Fede Vico, la zurda de oro que enamoró a Paco Jémez y sueña con volver a casa: "Tengo un vínculo especial con el Córdoba... ¿por qué no?"
Pese a afrontar su segundo verano consecutivo sin equipo, el cordobés simula al máximo una pretemporada profesional y atiende a Relevo.
Antes de poder conducir, votar o salir de fiesta, Fede Vico (Córdoba, 1994) ilusionó a toda una una ciudad, "mi Córdoba", y a todo un estadio, El Arcángel. Lo hizo con 16 años, imberbe y una zurda mágica que todavía conserva. Además, logró lo impensable: que un canterano se abriese paso en el primer equipo y, sobre todo, que un entrenador se atreviese a darle más de 15 minutos ("ahora se apuesta más por los jóvenes, pero antes... era muy difícil"). Precisamente su rendimiento, sumado a una proyección vertiginosa que entonces ya se le auguraba, le llevó a convertirse en ídolo y jugador insignia. Pero por poco tiempo. "Iba con la Selección y era un jugador cotizado, pero yo siempre he sido y me he comportado como un chaval normal", recuerda en una entrevista a Relevo.
Debutó a las órdenes de Lucas Alcaraz, en un vestuario experimentado en el que, además de hacerse hueco, cayó de pie. Después, Paco Jémez le moldeó y le hizo ser un jugador más completo: "Lucas es el que me pone ahí, pero Paco fue el que gestionó muy bien mi primer año. Tenía ficha del filial, pero ya estaba en dinámica diaria de primer equipo. Jugué bastante con él y siempre que le veo le doy un abrazo, fue el que me puso en la palestra. Tenía un carácter muy fuerte".
Su rendimiento fue a más y Fede Vico, cada vez más maduro y hecho, puso rumbo al fútbol belga cuando el Anderlecht, en aquel momento uno de los equipos trampolín para los jóvenes, que además disputaba competición europea (Champions League), desembolsó 1,6 millones de euros para hacerse con sus servicios. "Pedí permiso para jugar el último partido con el Córdoba porque yo ya sabía que me iba al Anderlecht. Fui el traspaso más caro de un jugador de la cantera y eso hace que la gente me recuerde como la promesa que salió muy joven de Córdoba", explica sobre su fichaje por el club de Bélgica.
Nada salió como esperaba en el Anderlecht, club con el que firmó un contrato de cinco temporadas: "El Anderlecht era el Real Madrid de Bélgica, aunque físicamente la liga belga se asemeja a la Premier League. Yo iba con una ilusión enorme, pero claro, no me adapto por lo que sea, el club tampoco me da facilidades, sobre todo de adaptación y, obviamente, aquí hay un cúmulo de cosas. No quiero echar la culpa al club, pero hubo muchos problemas y cosas raras...". Además de las dificultades para adaptarse, Fede Vico sufrió una lesión en el pubis ("me recupero en noviembre y me ceden a un equipo de allí, al KV Oostende") y cambió Bruselas por Oostende. "Nos metemos en competición europea, pero no jugamos por limitaciones de campo. No me adapto, no me encuentro a gusto y quiero volver a España", explica.
"Es raro, es verdad. No llego a debutar ni a jugar un solo minuto, pero aprendí otras cosas como vivir solo y cocinar, y con 19 años pues es una experiencia. Mis amigos, de cachondeo, me dicen que he estado de Erasmus en Bélgica [risas]", añade sobre cómo vivió su periplo en Bélgica.
"Me daba igual tirar un caño, me daba igual encarar... Antes era un jugador más individualista"
Pese a no disponer de minutos en el Anderlecht y no estar del todo cómodo en el KV Oostende, mantuvo su desparpajo: "Me daba igual tirar un caño, me daba igual encarar... Antes era un jugador más individualista". Pero, no obstante, matiza: "Ahora, que ha pasado mucho tiempo, soy más asociativo. Hago kilómetros y defiendo. No soy un pitbull como Casemiro, por ejemplo, pero defiendo, y Diego Martínez [coincidieron en el Granada] fue una figura muy importante en ese trabajo. En ese Granada esa era la clave, que corríamos todos, atacábamos todos... No es que ahora defienda más, pero lo entiendo mejor y disfruto de defender".
Después de una primera temporada aciaga, sin acoplarse al fútbol belga, volvió al Córdoba, esta vez en calidad de cedido por el club belga. "Estuve prácticamente olvidado en el Anderlecht, porque no juegas ni un minuto. Imagínate lo que yo echaba de menos Córdoba. El idioma es una barrera. Y, encima, ese año el Córdoba sube a Primera. Yo estaba loco por volver, por jugar en mi casa. Ya me daba igual, entre comillas, Primera, Segunda... Quería volver", explica, con una mirada que irradia nostalgia y, sobre todo, ilusión por la posibilidad de volver a enfundarse la casaca verdiblanca.
Además de en el Córdoba, Fede Vico también probó suerte en calidad de cedido en el Albacete. Después, estuvo unos meses sin equipo hasta que firmó por el Lugo, ya habiendo rescindido contrato con el Anderlecht. "La inestabilidad ha estado presente en toda mi carrera. De hecho, el club en el que he estado más años, tres, ha sido en el Granada. Fueron tres de los años en los que mejor me sentí porque tenía esa estabilidad, a pesar de las lesiones. Es lo más importante. Creo que a, un jugador que tiene estabilidad, le da tiempo a pasar por diferentes etapas y a estar tranquilo en un club y en una casa, y no tener que hacer maletas y tener esa incertidumbre de a dónde voy mañana. La cabeza te da 10.000 vueltas", afirma, recordando que, además, poco después fichó por el Leganés y estuvo cedido en el Granada.
"¿Pues te puedes creer que no fue uno de los momentos más duros de mi carrera?", responde, preguntado por la lesión de ligamento cruzado que sufrió siendo jugador del Leganés. "He tenido peores momentos de salud física no, mental. Físicamente yo no he notado diferencia. Es verdad que la rodilla ya no es la misma, pero no tengo ninguna secuela y soy mejor futbolista. Son ocho meses en los que estás fuera. Ves a tus compañeros entrenar cada día y tú estás en la cueva trabajando, machacándote, pero ves que no avanza. He tenido compañeros que se han retirado por esa lesión, pero yo he quedado bien", agrega.
"Cuando me fui a Grecia no me informé bien, me metí allí el último día..."
Después del Leganés, el Asteras Trípoli de la primera división de Grecia y, también, el Alcorcón: "Firmo en el Asteras, en un equipo de la primera división de allí que me valoró. Me llamaron y di el paso. Pero me metí allí el último día y no me informé del todo bien. Llego sin pretemporada y, a las dos semanas, me lesiono después de debutar, a los 30 minutos. Cuando me recupero, vuelvo a recaer y psicológicamente no estaba bien. No estaba a gusto ni en la ciudad ni en el club por diferentes motivos. Soy una persona a la que le gusta tener todo controlado y tengo que estar a gusto para rendir", sintetiza Fede Vico sobre los seis peses que permaneció en Grecia.
En la segunda vuelta, cambió el Asteras Trípoli por el Alcorcón, todavía con la permanencia como objetivo: "Llega navidad y digo 'mira, yo de aquí [de Grecia] quiero salir', y me sale la oportunidad del Alcorcón, un equipo de Segunda, después de cinco meses sin jugar, con Nafti, a quien yo ya conocía. Acabé jugando 16 partidos, ocho de ellos de titular. Además, terminé bien físicamente, que era lo que quería que viesen los equipos. No se dio [la permanencia] y es una pena, pero le doy gracias al Alcorcón por ponerme otra vez en el escaparate".
Las claves de un verano sin equipo
Se trata del segundo verano consecutivo en el que Fede Vico se encuentra sin equipo y, conviviendo con "nervios e incertidumbre", desgrana las claves y hoja de ruta de su particular pretemporada, además de resaltar la importancia de una preparación física que él lleva a rajatabla, con sesiones vespertinas y matutinas que simulan al máximo una pretemporada profesional: "Yo intento simular al máximo una pretemporada de un equipo con mis medios, me preparo con mis fisios y mi entrenador, pero psicológicamente es lo peor".
"Es muy complicado, psicológicamente es muy complicado. Conforme va pasando el tiempo es peor, porque vas viendo los partidos, ahora te lo ponen un sábado y empiezas a ver a tus compañeros... Te cuentan 'hostia, Fede, tal, viajes, tal...', y te cuentan un poco la dinámica y ves a jugadores que firman, tú no firmas y psicológicamente es lo más complicado. Gracias a Dios también tengo recursos para poder acudir a mi psicóloga y gracias a mi familia, a mi novia, a mi perra, que es psicóloga [risas], pues me mantengo, pero tengo mis días en los que no me aguanta nadie", añade sobre su situación, sin equipo a menos de dos semanas del cierre del mercado de fichajes, pero motivado ante la posibilidad de afrontar un nuevo reto.
A la espera de encontrar una propuesta que le satisfaga y le encaje, sueña con volver a casa: "Me encantaría volver a jugar en el Córdoba en algún momento. El año pasado estuve hablando con ellos y no se dio, pero me encantaría volver. No depende de mí, porque a día de hoy no tengo ninguna oferta del Córdoba, pero tengo ahí ese vínculo especial... ¿por qué no? Todavía no me han dicho nada, están haciendo su proyecto y su equipo. Les deseo lo mejor".