente? Le cambiaron las condiciones en el último momento, cuando ya estaba todo cerrado, y bueno, pues problemas.
Al final él decide no renovar y la mala suerte es que, encima, luego él se rompe. Creo que fue en febrero o marzo cuando se rompe el cruzado. Son situaciones que como conoces desde dentro el club, es que es difícil gestionar así, porque hay una persona muy lejos que no está en el día a día, que no sabe qué pasa y que, al final, lo que dice que es blanco luego es negro, y eso es muy difícil. Es muy difícil estar aquí y poder gestionar todo eso, porque al final tu credibilidad es nula.
"Hay una persona muy lejos que no está en el día a día y que decide que lo que es blanco luego es negro. Es muy difícil estar aquí y gestionar todo eso porque tu credibilidad es nula"
¿Tú que lo viviste desde dentro crees que realmente este Valencia puede tener un director deportivo que ejerza? ¿Tú con quién reportabas, con Anil?
Sí, yo con Anil, pero si tú le dices a una persona: 'Oye, hablas, oye, ¿qué es lo que tenemos? Tenemos esto. Venga, vale, pues yo me ciño a esto, de aquí no nos vamos a pasar, pero déjame este margen, vamos a intentar negociar aquí'. Y te dicen que sí, tú lo cierras y luego cuando lo has cerrado, te lo vuelven a cambiar… Entonces, ¿qué? Es imposible, es muy difícil. Yo no sé, me da la sensación de que el club no ha cambiado, que sigue igual. Es muy complicado para la gente, quien sea, da igual quien sea. Es muy difícil, muy difícil el poder… Pierdes la credibilidad. Los agentes dicen: 'Pues si es que me da igual lo que me digas, luego me lo vas a cambiar'. No puedes cerrar nada, porque no sabes por qué, cambian las cosas en el último momento. Y es una lástima, la verdad.
¿En esos meses tú te planteaste marcharte porque podía ser contraproducente para ti por esa pérdida de credibilidad de la que hablabas?
Por suerte, sólo me pasó con Garay, que había sido compañero mío y teníamos buena relación. Se lo puedes explicar y él entiende el papel en el que tú estás y el papel en que está él. Con Carlos Soler se renovó porque había que renovar, y se renovó, y luego no hubo nada más. Estaba el tema de Ferran Torres, pero Ferran Torres y su agente estaban totalmente cerrados y no había nada que hacer, era imposible renovar. Total, que no.
Ya veías que era muy complicado. Lo que pasa que enseguida llegó César con Corona y la verdad todo lo que tenía avanzado... Porque en ese mercado de enero también estaba Celades y teníamos alguna cosa que habíamos empezado a hablar: Gonzalo Villar, que podíamos repescarlo del Elche y al final no se repesca y se va a la Roma. Había varias situaciones ahí en las que yo pongo al día a César y a partir de ahí ya coge él un poco los mandos y él es el máximo responsable en ese sentido.
Antes de hablar de tu salida del Valencia, te pregunto por la de Marcelino, que tú viviste desde dentro del club, junto a la de Longoria y Mateu. ¿Su destitución marcó un antes y un después deportivo en el Valencia?
Sí, totalmente. Yo creo que tanto Marcelino como ese triángulo que habían hecho Marcelino, Mateu y Pablo funcionó muy bien a nivel deportivo. El club había vuelto a recuperar lo que era el Valencia, que era ganar títulos. Ganaron la Copa, te clasificabas para Champions, disputabas la Champions y no sé por qué decidieron romper con todo eso. Yo creo que quizás veían que tenían demasiado poder y se decidió romper con todo eso. Siempre se dice que Marcelino es muy exigente, pero yo creo que un entrenador tiene que ser exigente porque se juega su reputación, su futuro, y siempre y cuando te dé resultados y te compense esa exigencia o ese entrenador tan tocanarices, si te da resultados, oye, bienvenido sea. Qué más quisiéramos todos los que queremos al club que el Valencia siguiese en esos puestos de luchar por jugar Champions y jugar Champions todos los años, que es lo que estamos acostumbrados y lo que la gente quiere de su club.
¿Tú entiendes esa manera de gestionar la entidad, de dejarla caer?
Yo no. Yo creo que nadie entiende qué pasa. Con cualquiera que hablas de fútbol del Valencia, todo el mundo te dice lo mismo: '¿Pero qué pasa ahí? Pero qué pena ese club verlo así'. Es una pena. Sobre todo, tener la sensación de que no le importa qué pasa. Yo creo que una de las cosas buenas que hicieron en su momento fue firmar a Rubén Baraja. Yo creo que el Pipo ha sido un acierto, porque creo que se frenaron muchísimas críticas. Al final, es un jugador que ha sido una leyenda en el club, que ha sabido gestionar muy bien todo.
Quizás a nivel deportivo no había hecho igual los méritos para entrenar al Valencia, pero sólo por ser él ya tenía el beneplácito de todo el mundo y ha demostrado que, bien rodeado, con gente de la casa que conocía muy bien a la gente que han ido subiendo, es un buen entrenador para el Valencia, pero ya el año pasado, los que estamos fuera podemos decirlo: es un milagro lo que pasa. Y dos milagros seguidos, dos años seguidos, es difícil. No sé si ahora el club se reforzará, pero yo creo que si no se refuerza, todos sabemos que el Valencia lo va a pasar muy mal.
¿Qué necesita este Valencia para revitalizarse?
Yo creo que necesita refuerzos. A pesar de que son grandísimos jugadores los chavales y tienen muchísimo mérito lo que están haciendo, yo creo en un club como éste, con esa exigencia que hay, cuando te vienen mal dadas tú necesitas en el vestuario gente con peso, gente con fuerza, gente con experiencia, que ha vivido ciertas situaciones, y tú hoy en día no lo tienes. Lo tienes en contados casos de jugadores.
"El Valencia necesita refuerzos. A pesar de que son grandísimos jugadores los chavales y tienen muchísimo mérito, cuando te vienen mal dadas necesitas en el vestuario gente con peso, gente con fuerza, con experiencia"
Exjugador y exdirector deportivo del Valencia C.F.Y ni muchísimo menos es una crítica, todo lo contrario, porque, además, yo soy a muerte de los jugadores jóvenes, porque he convivido con ellos, los conozco desde que eran cadetes y sé que son chavales magníficos, pero la exigencia de este club, a este nivel, cuando estás en una situación tan compleja, requiere de otras cosas aparte de esa maravillosa juventud. Que están demostrando que son muy buenos jugadores y que lo van a ser, pero que no les haces ningún favor si no los rodeas bien de gente, y creo que eso es lo que le falta al club. Y no porque no quieran hacerlo, sino porque, bueno, desde la dirección o desde arriba no quieren hacerlo, y eso es lo incomprensible y lo que nadie puede llegar a entender.
¿Tú llegaste a hablar alguna vez con Peter Lim?
No, yo no, no llegué a hablar con él nunca. Yo hablaba con Anil y Anil es el que reportaba con él y, a partir de ahí, hacíamos las cosas. Pero ya te digo, al final se cambiaban, de poco servían esas conversaciones.
Si el Valencia no se refuerza, ¿es un más que firme candidato al descenso o ya lo calificas como tal ahora?
Hombre, yo creo que ahora tiene que luchar por no descender. Yo creo que, ahora mismo, claro que sí, es un candidato al descenso, por supuesto. Ojalá que reaccione y que cambie esa dinámica, pero ya te digo, es difícil. Yo el año pasado, ya viéndolo, un día que estuve allí con ellos, viendo a Rubén, viendo a todo el cuerpo técnico, a la gente que conozco el comentario era que la la línea era la salvación. 'Cuanto antes lleguemos a estos puntos, mejor, porque estamos justos'. Porque desde dentro eres consciente de que estás justo, porque lo sabes. La pena es que no haya manera de hacer ver eso a los que lo tienen que ver, y tener a un club como el Valencia en la posición en la que está es una lástima.
¿Cómo ves a Rubén? Tú lo conoces mucho también, coincidiste en tus tres años en el Valencia con él.
Yo con Rubén la última vez que estuve fue la temporada pasada. Yo lo he visto siempre muy entero, muy bien. Yo creo que es una persona que maneja muy bien el tema de la prensa, el tema de los mensajes. Él está defendiendo a muerte a sus jugadores porque es lo que tiene que hacer y, además, porque realmente cree en ellos. Quizás todo esto que yo te estoy diciendo lo piense él también, lo que pasa es que tampoco puede decirlo o lo tendrá que decir internamente a quien tenga que decirlo, pero cuando ves que no se hace nada es un poco frustrante y un poco complicado. Aun así, hay que luchar. Yo no digo que no te puedas salvar, porque creo que te puedes salvar incluso sin hacer nada, pero es muy difícil, es muy difícil. Para un entrenador y un cuerpo técnico no tiene que ser sencillo lidiar con eso.
Parece que el margen que le queda a Baraja es el próximo partido contra el Valladolid. ¿Tú destituirías a Rubén si no se consigue ganar?
Yo no, porque creo que no es la solución. Porque va a venir otro y, si vas a seguir haciendo lo mismo, mejor que Rubén y la gente que está con Rubén conocen a esos jugadores no los va a conocer ninguno que traigas. Entonces, yo creo que la solución no es cesar al entrenador. Yo creo que la solución pasa por otras cosas, por que en el mercado de enero puedas hacer tres, cuatro cosas y puedas reforzar ese equipo. Yo creo que ésa es la solución, pero si no se va a hacer eso, de nada cambia el cambiar al entrenador, sinceramente.
"Destituir a Rubén Baraja no es la solución. La solución pasa por que en el mercado de enero puedas hacer tres, cuatro cosas y puedas reforzar ese equipo. Si no se va a hacer eso, de nada sirve cambiar al entrenador"
Exjugador y exdirector deportivo del Valencia C.F.Lo que era el Valencia que tú viviste de jugador, que en aquella temporada 2003-2004 fue nombrado el mejor equipo del mundo, y cómo están las cosas ahora.
Da pena. De decir: "Este equipo tan grande, con esta afición, con la maravilla que es ir a Mestalla y los ambientes de fútbol tan bonitos que hay…". El ver al equipo sufrir… Porque tú puedes ver a un equipo sufrir, pero si estás haciendo todo porque salga y no sale, pues bueno, esto es fútbol, es deporte, y han pasado muchas debacles en equipos grandes que han descendido a Segunda división, pero hacerlo un poco por dejadez, eso para mí es lo más duro.
Yo soy optimista en el sentido de que el Valencia va a ser un equipo grande siempre y pongámonos en lo peor. Imagínate que desciende. Seguro que el Valencia va a volver, porque la gente y la afición son muy grandes. Quieren muchísimo a su equipo y va a estar ahí ayudando. Mandar ese mensaje positivo de intentar salvar la temporada e intentar que el club cambie de manos o la gente que está, que si realmente le importa al club, que trabaje de la manera que el equipo no sufra, porque en estos momentos está sufriendo y es desagradable ver al equipo así.
¿Y cómo de desagradable fue tu salida? Que hemos seguido hablando del presente y al final no lo habíamos comentamos. ¿Cómo te lo comunican? ¿Quién?
El pobre Julián Suescun, que es el de recursos humanos, viene un día al despacho y me dice que le ha dicho el presidente que me tiene que echar, cuando hacía poco que yo había firmado mi contrato. No me dan mucha explicación, la verdad. Entre el presidente y demás se echan la pelota de uno a otro. Yo sabía que, al final, estar tan cerca del primer equipo era estar más cerca de la salida, pero no pude volver a la posición en la que estaba, que me hubiera gustado estar ahí, porque estaba muy cómodo. Ya pusieron a otra gente y, bueno, cosas que pasan en los equipos y en los clubes, tampoco quiero darle mucha mayor importancia. Pasó así me quedo con la experiencia, con haber disfrutado y poder haber trabajado para un club al que quiero muchísimo y al que le tengo muchísimo aprecio, y tuve que salir, desgraciadamente. Tuve que abandonar el club.