Así se cuecen las escapadas relámpago VIP del fútbol español a la NBA y NFL: "Sólo el vuelo privado ya son 180.000 euros"
Vinicius, Griezmann, Courtois, Eric García, Marcos Llorente... cada vez más jugadores aprovechan los parones para volar a EE.UU.
Lo VIP ha dado un mazazo encima de la mesa. Las experiencias de lujo, teóricamente destinadas para unos poquísimos elegidos, están ganando muchísimo peso en la estrategia de negocio de los clubes y de todos los que los rodean. Demostrando que hay mercado. Mucho. "Hay veces que, en los aeropuertos donde se celebra una Super Bowl, hay problemas para que aterricen todos los aviones privados que llegan", explica una fuente afectada por este carísimo atasco. True story.
Pero, sobre todo, lo que tiene explotar el lujo es que es exponencialmente más rentable que el beneficio que nace de los aficionados normales. Las reformas del Santiago Bernabéu y del Camp Nou por ejemplo: aunque les esté saliendo regular (conciertos, ruido, vecinos, retrasos...), están enfocadas a exprimir muchísimo mejor que hasta ahora esa parte. Palcos, zonas de restauración de altísimo nivel, además de todo tipo de facilidades a la hora de vivir la experiencia de un día de partido se han convertido en la nueva joya de la corona.
Los clubes importantes han visto esta jugada y no han dudado ni un minuto en empezar a sacarle todo el jugo que pueden, pero lo de EE.UU. es otra liga. Lo llevan haciendo años, y cada vez tienen más importancia en su forma de gestionar los días de partido. Negociar la primera fila de los partidos de la NBA, los palcos en pleno tiro de cámara del US Open o la zona ultra VIP de la Super Bowl son ya activos mucho más rentables, en ocasiones, que todo el resto del aforo junto. Porque nos creemos que hay muy pocos posibles clientes para este tipo de caprichos caros... pero no es verdad. En un mercado cada vez más globalizado la demanda está demostrando ser grande. Y lucrativa.
El que se lo puede permitir, no tiene problema en gastarse desde 15.000 euros hasta 500.000 en un viaje de fin de semana a todo trapo para disfrutar con el deporte que más le gusta. Lo vemos en cada parón de Liga con los futbolistas españoles: Vinicius, Griezmann, Eric García, Courtois... Apasionados del deporte estadounidense que en cuanto pueden juntar tres-cuatro días seguidos se escapan con unos amigos a vivir su mejor vida en un partido de la NBA, de la NFL, salpicándolo con algún concierto chulo que les coincida, un restaurante exclusivo en el que les consigan mesa y un hotel en lo algo de un rascacielos.
¿Cómo se monta un viaje así?
Claro, olvídate de Booking... ¿Quién te monta un fin de semana así? Y, sobre todo: ¿cuánto cuesta? No tiene ser fácil recibir una llamada de un jugador de alto nivel que te dice: "Nos han dado libre hasta el lunes. Mírame qué partidos hay en Nueva York y vamos para allá". Hay que tener los contactos para conseguir las entradas, los desplazamientos, los alojamientos y las reservas en los restaurantes... pero también la seguridad, los visados y cualquier otro inconveniente que pueda surgir durante ese finde de lujo.
El futbolista no tiene que hacer nada. Decir las horas que tiene disponibles y se lo montan todo: recogerle a la salida del entrenamiento con sus acompañantes, ir a la terminal ejecutiva, volar (siempre con camas en el avión y comida de lujo), disfrutar y volver. Y pagar, eso sí. Haciéndolo a todo lujo estaríamos empezando a hablar, un finde largo así, de 300.000 euros... llegando al medio millón a poquito que te vengas arriba con el alojamiento. "Lo normal es que se pongan de acuerdo varios compañeros o amigos para organizar el viaje y sea un gasto menor, pero sí, siempre es elevado. Buscan escaparse por unas horas y pueden permitirse algo así. Además no siempre es para ir a sitios súper exclusivos: muchas veces también les gustan cosas que aquí no pueden hacer porque no pasan desapercibidos como ir en metro, entrar un bar normal a pedir algo de comer o pasear por Times Square", explica otra fuente.
"Siempre ha habido agencias que ofrecían viajes exclusivos pero lo que nos decían los jugadores es que nadie les hacía la experiencia única completa... más allá de la poca transparencia de los clásicos concierges, que suelen conseguir las entradas para los eventos", explica a Relevo Sergio Friede, CEO de Group 1 Agency. "Nosotros hacemos viajes a medida para los deportistas, siendo muy honestos con lo que cuesta y con las opciones que tienen para disfrutarlo. En realidad lo que encarece todo mucho es el vuelo privado. Si la idea es cruzar el océano... necesitas al menos uno de 10 plazas y eso ya te lleva a los 150.000-180.000 euros", explica. "En realidad es sencillo, funciona un poco como Uber: metes destino, fechas y número de pasajeros y te salen los aviones disponibles y en qué aeropuertos".
"Hay otras opciones, si no te importa viajar en un vuelo comercial normal. Más allá de la clásica zona business, hay un servicio VIP que te permite ni pasar por la terminal comercial, facturar en privado y otro tipo de ventajas", añade.
'Celebrity row'... negociando, o privacidad lejos del videomarcador
Vale, vuelas al precio que mejor se ajuste a tu bolsillo. Luego llegas y te alojas en hoteles de entidad que van desde 400 a 1.500 dólares la noche... o liarte la manta a la cabeza con suites o penthouse de lujo en Manhattan que llegan a 75.000. Sí, por noche.
Una vez que has cruzado el charco y tienes dónde dormir, te cambias y te vas al Madison Square Garden si estás en Nueva York, o al Crypto Arena de Los Ángeles (el Staples Center de toda la vida, si eres de los que sigue llamando "Palacio" al Wizink). Precisamente en esa pista estuvo hace nada Ibai Llanos. Primera fila, la de las celebridades (celebrity row) donde se solía poner siempre Jack Nicholson o donde, con un poco menos de glamour, se sitúa siempre Antonio García Ferreras cuando juega el Real Madrid en casa. ¿Cuánto le costaron? Casi seguro que... nada. Mejor dicho: un vídeo en redes sociales con la marca patrocinadora del club y alguna foto, además de aparecer en el videomarcador del pabellón.
Pero no siempre los famosos se prestan a este intercambio de social media. Griezmann, por ejemplo, prefirió pagar unas entradas (también premium) el pasado fin de semana a cambio de huir de las fotos y de los community managers. "Nosotros siempre exponemos las opciones con total franqueza. Si no hay, no hay. O si cuestan 20.000 dólares a pie de pista en un partido de finales de la NBA que nos han pedido con 24 horas de margen... pues es lo que hay. Que fue que no, por cierto", bromea Friede.
Y con la NFL es lo mismo. La verdad es que escuchando la experiencia de los que lo viven... es un planazo: "Nosotros tuvimos la suerte de que pudimos estar en el césped viendo el calentamiento de los jugadores, viendo cómo las estrellas y el famoseo de Nueva York pasaba por el Metlife Stadium para disfrutar del partido... Y te digo que impacta. Impacta mucho sobre todo la talla de los jugadores. Una vez que estás allí a pie de campo y ves, desde abajo, ese pedazo de estado (es grandioso, para más de 80.000 espectadores) la verdad es que se disfruta mucho porque tienes el himno, tienes la salida de los jugadores locales con ese espectáculo que montan de luces y sonido, luego ves a los Jets pasar por encima justo después del himno. Vivirlo alli con su afición, que además es muy pasional, fue una experiencia muy importante para mí. Muy bonita", explica el comentarista de NFL en Movistar, Rubén Ibeas. Él estuvo el pasado fin de semana en Nueva York con Antoine Griezmann y Marcos Llorente, entre otros.
Ahora mismo, en los equipos con más tirón mediático, hay actores y cantantes que, cuando están de promoción, pagan verdaderas fortunas por estar en la fila de los famosos. "Hay escasez de entradas buenas de hecho. Todo el mundo las quiere", asegura una fuente habitual de este tipo de eventos.
El parón de Navidad es «temporada alta»
La realidad es que estos lujos, los futbolistas de alto nivel, no se los pueden dar con demasiada frecuencia. No tanto por el dinero como por el tiempo libre del que disponen. Por eso, en cuanto la competición para un poco, se convierte en temporada alta de viajes premium. "Navidad y final de temporada es cuando más escapan, claro. Las finales de la NBA son un atractivo indiscutible para vips de todo el mundo, lo mismo que la Super Bowl, aunque es más complicada porque suele ser un domingo y tienen que cuadrar bien sus partidos para que puedan ir", explica el cofundador de Group 1.
Ahora mismo, los eventos deportivos más cotizados en Estados Unidos, y con más lujo, son la Super Bowl y quizá los grandes premios de Fórmula 1, seguidos de las finales de la NBA. En Europa, por ejemplo, el equivalente sería el Gran Premio de Mónaco, donde hasta los problemas son premium: "Llegan tantos vuelos privados a Niza que no hay helicópteros para llevar a tanto VIP a Mónaco, por la saturación, y tienen que desviarlos al norte de Italia", explica un broker de viajes.
Luego están el resto de servicios que pueden necesitar: visados y/o gestión del ESTA (electronic system travel authorization) si vuelan a EE.UU. Reservas de restaurantes, excursiones en helicóptero, un concierto random de Brian Adams que les ocincide ese domingo y hasta un servicio de seguridad con un guardaespaldas, que sale al módico precio de 1.250 dólares al día. "La magia, como agencia, son los contactos. Poder acceder a cualquier tipo de evento, de reserva en el restaurante que sea, o de servicio, ofreciendo todas las opciones disponibles", finaliza Sergio Friede.
"Muchas veces es que no tienes casi ni jet lag: si consigues no acostumbrarte al horario estadounidense, puedes volar de vuelta durmiendo. ¿Que te levantas a las 4 am? Pues da igual, son tres días y vuelves en un jet avión privado con camas para todos...", explican otros usuarios de este tipo de viajes.
Basta echar un vistazo, por ejemplo, a las redes sociales de Vinicius, o Griezmann, o Courtois... para comprobar la pasión que despierta el deporte estadounidense entre las estrellas del fútbol nacional. También pasa al contrario, ojo: los jugadores de la NBA también se escapan a Europa a los mejores partidos de fútbol que pueden, siempre a todo lujo. Lo pueden considerar como un capricho caro sin más, pero la realidad es que la estrategia de gestión de los clubes pasa, cada vez más, por explotar al máximo estas experiencias VIP, que son infinitamente más rentables que el anterior modelo de abonados o palcos.