Javi López, entre una posición maldita y los 'cachetes' de Imanol: "Es muy cañero y ya me he llevado algún golpe de los suyos"

Javi López, a pesar de que todavía conserva ese acento tan identificativo de su tierra, es el canario menos canario porque a los 15 años cogió un avión para mudarse a Vitoria-Gasteiz y fichar por el Alavés. "Ya soy un vasco", asegura esbozando una amplia sonrisa. Atrás dejó su familia, su entorno para emprender una aventura en la que sigue escribiendo capítulos. Su pasión por los caballos casi le aparta del fútbol, pero, finalmente, se decantó por un deporte en el que comenzó a despuntar en el Orotava, el equipo de su pueblo. Viene a ocupar una demarcación, la de lateral izquierdo, en la que no ha podido asentarse ninguno de los futbolistas (Theo Hernández, Diego Rico o Tierney) fichados por la dirección deportiva en las últimas temporadas. Es una cuestión que no le preocupa. Con 22 años llega a Donostia a comerse el mundo.

Yo estaba en Tenerife, en mi tierra, con mi familia, jugando en el equipo de la Isla. Estaba muy bien, pero por temas de oportunidades, quería seguir avanzando y allí no lo pude tener. Surgió la posibilidad de ir al Deportivo Alavés ese verano. Puse rumbo a Vitoria, con ganas de cumplir un sueño, también con el miedo de separarte de su entorno, de su familia, de sus amigos. Desde el primer día me sentí como en casa, me arroparon muy bien y gracias a ellos estoy aquí hoy.

Fue difícil. Llevaba toda mi vida con mi familia y separarte así de repente fue un poco complicado. Desde pequeño tenía una idea clara, ser futbolista profesional o intentar luchar por ello. Se puso en mi camino el Deportivo Alavés, que me facilitaba, por así decirlo, o me iba a llevar a cumplir un sueño y no dudé en ningún momento. Ante las dificultades de la distancia y estar lejos de casa, me dedicaba a intentar darlo todo. Ya que había dado ese paso, tener una recompensa.

Recuerdo que las primeras semanas sí que las pasé bien, porque tenía ganas de estar allí, pero cuando van pasando los primeros meses, que se nota el tiempo, vas echando más de menos las cosas, el día a día con tu familia. Pero como te he dicho, desde el primer día he tenido una idea clara, cumplir mi sueño, y eso es lo que me hacía luchar para poder estar ahí. Al final, el esfuerzo que estaba haciendo mi madre, porque para ella era muy difícil con 15 años que su hijo deje la casa. Ella era el principal motivo que me hacía luchar cada día.

No. La verdad es que nunca tuve ese momento. Sí es verdad que tuve momentos difíciles en los que pensaba que igual no valía la pena, sobre todo cuando iba a Tenerife. Por ejemplo, las primeras navidades, al volver, me acuerdo que iba saliendo en el avión y se me escapó una lágrima. Llevaba cinco meses en Vitoria y ya estabas acostumbrado a estar solo, lejos de tu familia, pero esas navidades me acuerdo que tuve 15 días, que me dio tiempo a estar con ellos, a volver a adaptarme. Fueron dos semanas de vacaciones y eso me perjudicó un poco. A la hora de despedirme de ellos fue muy duro porque era volver a separarme. En ese momento, te da vueltas la cabeza y te pones a pensar si de verdad merecía la pena separarte de tu familia porque no sabes qué recompensa ibas a tener. Te puede ir bien o te puede ir mal.

Sí, sobre todo el primer año. El tiempo era lo más diferente que había. Sobre todo el primer año, cuando llegó el invierno, sufrí bastante. Poco a poco me fui adaptando. Al final me iban bien las cosas en el fútbol, que es lo que quería y eso era secundario. Si te soy sincero, lo más complicado fue separarme de mi familia y de mi madre. Ya sabía que venía a una ciudad completamente distinta. Es verdad que en Vitoria no hay playa y a mí me encanta ir a la playa. Pero sabía que estaba ahí por y para el fútbol. Era mi idea. No me podía estar fijando en la ciudad o en la manera de vivir. Al final era una cuestión de asimilarlo. Por lo que estaba allí era por el fútbol.

Yo no era el típico niño de que iba siempre con el balón en los pies. En mi caso fue un poco diferente. Sí es verdad que me gustó el fútbol desde pequeñito, pero de pequeño tenía otras aficiones. Lo que más me gustaba era montar a caballo. Poco a poco, con el paso de los años, cuando fui creciendo, veía que los niños en el recreo siempre jugaban al fútbol, siempre estaban con el balón. Un día cambió esa idea en mí, me empezó a gustar el fútbol cada vez más y me apunté en el club de mi pueblo y desde el primer año, ya cambió mi vida, porque desde entonces el balón siempre estaba conmigo.

Los recuerdos son muy bonitos porque al final jugaba con amigos del colegio. Recuerdo que uno de los años, en edad alevín, quedamos subcampeones de Tenerife. Fue un equipo montado por amigos. Era el capitán del equipo y tenía muy buena relación con el entrenador y a amigos que tenía del colegio, que sabía que jugaban bien, ellos jugaban en otros equipos de diferentes pueblos de Tenerife, les convencí para que viniesen y así jugar todos juntos en el equipo de mi pueblo. Hicimos un gran equipo y un gran año.

(Risas) Ya no monto. Me gustaban los paseos y las carreras. Las carreras allí en Tenerife son diferentes. Aquí es más de competición y allí es un poco más callejero.

Todo. Llegué como un niño de 15 años y me he ido con 22, siendo un hombre, habiendo jugado tres temporadas en Primera y una en Segunda. Me ha dado una casa, un hogar, la oportunidad de cumplir mi sueño, de asentarme en Primera. Muchos hablan de que cumplir un sueño es debutar, pero lo más difícil es mantenerse. Estoy súper agradecido de mi paso por allí, porque ellos me dieron la oportunidad y gracias a ellos estoy aquí hoy.

Va a ser un partido muy especial. Jugar contra compañeros y contra Luis García es un partido especial para mí. Se me va a hacer un poco raro después de estar tanto tiempo ahí. Pero ahora son rivales y cada uno tiene que mirar por sus intereses y nos toca ganar.

Desde que llegó en Segunda División, aunque no tuve tantas oportunidades como titular, desde el primer día, siempre me dijo que contaba conmigo. El año que subimos a Primera, después de no haber sido titular en muchos partidos, me planteaba seguir o no allí por el tema de los minutos, pero él, desde el primer día, me dijo que me quedase, que iba a tener oportunidades y que ya dependía de mí el tema de aprovecharlas o no. Así fue. Me dio la oportunidad, la aproveché y me sirvió para hacer un gran año en Primera División.

La verdad es que no. Allí estaba muy contento. El último partido fue una satisfacción porque quedamos décimos siendo un recién ascendido. Nadie confiaba en nosotros. Mi idea era estar allí. Tenía una oferta de renovación con el club, pero cuando se dio la oportunidad de venir a la Real Sociedad, creía que era lo más oportuno para ambas partes salir este verano. Decidí hacerlo así.

Habíamos mantenido varios contactos con anterioridad. Fue cuando la Real B estaba en Segunda División. Siempre ha habido un interés por parte de la Real Sociedad. Otros años no se había dado, pero la Real siempre ha sido un club que me ha llamado la atención, siempre lo he tenido muy cerca, he vivido su crecimiento desde una ciudad que es vecina, he visto el progreso que ha tenido la Real en estos últimos años creo que es un salto de calidad para mí.

Por cómo lo está haciendo. Es un equipo que está haciendo las cosas muy bien. Tiene muchos jugadores jóvenes, ha tirado de la cantera. Se ve que es un equipo muy familiar y eso es lo que me ha llamado la atención para poder decidir. Además, en los pocos meses que llevo aquí, he podido confirmado todas las expectativas que tenía. Desde el primer día en el que me llamaron sabía que era un salto de calidad para mí. Lo he notado. Se ve que hay jugadores de mucha calidad, el nivel de intensidad en los entrenamientos también cambia. A nivel de instalaciones, se ve que la Real ha dado un gran paso en los últimos años.

Tenía la decisión clara, pero también necesitas la opinión de gente que está aquí o que ha pasado por aquí. Desde que sabía que había interés y que se podía dar, hablé mucho con Guevara, también con Gorosabel, con Guridi y con Xeber Alkain. Es gente que ha pasado por aquí y que no ha cambiado mucho la cosa desde entonces porque sigue el mismo entrenador, la misma manera de trabajar. He compartido mucho tiempo con Robert Navarro y con Turrientes en la selección. Cada uno me aportó su opinión y eso me ayudó bastante a decidirme.

Sí. Nos exige mucho, pero para que cada uno dé lo mejor de nosotros, nos ayuda que sea cañero para estar más concentrados, a rendir mejor en el día a día y eso nos favorece. Hay que ser agradecidos.

Sí. Llevo poco, pero nos exige a todos por igual y tenemos que responder.

Lo que más me ha sorprendido es la intensidad en los entrenamientos. Una cosa es que te lo digan y vivirlo es diferente. Desde el primer día noté ese cambio de calidad y también de intensidad. Los primeros día sufrí un poquito más por eso. Es pretemporada, pero, poco a poco, me voy adaptando mejor al grupo, al nivel de intensidad de los entrenamientos y estoy cogiendo el tono de ellos.

Tenía esa oportunidad, pero sabía que era difícil porque hay jugadores de mucha calidad en el puesto. Tenía esa posibilidad de estar ahí, pero al final el míster decidió que no. Y lo miré por otro lado, empezar con el club, hacer una pretemporada que también era importante por si venía a un nuevo club, que al final se dio y empezar con los nuevos compañeros. Al final hay que mirar lo bueno de la parte mala, por así decirlo. Tampoco me vine abajo. Sabía que tenía la posibilidad de ir, pero a seguir trabajando, que ya vendrán más oportunidades.

Aihen es un gran jugador, de la casa, que siempre responde, que siempre está al cien por cien. Desde el primer día que llegué estoy aportando mi granito de arena al grupo, los dos estamos luchando por un puesto desde el respeto y el trajo del día a día. Cada uno con sus cualidades, entrenando al cien por cien. Tener gente al lado que sepa que cada vez que sale, lo hace bien, al final te hace subir el nivel a ti, esa competencia al final es sana. Tratamos de dar lo mejor de cada uno y ponérselo difícil al míster.

No, para nada. Cada jugador es diferente y que hayan pasado tantos laterales y no se hayan quedado, eso no tiene nada que ver. Son situaciones completamente diferentes. No es presión. Somos dos para un puesto. Tenemos que luchar con su cualidad, con su potencial e intentar ponérselo difícil al míster a la hora de a quién pone. También cuando te de la oportunidad.

(Risas) David Silva venía con una carrera por detrás muy amplia. Venía de jugar en el Manchester City, de ganar Eurocopas y un Mundial con la Selección. Es imposible hacer una comparación. Yo deseo, como cada jugador que llega a un club nuevo, salir de ese club, si llega ese día, por la puerta grande o que le recuerden siempre por mi buen juego. En un futuro, cuando me toque irme, se me recuerde como un gran jugador y como una buena persona también. Silva es un referente, como todos los jugadores canarios que han tenido grandes carreras como Pedrito. Son referentes que tenemos todos los canarios que ahora mismo estamos despuntando un poco. En su día hicieron lo mismo que estoy haciendo yo ahora, separarte de tu familia y de la Isla. Dicen que los canarios somos mucho de estar en casa, pero, sobre soto en Primera, cada vez hay más más jugadores canarios de mucho talento.

Sí. Siempre lo hablo con mi madre. Era ella la que me llevaba a entrenar y a los partidos. Se tenía que dividir porque mi hermano jugaba y es un año mayor. Jugábamos en horas similares y era difícil para ella poder estar en los dos partidos. Ahora que ve que estoy cumpliendo mi sueño me lo dice, que el esfuerzo mereció la pena, todo lo que me ayudó cuando yo era pequeño en Tenerife y sobre todo el esfuerzo que hice, que para ella también lo ver que su hijo dejase la casa con 15 años.

Todo. Lo ha sido todo para mí. A nivel personal es una mujer, yo siempre se lo digo, que quedan pocas en este mundo. Es la principal partícipe de que yo esté cumpliendo mi sueño. La gran culpable de que me esté yendo tan bien ha sido de ella porque siempre ha estado ahí. Cuando tenía los momentos difíciles en Vitoria, me decía que ya que había dado el paso difícil de separarme de ellos y tenía malos momentos, que fuera fuerte y que pensara que lo había hecho por cumplir un sueño.