50 AÑOS DEL PRIMER PARTIDO COMO ENTRENADOR

Las insólitas 24 horas en las que Luis Aragonés pasó de jugador a entrenador, del tú al usted: "En su primer entrenamiento nos machacó, fue muy pesado"

Pasó de jugar 90 minutos contra el Sporting a una semana después sentarse por primera vez en un banquillo del Atlético en Valencia.

Luis Aragonés, es llevado a hombros en uno de sus títulos. /ARCHIVOS
Luis Aragonés, es llevado a hombros en uno de sus títulos. ARCHIVOS
Enrique Ortego

Enrique Ortego

La depresión sufrida después de dejar de ganar una Copa de Europa en los últimos segundos de la final contra el Bayern Múnich del 15 de mayo de 1974 con aquel gol postrero de Schwarzenbeck, que empataba el de Luis Aragonés, y la posterior goleada (4-0) recibida 48 horas después en la repetición de la final, dejó muy tocado al Atlético. Tanto, que su comienzo de la temporada siguiente no pudo ser más dubitativo y errático. La Junta directiva, no muy convencida, decidió renovar un año más a Juan Carlos Lorenzo, el técnico de Bruselas. Políticamente no hubiera sido correcto despedir al técnico que por primera vez en su historia había llevado al club a la final de la máxima competición continental... y que la había perdido en el desempate.

Aún así, sobre el entorno rojiblanco levitaba la necesidad de una renovación de la plantilla más o menos profunda que, sobre todo, debería afectar a los jugadores más veteranos como Luis Aragonés (36 años) y Adelardo (35). No la hubo en el arranque, pero, precisamente, con el cambio de entrenador entre la jornada novena y décima y con el pase de Luis de futbolista a técnico, se ponía la primera piedra del futuro rojiblanco. Lorenzo comenzó a dar síntomas de debilidad y además los resultados no le acompañaban. En la Liga, solo dos victorias, cuatro empates y tres derrotas. En la Copa de la UEFA, el Atlético caía eliminado en la segunda eliminatoria ante el Derby County.

El verdugo del 'Toto' Lorenzo, indirectamente, fue el Sporting de Gijón con su empate en el Vicente Calderón (2-2). (24-11-74). El último once del argentino de las frases ocurrentes, "entre bomberos no nos pisemos la manguera" era una de ellas, fue: Reina; Melo, Heredia, Eusebio, Capón; Marcelino, Luis, Salcedo, Irureta; Gárate y Ayala. Aragonés, ajeno a lo que iba a suceder horas después, jugó los 90 minutos. Al final del partido, nadie dudaba de que el técnico sería fulminado esa misma noche. Así fue. Reunión de urgencia de los más allegados al presidente, Vicente Calderón, en su casa de la calle Covarrubias. Tras un mínimo cambio de impresiones, Víctor Martínez, secretario técnico del club, recibe la orden del presidente. "Luis Aragonés es el hombre". En este punto, dos versiones. La primera que esa misma noche del domingo Luis descolgó el teléfono y escuchó: "El presidente quiere que seas el próximo entrenador". Y una segunda, interpretación considerada como oficial, que la llamada en cuestión se produjo el lunes por la tarde y no el mismo domingo.

En cualquier caso, el '8' pidió unas horas para reflexionar, aun sabiendo que el domingo siguiente se iba a sentar en el banquillo de Mestalla, con el Valencia como primer rival.. Al fin y al cabo, Luis llevaba tiempo con un entrenador en su interior y los que le recuerdan de sus últimas temporadas en activo lo divisan dando órdenes a sus compañeros. "Parecía un guardia de tráfico". Su primera llamada, precisamente, fue para los más íntimos de la caseta: Adelardo y Gárate. Les puso al corriente con la exigencia de máxima discreción porque había que dar forma a la operación. Atrás quedaban 370 partidos vestido de rojiblanco, 172 goles, tres Ligas, y dos Copas,

La versión oficial del lunes en una raquítica nota de cuatro líneas, tras la reunión de la Junta Directiva, fue que Juan Carlos Lorenzo había presentado la dimisión 'motu proprio' y solo entonces fue cuando se ratificó a Luis. Cuando se producen situaciones límites como la destitución de un entrenador siempre se buscan culpables. Durante el principio de curso ya se había hablado de que el 'Toto', educado, locuaz, siempre de buen talante, había perdido el mando del vestuario. De que los veteranos, Luis, Adelardo, Gárate... llevaban la voz cantante. Mandaban dentro y fuera del campo. Consumada la destitución disimulada en la dimisión, salieron nombres propios.

A Irureta le tocó correr con el marrón de haber influido en la decisión porque fue el protagonista de la acción del penalti con el que el Sporting de Gijón empató en el Calderón en el último partido de Lorenzo. "Yo no me considero culpable de nada. Di el balón con la mano y se pitó el penalti como lo podía haber hecho otro compañero. Fue una desgracia, algo instintivo. Si esa jugada ha provocado la marcha Lorenzo, le digo que lo siento".

Otro jugador señalado con el dedo fue Salcedo. Sus intercambios de pareceres con el argentino eran sobradamente conocidos por los más cercanos a la actualidad diaria del equipo. "Nos faltaba orden en el centro del campo", sentenció al conocer la destitución del argentino. Salcedo, todo técnica, jugador imprevisible, un "pelotero" en la máxima expresión, que hubiera dicho Cruyff, era el gran perjudicado con la titularidad de Luis y su paso al banquillo, le convertía en el candidato número uno a llevar el '8' a partir de ese momento.

La mañana del relevo, martes 26, en "petit comité", en el vestuario, Lorenzo tiró del intríngulis de la historia. "Todos contentos, yo le doy el relevo a Luis y Luis se lo da a Salcedo". El jugador intentó no darse por aludido, pero cuando se le preguntó por la destitución del técnico argentino, dejó caer un "había un fallo fundamental, faltaba orden en el centro del campo". El intercambio de poderes se celebró en la intimidad del vestuario. Luis llegó trajeado y con una cartera clásica, de esas que se decían que eran de ministro... y se dirige al vestuario del entrenador. Lorenzo no estaba lejos. Se despedía . Una foto para la historia sobre el césped, al lado de las escaleras de acceso al vestuario. El técnico saliente con traje y corbata; el entrante con un chandal blanco, pantalón rojo. Se confirma que otro ex del club, compañero de fatigas de Luis, Joaquin Peiró es su segundo entrenador.

El cocodrilo del Toto Lorenzo

Después de un entrenamiento de toma de contacto, las clásicas conferencias de Prensa de despedida y presentación. Lorenzo tiró de humor y repitió hasta la saciedad que no le habían echado, que se ha ido. Palabras de Lorenzo. "Mi problema fue renovar el contrato después de la temporada que llegamos a la final de la Copa de Europa. No debí hacerlo. ¿Y por qué lo hice? Ché, usted qué quiere, que me coja el cocodrilo? ¿No lo sabe? Por favor no me haga hablar más. ¿Qué quién es el cocodrilo? ¿No lo sabe?

Un señor se compra un fusil y se va a cazar un cocodrilo. Se encuentra a un amigo y le cuenta todo el plan. "Me subiré a un árbol y cuando se acerque, le disparo".

"Pero el cocodrilo es muy ágil, -le responde el amigo- saltará al árbol y te comerá".

"Pues entonces, insiste el cazador, compraré una lancha motora y cuando me acerque, le dispararé".

"Cuidado, porque el cocodrilo tiene una cola muy ágil, como la ballena y puede destrozar tu canoa", replica el insistente colega.

"Bueno, pero tú eres amigo mío o del cocodrilo. ¿Lo entendió? Pues no pregunte más.

Luis tiró de manual y de experiencia. "Sé que tengo fama de antipático y callado. Procuraré cambiar, no hay más remedio. He sido un valiente. Sé que me he convertido en entrenador de los compañeros con los que había jugado el domingo anterior. Esto es complicado de digerir, espero que se solucione apoyándonos todos mutuamente. No tengo contrato, me dijeron que me hiciera cargo del equipo, supongo que hasta el 30 de junio. A los jugadores les he pedido respeto, corazón, entereza y amistad".

Aragonés recogió al equipo tras las nueve primeras jornadas clasificado en el undécimo lugar con ocho puntos y a siete del Real Madrid, que era el líder. La semana se hizo larga. En el entrenamiento del miércoles, los jugadores quedaron sorprendidos. Una paliza de dos horas con gran dedicación al aspecto físico. Los que hasta el domingo eran sus compañeros quedaron sorprendidos, sobre todo los más veteranos. En el ensayo, Luis mezcló herencias de entrenadores que había tenido en el pasado. Hubo detalles de Merkel, como subir y bajar las gradas, eso sí sin sacos de cemento en la espalda; de Marcel Domingo en el trabajo táctico con el juego de contraataque como referencia...

Adelardo no daba crédito. "Ese primer día fue muy machacón, muy pesado, me hizo repetir no sé cuantas veces la salida del balón desde atrás. Parecía como si tuviera prisa por demostrarnos que ya era el entrenador. En la charla que nos metió quiso marcar las diferencias. Luis siempre fue un hombre duro y quizás por eso fue tan buen jugador, y, sobre todo, tan buen entrenador". A Irureta lo que más le llamó la atención fue "que comenzó a llamarnos de usted. Con el usted para arriba y abajo. Luego se le quedó el dicho y lo utilizaba mucho.... Usted qué dice y tal... Nosotros le llamábamos Luis o míster. La verdad es que nos hacía dudar como llamarle con ese cambio que había tenido".

El jueves Luis dispuso del clásico partidillo en el que los titulares se enfrentaban a los suplentes reforzados con algún juvenil. Los primeros, presionados a voces por el técnico, se lo tomaron tan en serio que ganaron 9-1. Ese día decidió hasta quiénes serían sus herederos en los lanzamientos de penalti: Heredia y Salcedo. Otro detalle que sorprendió al personal fue que utilizara un silbato colgado del cuello y que tuviera los entrenamientos preparados en una carpeta con la que iba a todos los sitios. Lo de los roturadores de colores... ya fue más tardío.

Si como jugador había debutado de rojiblanco el 9-5-64, contra el Málaga en el Metropolitano en un partido de Copa (7-0) en el que marcó dos goles, como entrenador iba a debutar en Mestalla contra el Valencia. 1-12-74. Hoy hace justo 50 años de aquella fecha. El primero de sus 756 partidos como entrenador que le mantienen en lo más alto del podio en el fútbol español. En su estreno, no inventó la pólvora. El mismo sistema que su antecesor: 1-4-4-2. El mayor morbo era saber quién sería su sustituto en el campo y el honor calló en Salcedo. Más o menos lo previsto. Su primer once: Reina; Melo, Eusebio, Heredia, Capón; Adelardo, Irureta, Salcedo, Alberto; Ayala y Bezerra. En relación al último partido de Lorenzo, volvía Adelardo, lesionado el domingo anterior y Bezerra entró por Gárate, lesionado. Benegas sustituyó a Eusebio en la segunda parte. Irureta marcó el primer gol de la era Luis, pero empató el africano Keita para el Valencia.

Le quitaron la cartera en la final de Copa

En sus primeras reflexiones postpartido, volvió a tirar de manual. "En el foso se sufre horrores y no se ve nada. Eso sí he padecido más en una tarde como entrenador que en 18 temporadas como jugador. No, no he echado de menos el balón. Me iba a retirar a final de temporada y ya me estaba mentalizando para ello. Lo que ha pasado es que se han adelantado los acontecimientos" .

Esa primera temporada, el equipo fue de menos a más. Acabó la Liga en sexta posición con 35 puntos, a 15 del Real Madrid, campeón. Zaragoza, Barcelona, Real Sociedad y Hércules también le precedieron en la tabla. Ganó nueve partidos, empató otros nueve y perdió siete. Sin Copa de la UEFA, eliminados, en plena temporada Luis y los suyos tuvieron que afrontar la Copa Intercontinental. El Bayern Múnich renunció a disputarla por problemas de calendario y el Atlético como finalista, dio el paso al frente. A doble partido. La ida el 12-3-75 en el estadio de la Doble Visera de Avellaneda. Ganó Independiente con un gol de Balbuena. La vuelta, el 10 de abril en el Vicente Calderón. Triunfo rojiblanco con goles de Irureta y Ayala. A los cuatro meses de llegar al cargo ganaba su primer título. Un once histórico: Pacheco; Melo, Eusebio, Heredia, Capón; Adelardo, Irureta, Alberto; Aguilar, Gárate y Ayala. Salcedo entró por Alberto.

Y ese podía no haber sido el único título de su primer curso en los banquillos. Llevó al equipo a la final de Copa tras eliminar al Barcelona Atlético, Granda y Athletic. La final en el Vicente Calderón contra el Real Madrid. Empate sin goles en el tiempo reglamentario y triunfo para los blancos en los lanzamientos de penalti (4-3). Con el paso del tiempo, Luis siempre reconoció que ese fue su primer gran disgusto como entrenador y tardó tiempo en olvidarse. "Esa noche se pitó en el Calderón el primer fuera de juego posicional de la historia del fútbol español. El árbitro era un vasco grande, Urrestarazu. Benegas tiró desde muy lejos, Miguel Ángel no la vio... y se pitó offside de Irureta... Me quería comer al árbitro. Ese día me dio la sensación de que me quitaron la cartera".

Después de esa primera vez sentado en un banquillo... se sucedieron otras 755 partidos de Liga. Todavía hoy es el líder en la clasificación de entrenadores españoles con más partidos. seguido por Irureta (612) y Miguel Muñoz (609). En el del Atlético. Como técnico del Atlético se fue hasta los 612 en todas las competiciones. Traducido en títulos: una Liga, tres Copas, 1 Supercopa y una Intercontinental.