Muniain resucita la historia de los vascos que le abrieron camino en plena Guerra Civil: "San Lorenzo acogió a mi padre, se me ha removido todo"
Relevo habla con el hijo de José Iraragorri, exjugador del Athletic y del club de Boedo, sobre el fichaje de la leyenda rojiblanca por el Ciclón y su mensaje por carta en el anuncio.
"Me mandaron el vídeo de Iker por varios sitios y fue muy emocionante verlo. Porque Iker Muniain ha sido nuestro capitán, en el equipo de mi corazón que es el Athletic, pero ahora defenderá el equipo que acogió a mi padre. Se me ha removido todo, es muy bonito". Quien habla es Joseba Iraragorri, hijo de José Iraragorri, futbolista que defendió la camiseta del Athletic Club antes de llegar a San Lorenzo junto a varios compañeros exiliados tras la Guerra Civil. Vivió momentos de un valor incalculable en Bilbao, compartiendo equipo junto a la primera delantera histórica, y también en Argentina y el Real Club España de México, antes de volver a casa para ser compañero de la segunda delantera histórica rojiblanca: Zarra, Iriondo, Panizo y Gainza. Un hombre de fútbol que vivió en primera persona la llegada del fútbol vasco a Argentina. El que abrió la puerta a Iker Muniain.
Joseba da fe de ello, recordando varias veces durante la charla que uno de sus objetos más preciado que guarda en su hogar es una camiseta azulgrana de San Lorenzo con su apellido a la espalda. Hace honor a las dos temporadas que su 'aita' formó parte del club de Boedo, aunque una lesión de menisco le truncó aquella experiencia antes de ser estrella en México y regresar a casa para cuidar de su madre y formar una familia ya con 60 años. Ni la lesión le resta un ápice de cariño al club argentino, como trata de insistir Joseba, sobre todo por "cómo les acogieron" y las experiencias que vivieron en aquellos años.
El primero en llegar fue Ángel Zubieta (1918), también de Galdácano como José. Lo hizo en 1939, exiliado de la Guerra Civil española y tras haber enamorado con el Athletic y con la Selección de Euskadi como sus futuros compañeros en San Lorenzo. Gran amigo de José y de otros grandes futbolistas vascos que abrieron camino cuando más complicado era, y es que para entenderlo hay que tener presente el contexto histórico. Años en el que la guerra paralizó el fútbol y cada uno buscó su camino.
Precisamente, unos años antes, en 1935, el Athletic se lanzó a una gira internacional para recaudar dinero por una deuda que tenían por un préstamo de una parte del campo. "Allí se dieron a conocer y los mexicanos ya hablaban de los vascos del Athletic, pero en el 36 empezó la Guerra y se fue todo al carajo", rememora Joseba, quien cuenta que fue entonces cuando se convocó la Selección de Euzkadi (así se denominaba en la época) para jugar diferentes partidos en Europa, hasta que Bilbao cayó en manos franquistas cuando regresaban de Moscú.
Fue momento de viajar a Cuba, México y Argentina, aunque antes ya habían dejado huella. "En Buenos Aires les recibió Ernesto Rafael Guevara Lynch, el padre del Ché, y les organizó unos partidos por allí porque la FIFA prohibió los que estaban organizados", cuenta Joseba, que pone en valor histórico lo que vivió su aita en esos años: "Venía de haber jugado el Mundial del 34 con Mussolini, metiendo el primer gol de un Mundial bajo bandera republicana, en el 36 de ganarle por primera vez a la Alemania Nazi en Colonia, y luego va y le recoge Guevara en Argentina…".
En aquel viaje, Ángel Zubieta se quedó en Argentina al haber fichado por San Lorenzo, uno de los mejores equipos del continente por aquel entonces. Iraragorri e Isidro Lángara (1912, Pasaia), así como otros compañeros, jugaron en México antes de que el propio Zubieta les recomendase para fichar por el Ciclón. Lángara aterrizó primero, tras viajar en barco, le siguió José y poco después llegó Emilio Alonso Larrazabal: "Primero Zubieta, luego Lángara, y ahora vascos al por mayor", publicaba la revista Cancha en aquellos años.
"Él siempre contaba que la llegada fue toda una revolución. Imagínate Lángara, que era un delantero, nueve, que el día que debutó metió cuatro goles. Y con cómo son ellos -la afición argentina- de pasionales y viscerales, se quedaron enamorados desde el primer día", cuenta Joseba, que sobre todo tiene en mente la impresión que se llevó su padre del ambiente que se vivía en el estadio. "Venían de la Guerra Civil, con lo que vivieron, y salieron al campo y fue una maravilla para ellos. Les recibieron como héroes porque les había recomendado Zubieta y el primer día pegaron un repaso a River y reventaron el campo", recuerda, aunque con la pena de que José se lesionó a los pocos partidos.
No pudo vivirlo con la emoción y la felicidad que sí tuvo unos años después en México en una segunda experiencia internacional que también compartió con Isidro: "El Club España de México les fichó a Lángara y a mi padre, a un cubano y a José Manuel 'Charro' Moreno, que según mi padre es el mejor jugador que vio, para hacer el primer equipo de Galácticos, como después hizo el Real Madrid".
Pese a que José, lastrado por su lesión, y Lángara dejaron San Lorenzo en 1942 y 1943 respectivamente, Isidro es una gran leyenda habiendo marcado 110 goles en 121 partidos. Protagoniza los espectaculares murales del Grupo Artístico de Boedo en las calles del barrio bonaerense, como Zubieta, histórico por haber defendido el escudo de San Lorenzo durante 13 temporadas, siendo capitán y uno de los jugadores que más veces defendió la camiseta azulgrana. Una herencia vasca que hoy recibe Iker Muniain para continuar la historia.
"De eso me encargo yo", prometió el navarro, tras un bonito vídeo en el que se dirige en especial a Isidro Lángara, pero también a aquel grupo de vascos que hizo historia: "Sé que Boedo fue tierra de vascos y de sus tambos hace ya muchos años. El tiempo pasó, ya no estás solo y no huis de nada. No eres desconocido y ahora descansas en la historia del Ciclón. Y entendí por ahí que a los vascos nos quedan historias pendientes". "Fue muy emocionante verlo. Isidro era el mejor amigo de mi padre, metía goles hasta dormido, y siempre contaban que les recibieron con mucho cariño y que para ellos fue muy importante estar juntos y arropados. Ver que dejaron una huella es muy bonito", dice Joseba.
De eso se encarga Iker. pic.twitter.com/htCQhVZDeI
— San Lorenzo (@SanLorenzo) September 6, 2024
El orgullo por Muniain
Joseba nació en Bilbao, años después de que su padre regresara gracias a un salvoconducto que le consiguieron los dueños del club mexicano en el que hizo historia. No solo tuvo "la suerte" de jugar con la segunda delantera histórica rojiblanca, sino que también les entrenó, antes de retirarse y formar una familia. Joseba escuchó con atención años después todas estas anécdotas que ahora recuerda para Relevo, en las que Isidro, gran amigo de su padre y quien no tuvo descendencia, tiene muchísimo protagonismo. Como heredero de aquellos años, hoy está feliz de que Iker viva esta experiencia.
"Espero que le vaya muy bien. Al principio no me lo creía, pero cuando me di cuenta de que iba en serio lo seguí con mucha atención. Que nuestro capitán ahora esté allí, imagínate lo que significa. Espero que le vaya todo muy bien", pide, antes de recordar otra historia que abre una posibilidad que volvería a unir a dos aficiones que desde hace unos días se han hermanado y están viviendo con pasión el cariño por Muniain.
En 1947, durante una gira por Europa, San Lorenzo disputó un amistoso en el estadio Santa Bárbara de Galdácano contra el club local en honor a Ángel Zubieta e Iraragorri, antes de visitar también San Mamés. Hoy, se está cocinando un nuevo amistoso, como dejó entrever Muniain en su presentación: "Hay mucha relación entre aficiones, esa es una de las cosas más hermosas del fútbol. Puede ser que se organice algo, sería bonito para ambas partes. Ojalá se pueda dar algo tan especial", dijo este lunes el nuevo jugador azulgrana. "Sería bonito que como guiño vinieran a jugar con Iker a San Mamés", cierra Joseba, que seguirá cada paso de Iker en esta nueva experiencia que ha vuelto a unir a los vascos con San Lorenzo.