De Galáctico a Regional: el milagro de Carlos Diogo en Ateca
"Prefiero que mis jugadores se pasen de intensidad a que estén empanados", dice el exjugador del Real Madrid y Zaragoza.
Ateca es un pueblo con 1.700 habitantes, ubicado a 100 kilómetros de Zaragoza y a unos 15 de Calatayud, a orillas del Jalón. Uno de esos pueblos de la España vaciada (más de la mitad de su población tiene más de 50 años) que atraviesa grandes momentos de dificultad a raíz del incendio forestal del pasado verano que arrasó más de 14.000 hectáreas en apenas cinco días. La marca automovilística SEAT bautizó en 2016 uno de sus modelos, el Seat Ateca, gracias el encanto del municipio (el nombre en árabe procede de 'Atíqa' que significa "antigua"), representado por la Iglesia de Santa María y su torre mudéjar y la Torre inclinada del Reloj.
Pero los mejores años del municipio se vivieron en el siglo pasado, cuando su fama la portaba su modesta fábrica familiar de chocolate, fundada por Francisco Unzurrunzaga, y que se convirtió en todo un imperio gracias a la creación de Huesito y Tokke, que daba trabajo a más de 300 personas y puso nombre al equipo ciclista HUESO entre 1981 y 1985. Chocolates Valor evitó en 2013 lo que hubiera sido una desgracia para el pueblo (Mondelez International -antigua Kraft Foods- preveía trasladar la producción a Polonia y cerrar la planta) y mantuvo la planta de producción, que sigue dando trabajo a 100 personas.
Su equipo de fútbol, el Club Deportivo Ateca, milita en el grupo 3 de la 1ª Regional de Aragón y desde el pasado 24 de julio devolvió, de alguna manera, la sonrisa al pueblo con un fichaje inesperado, que ha aportado al municipio de una dosis de vitalidad necesaria: Carlos Andrés Diogo Enseñat.
¿Cómo llegó Diogo a entrenar a un equipo de Regional?
El campo del Ateca, el estadio municipal de San Blas, se encuentra escondido en lo alto de una colina, en dirección a la estación de tren y rodeado de antiguas naves de producción de muebles y textil en venta, que cerraron hace muchos años. "Lo primero que pensé al llegar al campo fue que menos mal que vinimos con alguien y lo segundo, cuando bajas la cuesta, dices: 'Esto es un campo de encerrona total", reconoce Carlos Diogo, de 39 años y exjugador de Zaragoza, Gent, Huesca, CSKA Sofia, Real Madrid, Peñarol y River Plate. De alguna manera sintió lo que vive cada año el personaje de la Máscara de Ateca, una de las celebraciones más singulares de la comarca, cuando un hombre, con traje de cascabeles entre bandas rojigualdas, sube a lo alto del cerro de San Blas y todo el pueblo le tira manzanas alrededor de una gran hoguera.
Diogo, que se encuentra en trámites para validar su título de entrenador, es la cabeza de cartel de un cuerpo técnico formado por Javier Izaguerri, encargado de la jugadas de estrategia y entrenador de porteros, e Isaac Buján, preparador físico y ex 'head-coach' del Zaragoza Hurracines, de fútbol americano. Este tridente (lo llevan tatuado en la piel los tres) forjó su amistad en el gimnasio Virgin de Zaragoza hace siete años. Entre mancuerna y mancuerna dijeron: "¿Por qué no entrenamos a un equipo?". Pasaron por diferentes equipos de categorías inferiores (Huracán, Racing Zaragoza, San Juan y Santa Isabel) hasta que el año pasado consiguieron el ascenso con el Hernán Cortes, de Segunda Regional a Primera Regional.
"Estábamos viendo diferentes equipos. Tuvimos una reunión y nos gustó la idea. Tuvimos una charla y nos encantó el trato de la gente. Da igual entrenar a una hora de coche, porque si entrenas a 15 minutos da igual porque tienes que cuadrar horarios con tu mujer y el niño igual. Pero a mi me compensa porque me gusta lo que estoy haciendo", cuenta Diogo. No vinieron al Ateca por un aliciente económico, ni mucho menos.
"Les pagamos una pequeña cantidad en concepto de dietas por desplazamientos a los entrenadores y nadie más cobra. Aquí nos cuesta sacar dinero hasta para pagar los 135 euros que nos cuestan los árbitros cada vez que vienen a pitar", explica César Aparicio Lozano, vocal de la Directiva y alma máter del club. La entidad vivió una crisis este verano, que obligó a asumir a los jugadores la presidencia ('Carde'), y la directiva (José Pardos, Christian y 'Morris'), y cambiar de entrenador. Pardos, que trabaja en la Federación de Fútbol Aragonesa, pidió ayuda para encontrar entrenador. "Fue entonces cuando nos presentaron a Iza (Javier Izaguirre) y nos dijo que vendría él, pero con Diogo e Isaac. Nosotros flipamos, la verdad", rememora el jugador-directivo.
José Luis Morte, alias 'Carde', representa el espíritu de este equipo: trabaja de albañil y suma 23 temporadas en el club. Su rostro aparece en un mural de entrada al pueblo, como último hombre de la torre humana de Ateca, que se levanta dos veces al año. "Claro que vi jugar a Diogo, porque yo soy muy del Zaragoza. Es un honor y un privilegio que esté con nosotros aquí. Mi primo no se lo creía hasta que no me hice una foto con él", subraya. "Fue una grata sorpresa verlo entrar en el vestuario. Era un defensa que me gustaba mucho por su garra. A veces pensaba que iba a ser más duro en las charlas, pero se nota siempre que sabe de lo que habla. Es un un profesional del fútbol. Es muy cercano. Esperemos que pueda estar con nosotros varios años", señala el portero José Ángel Arevalo.
El Ateca ocupa la octava posición de la tabla, con 14 puntos en nueve partidos (tres triunfos, cinco empates y una derrota). Dicen que la pretemporada del equipo fue como si hubiera venido el Real Madrid. Todo el pueblo subía al estadio para tirarse fotos con Diogo. También en los desplazamientos, en Ólvega (Soria), Monreal (Teruel) o Ariza (Zaragoza), los aficionados de Regional y propios jugadores piden autógrafos y fotos a Diogo. "Que tire la falta Diogo", gritaban desde la grada en un encuentro. "Intento tratar a la gente como me gustaría que me tratasen a mí", dice Carlos Diogo.
Su vestuario, una cuadrilla de amigos, está a muerte con él. Su delantero, conocido como Kun (por su vena rojiblanca) y charcutero en la carnicería Carmelín, tiene tanto gol como descaro: "Que venga Relevo quiere decir que somos importantes. La SEAT no nos hizo ni caso para patrocinar al equipo, pero vosotros nos podíais patrocinar al menos los abrigos, ¿no?". Los jugadores Javier Hernando (JH) y Diego Villalba nos confiesan que se enteran de los fichajes por Matteo Moretto y empiezan a entonar una canción desde el bar de 'concentración' del equipo, 'Las Torres', a la que se unen con fuerza Aguaviva, Mae, JP, Álex, Adrián, Pop, Iñaki, Kike, Juan, Richi, Cristian, Diego, Carlos, Bilal y Rodri: "Óscar Campillo, queremos un abriguillo". Así es el Ateca de Carlos Diogo, una cuadrilla de Galácticos.
"Lo de Luis Fabiano son errores que uno comete en la vida y que no hay que enseñar ni a jóvenes ni adultos"
Entrenador del AtecaTu padre fue futbolista. Estás en un fútbol en el que empezáis todos…
Mi padre me llevó mucho tiempo al campo, cuando él jugaba como profesional. Siempre me acompañó para intentar que tuviera una carrera. Todo logro tiene su esfuerzo. Al final, muchas veces pasa en diferentes ámbitos. En casa te meten esa presión, porque viene de familia: hay veces que se cumple y otras que no.
¿De qué jugaba tu padre?
Jugó muchos años en Peñarol y en la selección. La cultura brasileña me gusta mucho, aunque estuviera allí siendo muy pequeñito de alguna manera me marcó. Incluso sé hablar portugués y lo entiendo. Al final tienes un pasado, quieras o no, lo llevas dentro.
¿Cómo te picó el gusanillo de entrenar?
Hace seis o siete años. Cualquier persona te dice que es el mismo ámbito, pero en el fútbol estás de jugador: te encuentras recibiendo órdenes e intentando ejecutar. Aquí tienes que dar órdenes para que las ejecuten. Ese cambio necesita un proceso y una adaptación. Necesitas un tiempo para encontrar ese estilo de entrenador que todos buscamos. Por mucho que quieras tener un estilo, si no tienes esos jugadores te las tienes que apañar.
Has decidido empezar tu carrera desde abajo...
Me meto desde abajo en muchos ámbitos. No sólo en el fútbol. Si quieres lograr algo en la vida, tienes que empezar desde abajo. Lo mismo le pasa a un arquitecto o cualquier persona que trabaja en un gran proyecto en cualquier ámbito. Tú tienes que empezar desde las bases. Es lo que pienso y lo que veo. Si empiezas desde un vestuario de abajo, con ambientes más complicados, te nutres de más experiencias porque no todos los jugadores ni todos los vestuarios son iguales. Si tienes la suerte de llegar a la élite, tendrás mucho ganado porque te adaptas a situaciones inesperadas antes.
"Si quieres lograr algo en la vida, tienes que empezar desde abajo"
Entrenador del Ateca¿Qué parte tienes en esta categoría de entrenador y qué parte de psicólogo?
La parte de trabajo es que tenemos una estructura y plasmas a los jugadores las cosas que quieres hacer. La otra parte es si te lo pasas bien y tienes una estructura de trabajo y cómo quieres plasmarles a los jugadores que tienes o con los jugadores que se asemejen a lo que quieres hacer. Al final ese tipo de cosas se ven.
¿Qué te aporta el Ateca a ti?
Todos los días tienes retos. Hay días que sacas adelante entrenamientos que hacen los mismos jugadores profesionales de Primera y otros días ejercicios más básicos no lo sacan. Dices: ¿cómo puede ser? Aquí tienes que ir sacando cosas día a día. En Primera o Segunda, tú tienes todo para hacer y deshacer. Aquí, por ejemplo, uno o dos días no tienes al mediocentro bueno que te distribuye porque tiene que trabajar o tienes que adaptar el entrenamiento porque vienen de jornadas laborales con gran carga física. Son pequeñas piedras que aparecen todos los días y vas aprendiendo con ellas. En Primera o Segunda no es que no pasen, pero son otros los problemas.
¿Qué es lo que no te gustaba de los entrenadores en tu época de jugador?
Yo era de los jugadores que le gustaba sacar cosas buenas a cada entrenador. Al final, las negativas es lo que le digo a mi hijo y mujer: las cosas malas no hace falta que te las repitan porque tú ya sabes que la has cagado. Es bueno que te digan las cosas buenas. He tenido muchos entrenadores: Aguirre, Víctor Fernández… En Zaragoza hacíamos un fútbol que era una gozada, entrar al campo y jugar. La idea de Víctor, por ejemplo, de jugar por bandas y atacar; tuve la suerte de tenerle también en Bélgica. Yo era un jugador que me encantaba subir y me decía que de mitad para arriba hiciera lo que quisiera. Aguirre era un técnico muy de fútbol, te decía las cosas muy claras. Las cosas que no tenías que hacer, también. Si ya las tenía grabadas, ni te las repetía. Después, detalles de otros entrenadores como Marcelino García Toral, que tenía mucha personalidad. Ahora sé por qué hacía algunas cosas…
"Marcelino García Toral tenía mucha personalidad. Ahora sé por qué hacía algunas cosas"
Entrenador del AtecaComo futbolista, ¿notabas cuando un entrenador era injusto?
Sí que lo notabas. ¿Cómo te lo puedo explicar? No lo sé. Hay entrenadores que quieren hacer su juego y te impiden hacer determinadas cosas que son las virtudes de un jugador.
¿Como cuáles?
A ver (piensa). Marcelino no te dejaba jugar el pase del lateral al extremo, ese pase no le gustaba. Si hacías ese pase, enloquecía. Luego ya lo tienes en la cabeza. Pero ponte a jugar y olvídate de hacerlo: es un pase muy normal. Él no lo quería para nada. Con el tiempo, descifras por qué era y son cosas que se te quedan grabadas.
¿Cuáles son tus manías como entrenador?
Les digo muchas veces que de mitad hacia arriba que hagan lo que quieran, pero muchas veces en estas categorías no es bueno decirles eso, ya que tienes que darles determinadas opciones puntualizadas para que a partir de ahí tengan el movimiento más libre. Tengo esa manía, pero al final lo tengo que matizar. Lo que suelo decir es que los que están detrás de la raya blanca, entrenadores y directiva, no vamos a decidir. Dentro del campo es una cuestión de los jugadores. Ésa es la manía que tengo.
¿Te pones nervioso en la banda?
Sí, mucho. No es lo mismo estar en el campo, aunque haya 100.000 personas, pero a los cinco minutos se te va. Dentro del campo se pasa muy mal. Me muevo bastante y hago cosas que no me doy cuenta.
¿Recuerdas tu primera charla en el vestuario del Ateca?
Nuestro cuerpo técnico tiene un concepto de entrenamiento y no es lo mismo ir a un chaval joven que, a lo mejor no dice nada en el campo y al final le tienes que llevar de diferente manera. Tienes que ver cómo se suelta más. A otro le dices dos cosas y se enciende. Las charlas son parecidas. El último partido aquí, en la primera parte íbamos ganado 1-0 y en el descanso teníamos que apretarlos un poco de intensidad. Pero el efecto después fue el contrario: salieron en la segunda parte para abajo. Vas aprendiendo de determinadas facetas en partidos y ves cómo los puedes ir llevando a nivel grupal y a nivel individual. A veces piensas que si no le hubieras apretado tanto, habría hecho otra cosa. Con todo esto vas ganando experiencia sin darte cuenta.
Muchos de tus actuales futbolistas te vieron jugar en el Madrid o Zaragoza cuando eran críos…
Sí, algunos sí. No soy de contar mucho batallitas personales. Las charlas las generalizo al fútbol o algún ejemplo de equipos de Primera o Segunda. Pero no soy de hablar de cosas mías. En este vestuario hay gente que le gusta el Madrid, el Zaragoza, el Atlético, el Barça…
¿Te sigue reconociendo la gente?
Sí, claro. Lo de Luis Fabiano, Madrid, Zaragoza…
Te habrán sacado muchas veces el tema de Luis Fabiano. Tú tienes un hijo que incluso ha podido ver las imágenes, ¿no?
Tiene diez años, sí.
¿Te arrepientes de aquello o te molesta que te lo recuerden?
No me molesta, para nada. En la vida se cometen errores. Cada uno tiene una vida. Al que no hace nada, no le pasa nada. Eso le digo a mi hijo. Hay veces que tomas decisiones erradas y tienen sus consecuencias. Pasó porque ocurrió en ese momento, con las pulsaciones altas y con la tensión que vives los partidos. Son cosas que, por supuesto, no se las enseñas a chavales ni a adultos. No lo recomiendas, lógico.
Ahora que eres entrenador, ¿cómo le dirías a un jugador que no caiga en ese error?
A los jugadores les digo que prefiero que se pasen de intensidad a que estén empanados. Si vas tres veces al corte, no quiero que vayas empanado. Vas a medias y nos hacen gol.
"A los jugadores les digo que prefiero que se pasen de intensidad a que estén empanados"
Entrenador del Ateca¿Con Luis Fabiano sucedió aquello por alguna rencilla anterior? ¿Se arregló luego?
Son partidos y jugadores que te enfrentas. Creo que después jugamos una o dos veces pero sin más. Juegas el partido. Eso sí, pero con un balón dividido vas con más tensión (sonríe). Sin ningún pensamiento de hacer daño, sino con el de que vas a ganar, de competir. Hablar después, son cosas que pasan.
Si pasara por aquí ahora Luis Fabiano, ¿te hablaría con él?
Sí, claro que hablaría con él. Son cosas que pasan en el campo. Cuántas veces hemos visto una cantidad de patadas sin querer o lesión sin querer y luego llamas al vestuario y en el cara a cara se arreglan. Lo de los jugadores hay muchas veces que van a hacer un poco más de daño y otras veces simplemente van al balón con con intensidad.
Vanderlei Luxemburgo y López Caro fueron tus entrenadores en el Real Madrid…
Era muy chaval, venía muy nuevo. Había tenido la experiencia de jugar en River, donde ya tenías cierta presión, pero al final tienes que rendir también porque la Prensa allá en Argentina era como si fuera el Madrid o Barça. Pero pasar del fútbol sudamericano al europeo hay un periodo de adaptación. Una vez que te plantas en el vestuario dices: "Esto es una maravilla". Jugadores a los que veías en la tele luego estaban contigo compartiendo vestuario;: Zidane, Roberto Carlos, Casillas, Raúl… Fue una etapa genial porque el Madrid es un club de otro mundo.
Viviste la época de los Galácticos.
Al final ese tipo de cosas es como el reportaje de Zidanes y Pavones, son cosas que larga la Prensa, que cuaja o no. Tú preguntas por los Galácticos y te dicen eso de Raúl, Zidane…
¿Qué recuerdas de su competencia en el lateral derecho?
Estaba Michel Salgado y luego vino Cicinho. A ver, el Madrid es como todos los clubes: vas, juegas y rindes. Vas a seguir jugando hasta que lo hagas mal. En plantillas como las del Madrid, Juve, Inter o Barça tienes dos o tres jugadores por puesto; tienes que rendir de un 7,5 para arriba. Te lo pide la afición, la prensa y el club.
Ahora que eres entrenador. Te vendría bien una charla con Zidane. ¿Guarda su teléfono?
No tengo su teléfono, pero con Zidane tuve una anécdota muy buena que demuestra el tipo de persona que es. Yo hacía muy poco que había llegado a Madrid y tenía un conocido de Uruguay que estaba por Madrid trabajando en una tienda. Un día Zidane apareció en esa tienda y mi amigo le dijo a Zizou que si le podía darme un mensaje de su parte en un papel. Le dio el papel y Zidane dijo: "Sí, claro, no te preocupes". Una mañana estoy sentado en el vestuario y aparece Zidane: "Carlos, me han dado este papel para ti". Hacía tres meses que conocía a Zidane y tenía detalles increíbles.
"Una vez que te plantas en el vestuario del Madrid dices: esto es una maravilla. Fue una etapa genial"
Entrenador del AtecaCicinho no habla muy bien de aquel vestuario Galáctico…
Los jugadores no dejan de ser personas. Son como las estrellas de Hollywood porque están horas rodando, pero no dejan de ser personas, a las que les gusta ir un día a cenar y se pueden beber dos o tres copas de más y se ha liado la noche al final. A todos nos ha pasado, seas un enfermero, mecánico, abogado o lo que sea. Otra cosa es que te líes muchas veces a la semana. Ahí no es tanta la coincidencia.
¿Capello es quien decide que no siguieras?
Hicimos pretemporada y a mitad de pretemporada casi al final me vine a Zaragoza. Yo creo que en ese momento estaba Mijatovic y un poco en consenso entre Mijatovic y Capello.
Te rompiste el cruzado y estuviste 19 meses sin jugar. ¿Es tu peor recuerdo del fútbol?
La lesión se produjo en un partido en Mestalla. Jugábamos el siguiente para no descender. Hace un desmarque detrás de la línea de cuatro y le tiran justo el balón; yo lo veo y estiro la pierna y controlo el balón, pero caigo con el talón y noto algo raro. Enseguida me di cuenta que la rodilla la tenía suelta. Quise seguir jugando, pero nada. Me operaron, pero al año que iba a volver seguía teniendo muchas molestias y me operaron otra vez.
¿Cuál es tu mejor recuerdo futbolístico?
No sé si quedarme con uno. Tengo varios. Uno de los mejores cuando fui a Madrid. Pero tengo recuerdos muy bonitos: mi primera vez en la selección de Uruguay; mi primer Clásico Peñarol-Nacional: es inexplicable; también mi primer River-Boca: es algo que hay que vivirlo. He tenido la suerte, además, de jugar Copa América, la Champions y la UEFA. Lo único que me quedó fue jugar un Mundial.
¿Cuál es el objetivo de Carlos Diogo como entrenador? No me vale que me digas el partido a partido de Simeone…
Tengo un plan trazado, pero esto es como muchas cosas de la vida. Puedes tener una idea, pero a lo mejor se tuerce a los dos años y tienes que intentar revocarla. Claro que tengo la ilusión de entrenar en Primera, Segunda o equipos top… Creo que si piensas en ello, le pones voluntad, esfuerzo y entrega puede que llegues a conseguirlo. No te hablo del partido a partido, pero sí intento aprender algo todos los días. De vosotros con esta nota, de las personas del pueblo, de los jugadores…. De todo se aprende en la vida. Si tuviera que destacar una virtud mía es que soy muy bueno en pequeños detalles. A la gente a lo mejor le parece que son detalles tontos, pero creo que soy capaz de sacar el lado bueno de las cosas para utilizarlo en determinadas cosas.
Lo que has demostrado con esto del Ateca es que no lo hace por dinero…
No lo hago por dinero, pero la idea es tener una base, ir subiendo y en un momento dado sí que hacerlo por dinero.