FÚTBOL

René Higuita no se olvida de Valladolid, mientras vuelve al trágico asesinato de Andrés Escobar: "Hay algo que nunca cambiará"

El colombiano ha repasado con Relevo la pérdida de su amigo y su famosa carrera deportiva.

René Higuita realiza el 'escorpión'. /Agencias.
René Higuita realiza el 'escorpión'. Agencias.
Julio Ocampo

Julio Ocampo

Para uno que ha estado en la cárcel, ha sufrido el asesinato de un amigo y compañero, además de haber dado positivo por cocaína cuando aún jugaba al fútbol (2004) … Sí, para alguien que a lo largo de su dilatada vida tuvo incluso algún tipo de vínculo con el narcotraficante Pablo Escobar, lo mejor es afrontar la entrevista como la propia existencia: un juego, una broma infinita y absurda donde se está obligado a ilusionarse, a tener expectativas, aunque luego estas resulten fallidas.

René Higuita (Medellín, 27 de agosto de 1966) fue, quizás, el portero más mediático de la historia. Pionero con los pies ejerciendo de líbero fuera del área, anotó más de cuarenta goles, jugó hasta los 43 años, conoció el vino de Valladolid e hizo un escorpión. Gestas, todas, demasiado serias como para tomar el asunto a guasa. Fue un niño grande, y quizás ahí está su redención. Su poder hoy, así lo relata en exclusiva a Relevo, es la palabra de El Loco.

La idea del escorpión, ¿cómo surge?

Es una jugada que nace a partir de un anuncio publicitario. Aparece un niño haciendo media chilena, y yo que le respondo con otra chilena inversa. Recuerdo que ya la gente me pedía repetirlo durante mis partidos o, al menos, en los entrenamientos. La tenía en mente desde hacía muchos años. Llegó improvisadamente en un lugar inmejorable: Wembley, en 1995. El balón (centro chut de Redknapp) vino perfecto para hacerla. Sí, hoy por hoy es considerada como una de las jugadas más representativas y mediáticas de la historia del fútbol. Gracias a ello dimos la vuelta al mundo. También hoy seguimos haciéndolo.

Hábleme de Valladolid. A principios de los noventa, con Pacho Maturana, Valderrama y Leonel Álvarez. Muy exótico y soñador, pero a nivel deportivo un fracaso lo de los colombianos allí

Valladolid fue una experiencia bonita para mi carrera, aunque es cierto que en lo futbolístico las cosas no fueron bien, ni dentro y ni fuera del campo. En lo personal, me quedo con el aprendizaje de la cultura española: se come con un buen vino y se disfruta mucho con la familia y los amigos.

El Atlético Nacional fue el equipo de su vida. De hecho, sus mejores años fueron allí.

Sin duda. El club de mis amores. Comencé a jugar en 1987. Iniciamos la construcción desde abajo. La idea era crear una base sólida con jugadores colombianos. El cénit fue la victoria del título continental gracias al buen hacer de Francisco Maturana. Era el año 1989.

Cuénteme la importancia de su familia en la infancia. Fue un niño huérfano, criado en una barriada de Medellín por sus abuelos.

¿La familia? Un pilar fundamental. También para mi carrera deportiva. Vivía con mis abuelos, y aunque éramos pobres jamás nos faltó la comida. Siempre me apoyaron en todo. Eternamente agradecido.

Ese título de 1989 fue contra el Milán de Sacchi, que ganó gracias a un único gol en la prórroga (Evani). ¿Qué recuerdos tiene?

Fue un partido muy disputado contra el mejor equipo del mundo, de la década. Jugamos bien, y al final nos ganan con un tanto absurdo de falta cuando aún estoy organizando la barrera. El árbitro, además, lo convalidó. Ya sabes, fue esa clase de partidos que cualquier cosa, cualquier error podría alterar el resultado final. Así fue.

Colombia se presenta al mundo en Italia'90. Se clasificó de la fase de grupos tras un empate contra Alemania gracias a un tanto de Freddy Rincón en el descuento.

Teníamos una excelente selección. Practicábamos un fútbol muy atractivo. Quizás, nos faltó esa experiencia internacional… Piensa que el 90% de los futbolistas jugaban en el campeonato colombiano.

Ese fútbol anárquico, asociativo y creativo llamaba mucho la atención. Puede que su obra maestra fuera el famoso 0-5 en el Monumental contra la Argentina del Coco Basile. Clasificatorio para un Mundial que usted se perdió. Enormes Asprilla, Rincón y Adolfo Valencia. ¿Qué les faltó a ambos para triunfar en Madrid?

Solo quiero subrayar algo en lo que nadie repara. Fueron trascendentales porque lograron que el mundo pusiera los ojos en Colombia. Sí, gracias a ellos dos se abrieron las puertas de muchas generaciones más. Ese es el triunfo.

Le arrestan en 1993. Tras nueve meses en la cárcel sale en libertad, pero al Mundial USA'94 no llega. ¿Qué sucedió exactamente? ¿Qué tipo de relación tuvo con los carteles de Medellín?

Tengo un documental en Netflix -El camino del escorpión- donde hablo de todo esto. Mi relación con Pablo Escobar, los motivos exactos de mi detención… Deberías verlo, la verdad.

Colombia en ese Mundial pega un patinazo. Andrés Escobar se anota un gol en propia puerta contra EE.UU. La Cafetera no pasa de la fase de grupos. Al poco tiempo, muere asesinado. ¿Cómo vivieron todo eso?

Un momento muy complicado para el país. Andrés era un hermano, un tipo especial, un caballero. Quizás, el jugador más íntegro y profesional que jamás haya conocido. Lo daba todo, se entrenaba al máximo, cuidaba su alimentación y jamás se metió en líos u escándalos. Fue víctima de una realidad social que sacudía el país en aquel momento. Nos afectó mucho a todos. También hoy… Eso no cambiará nunca.

Creo que en España no supimos entender bien a Pacho Maturana. Puede que llegara demasiado pronto, cuando aún no estábamos preparados mentalmente para su libreta. Se habló que lo tenía hecho con el Real Madrid. Fue un genio prematuro para Europa. ¿Qué significó él para usted?

Es un padre. Comenzamos a trabajar juntos en el Atlético Nacional. Siempre doy las gracias a dios de haberlo tenido a mi lado. Una persona increíble que me enseña cada día. Es, junto a mi mujer e hijos, mi gran familia.