El Everton, último ejemplo de la nueva realidad del fútbol europeo: la multipropiedad alcanza ya a más del 10% de los clubes
En diez años se han cuadruplicado las operaciones de multipropiedad en el fútbol europeo.
Cuando Kenny Friedkin fundó en 1949 la aerolínea Pacific Southwest Airlines en San Diego (Estados Unidos), no podía imaginar que los réditos de aquel negocio servirían para que 75 años después su nieto comprara un club de fútbol inglés después de haber comprado antes un club italiano.
La compra del Everton por parte de Dan Friedkin, dueño de la Roma desde 2020, es el último ejemplo de la nueva realidad del fútbol. El modelo de sociedades anónimas, que en muchos países convive con el de clubes (en Argentina aún resiste este último, aunque el Gobierno quiere cambiarlo), ha evolucionado de la esfera local a la internacional.
Lo que hace 20 años se veía como algo excepcional (véase la compra del Chelsea por Roman Abramovich o la del Manchester United por parte de los Glazer) ahora es casi la norma. Pero con una nueva transformación: donde antes solo había fortunas extranjeras propietarias de clubes europeos ahora hay organizaciones trasnacionales que controlan varios clubes a la vez. La multipropiedad ya forma parte del paisaje futbolístico.
Según un informe publicado por la UEFA en febrero de este año, 105 clubes de primera división (el 13% de todos los de Europa) tenían relación con otros clubes a través de su propiedad, ya fuera porque su propietario mayoritario lo era también de otro club o porque alguno de sus accionistas tenía un paquete minoritario de acciones en otro equipo. En menos de una década, las inversiones de propietarios que tenían ya intereses en algún club se multiplicaron por cuatro: fueron 11 en 2013 y 46 en 2022.
A los 105 clubes de primera división, la UEFA sumaba otros 112 en divisiones inferiores. En España, el máximo organismo del fútbol europeo contabilizaba 27 clubes compartían propietario con otro, nueve de ellos en primera división. El caso más conocido es el del Girona, donde City Football Group, dueño del Manchester City, tiene casi la mitad de las acciones. Durante esta temporada, sin embargo, la propiedad ha tenido que tomar varias medidas impuestas por la UEFA para poder participar en la Champions.
Pero también hay otros ejemplos, como el del multimillonario israelí Idan Ofer, segundo máximo accionista del Atlético de Madrid a través de su empresa Quantum Pacific Group y dueño mayoritario del Famalicao portugués.
"El crecimiento de la plurinversión en clubes trae un riesgo creciente de ver enfrentarse a dos clubes con el mismo dueño o inversor, creando un riesgo potencial para la integridad de las competiciones europeas", advierte el informe de la UEFA. Sin embargo, el regulador y a la vez organizador no ha prohibido que un mismo inversor controle más de un equipo, como sí han hecho las legislaciones de muchos países. Ha preferido abrir la mano y establecer condiciones a posteriori para permitir que compitan en la Champions, la Europa League o la Conference.