BARCELONA 0 - MÓNACO 3

¿Qué ha fallado en el último test de la pretemporada? Así le llegó el aviso al Barça de Flick

Los azulgrana cayeron por goleada en el Joan Gamper ante el Mónaco antes de visitar al Valencia.

Los jugadores del Barça, tras encajar uno de los goles contra el Mónaco./REUTERS
Los jugadores del Barça, tras encajar uno de los goles contra el Mónaco. REUTERS
Albert Blaya

Albert Blaya

No hay nada como una buena derrota para sacar conclusiones precipitadas. Los excesos siempre tienden a llevar al error de cálculo porque toman la excepción como norma, lo anodino como pauta, y el FC Barcelona se ha abonado a una crisis continua que se ve agudizada por una prisa analítica que empaña la imagen que importa. A veces, las pistas están en los detalles y no en el resultado. En las formas se advierten tics a corregir, dejes que supurar, y Hansi Flick, a menos de una semana de debutar en Liga, tiene cosas que tocar para que el Barça se parezca al de la pretemporada y no al del Joan Gamper.

Resulta curioso que lejos de reafirmar su imagen, en Montjuïc el equipo se haya deshecho, recordando al de la pasada temporada, como si pisar ese césped llevase a la catástrofe y a la desidia, un atributo que había desaparecido en esta pretemporada bajo la sombra del técnico alemán. De ahí quel 0-3 ante el Mónaco en el Gamper choque, porque el Barça había enseñado un nivel de actividad y atención al detalle muy alto, independientemente del grado de precisión en sus gestos. Y ante el Mónaco, que estuvo sobrio y ordenado, se vieron cosas que ajustar.

La presión en una encrucijada

El propio Flick lo comentó tras el partido: la presión no fue buena. Empieza a dibujarse en Can Barça una encrucijada encubierta que tiene a Gündogan y Lewandowski como protagonistas. ¿Se puede realizar una presión ordenada y agresiva con los dos juntos? ¿Y con uno de los dos? En algunos momentos del partido, Pau Víctor se quedaba como delantero centro en fase defensiva y el polaco en banda de forma momentánea, y el equipo se resentía porque tiene en su delantero centro a un jugador que reduce los espacios cuando su equipo tiene la pelota (le cuesta desmarcarse) y los aumenta sin ella. Si a la ecuación se le añade a Gündogan, el reto parece difícil de conjugar.

Raphinha en zonas interiores le permite a Flick compensar la falta de colmillo a la hora de saltar de Lewandowski, pero también es un acelerador sin freno, un jugador que siempre tiende a moverse en vertical, llevando el juego a una velocidad exagerada, sin apenas pausa ni tiempo para que el equipo acompañe. Con Raphinha se está más cerca de la transición que del ataque posicional, y si bien a veces esto es positivo, ante equipos que te quieren jugar al espacio resulta dañino. El Barça ha jugado sin Pedri, Gavi ni De Jong, y con un Gündogan a cuentagotas, por lo que todavía no ha tenido a sus centrocampistas en disposición. Está siendo un equipo sin interiores, aunque trate de esconderlo en el 4-3-3 que dibuja Flick. Y sin ellos, el ritmo escasea y todos buscan llegar cuanto antes a la portería rival.

Un ataque demasiado vertical que compromete la defensa

Es importante encontrar el equilibrio entre el querer atacar de forma ágil, saltándose pases intermedios para hacer daño al rival en menos tiempo, con el hecho de no saltarse demasiados pasos en el proceso para dejar al FC Barcelona totalmente desguarnecido. En muchos momentos del partido, el Barça buscaba triangulaciones interiores para atacar la profundidad en zonas centrales, pero una pérdida en esa situación compromete de forma decisiva al equipo porque tiene a más jugadores por delante de la línea de balón que por detrás, y al acelerar de forma precipitada, el riesgo en caso de perder la pelota aumenta exponencialmente.

Limar asperezas. El Barça es un proyecto nuevo y tras una gira en Estados Unidos y todavía muchos titulares sin minutos, lo lógico es que antes del comienzo liguero el equipo sufra un bajón físico. Pero el aviso es serio porque el Mónaco es un gran equipo que sin hacer nada espectacular ha logrado ganarle al Barça con holgura, sin sufrir ni tener que hacer cosas extraordinarias, demostrando de nuevo que el gran objetivo de Hansi Flick será el de hacer que su equipo no necesite la mejor versión para sumar de tres en tres.