El Nico que eclipsaba a Williams en Osasuna y Athletic: "Él me enseña ahora que se puede conseguir"
Nico Serrano, un año menor que el '17' de la Selección, destacó tanto o más que su íntimo amigo en Tajonar, Lezama y Las Rozas. La temporada que viene podrían compartir vestuario.

Berlín (Alemania).- Ayer, 12 de julio, Nico Williams sopló las velas de la tarta. Cumplió 22. No son muchos para cargar a sus hombros con las expectativas y los sueños de todo un país, que confía en la potencia del extremo para derrotar este domingo a Inglaterra (21:00, La 1) y convertir a España en la reina de Europa. Los que le conocen aseguran que, aunque su éxito siga en aumento, no se olvidará jamás de los suyos. Y uno de los suyos es Nico Serrano (21). Pese a que cueste creerlo en vista del nivel actual de una de las estrellas de la Eurocopa y de LaLiga, Serrano, su íntimo amigo, fue durante mucho tiempo la figura que le eclipsó. Compartieron vestuario en el Alevín B de Osasuna (2012-13) y se reencontraron entre 2018 y 2022 en el Athletic. Su dupla hacía temblar temblar a los rivales.
"Él las ponía desde la banda y yo entraba en segunda línea para rematar", cuenta Serrano, que ha arrancado la pretemporada con Valverde, en conversación con Relevo. Sus caminos se separaron cuando él se marchó cedido en la 22-23 al Mirandés. Las lesiones frenaron aquella temporada su progresión. Y, después de seis meses improductivos a préstamo en el PEC Zwolle neerlandés, volvió a reencontrarse con su fútbol en la recta final de curso con el Racing de Ferrol: marcó cuatro tantos y repartió dos asistencias en 14 partidos y demostró su verdadero nivel en un equipo que peleó hasta la penúltima jornada por ascender a Primera. Ahora, y pese a una lesión de hombro que todavía le tendrá más de un mes en la enfermería, sueña con quedarse este curso en la primera plantilla de los leones y reencontrarse con su 'hermano' Williams.
Inseparables
Por casualidades de la vida, los 'Nicos' nacieron en Pamplona y cruzaron pronto sus caminos. "Él es del barrio de Buztintxuri y yo del pueblo de Orkoien. Vivíamos cerca", narra Serrano, que coincidió por primera vez con su tocayo con apenas nueve años. "Jugamos juntos en el Alevín B de Osasuna. Casi siempre lo llevábamos nosotros a entrenar. Y sí, no éramos malos (risas)", reconoce. Pablo Domingo Armendáriz, entrenador de ambos aquella temporada en Tajonar, da fe: "Williams era similar a lo que ves ahora: muy rápido con balón, manejaba los dos pies, tenía gol, salía por ambos perfiles… y le costaba con la ropa y los horarios. A Serrano se le veía una calidad técnica increíble: zurdito, con conducción, golpeo… ¡Vaya dos!".

Aquella camada es una de las más talentosas que se recuerdan en la cantera navarra: "También estaban Iñaki Rupérez, que ahora hace la pretemporada con Imanol en la Real; Jon García, que ha vuelto a Osasuna desde el Villarreal… Un equipazo". Y, cosas del fútbol, ni siquiera ganaron su liga, aunque aquello ya pareciese secundario: "Nosotros mirábamos por el desarrollo individual de los futbolistas, y fíjate. Hoy hay dos en Primera, otro par en grandes canteras… Cabe recordar que Serrano, Rupérez y Jon son un año menores que Williams. Y eso, a esas edades, se nota". Aun así, Pablo hubiese tenido clara la respuesta a la pregunta de quién podía asomar antes por la élite: "Me hubiese decantado un poco más por Serrano".
Aquella campaña forjaron una amistad que a día de hoy permanece inalterable. La dupla se rompió por varios factores. En primer lugar, porque Willi (así le llamaban para diferenciarlo de Nico) puso rumbo al Athletic al finalizar el año: "Nico vivía en Pamplona con su madre, su hermano Iñaki residía en Bilbao (por aquel entonces militaba en el Juvenil) y creo recordar que su padre trabaja en Londres. Estaban dispersos y eso a Nico le pasaba factura. Su madre curraba muchas horas. Cuando acabó la temporada, María llamó al club para comunicar que habían decidido unificar la familia y reunirse en Bilbao". Serrano aguantó dos ejercicios más en Osasuna, pero en 2015, en edad infantil, fichó por el Villarreal.
"Si te preguntaban por quién de los dos podía llegar, quizá te decantases más por Serrano. Eran unos cracks"
Entrenador de Nico Serrano y Nico Williams en el Alevín B de OsasunaAmbos continuaron sus caminos por separado, pero sin olvidarse de compartir confidencias y mantener viva la relación: "Seguimos hablando, porque, además, los dos tenemos el mismo repre (Félix Tainta, agente de Iñaki, Sancet o Yeray)". El reencuentro se produjo cinco años después, en 2018. El Athletic se lanzó a por Serrano ese verano y desembolsó su cláusula de 300.000 euros al Submarino, que estalló contra la entidad de Ibaigane por el movimiento. "Nos roban a los jugadores", denunció el presidente Fernando Roig. El dueño de la entidad amarilla llegó a cancelar la tradicional comida de directivas con el Athletic por su disgusto con la operación: "Lo firmaron a nuestras espaldas. No quiero sentarme con ellos".

El cabreo, además de esconder una crítica a la política general de fichajes de los peces gordos, venía a evidenciar la confianza que había depositado el Villarreal en un talento como el menor de los Nico, ya internacional y destacado con las categorías inferiores de la Selección (debutó con 16 años recién cumplidos y con un gol a Francia con la Sub-16 de Julen Guerrero).
Juntos de nuevo
Con el aterrizaje de Serrano en el Athletic, la conexión entre ambos brotó con más fuerza que nunca. "Fui directo al Juvenil B. Allí estaba él. Después subimos juntos al Juvenil A en 2019", recuerda Nico. Esa temporada, interrumpida en marzo por la pandemia, fue la de la confirmación de que ambos pintaban para cracks: Serrano marcó 14 goles en 19 partidos en División de Honor sin ser delantero (actúa como mediapunta o en banda) y Williams firmó seis y un buen puñado de asistencias. "Él desbordaba al lateral y yo solía aparecer por la frontal para que me la diese. A veces intercambiábamos los papeles, pero no era lo habitual", desvela. Ese año, además, acudieron a dos convocatorias con la Selección Sub-18. Imanol de la Sota, el técnico que les dirigió, les describió así en Mundo Deportivo: "Serrano tenía más incidencia en lo numérico y Williams era muy visual. Sabíamos que los dos iban a alcanzar la élite si mantenían la misma ética y esfuerzo".

Y así fue. El Athletic les promocionó directamente al filial sin pasar por el Basconia -Williams apenas disputó tres encuentros a las órdenes de Patxi Salinas cuando era juvenil- y volvieron a hacer de las suyas en Segunda B. Marcelino no tardó en darles la alternativa con los mayores: Williams debutó en abril del 2021 contra el Valladolid, con 18 años y nueve meses, y Serrano en septiembre, con 18 y seis. "Los dos destacábamos de pequeños, pero creo que ninguno pensábamos en algo así", dice Serrano, que marcó su primer y hasta ahora único gol en Primera el día que se estrenó como titular (victoria 0-1 en Vallecas en la jornada 22 de la 21-22). Al final de esa temporada, y después de compartir 11 choques en Primera, sus rutas se bifurcaron para, quién sabe, unirse de nuevo este curso con Valverde.
Williams, necesitado el Athletic de desborde y velocidad, se quedó y ganó presencia hasta tirar la puerta abajo. Serrano buscó minutos ("necesitaba jugar") en una cesión al Mirandés que no funcionó por un calvario de lesiones musculares. Sus 869' apenas reflejaron una asistencia. Ferrol, tras no gozar de protagonismo en el Zwolle (137' en Eredivisie), ha sido la plaza que le ha catapultado para opositar a quedarse y pelear con los Sancet, Unai Gómez, Berenguer y compañía por un puesto.

El ejemplo de Willi le ayuda a creer. "Él, en un corto espacio de tiempo, ha ido muy alto. Viendo que he estado siempre con él, veo que se puede conseguir. Ha logrado lo que todo jugador quiere", afirma Serrano, que sigue los logros de su colega en Alemania desde la distancia: "Cuando he estado fuera, en Holanda o Ferrol, nos hemos seguido mensajeando. Es un tío que está todo el rato alegre, haciendo bromas, tranmsitiendo buenas vibras. He visto todos sus partidos con España". Ahora, a unas horas de la final, sólo espera que regrese a Lezama "con la copa" y reeditar el próximo año las diabluras que cocinaron cuando no medían ni metro y medio en Tajonar.