Quique Setién no encontrará ya en China a ninguna superestrella, pero sí colegas y una gran inestabilidad en los banquillos
El extécnico de Barcelona, Betis y Las Palmas desembarca en el país asiático, donde el fútbol, con mirada cortoplacista, paga las consecuencias de las grandes inversiones y de la pandemia.
La semana pasada se anunció la vuelta de Quique Setién a los banquillos. El exentrenador de Barcelona, Betis y Las Palmas, entre otros, se sentará en el banquillo del Beijing Gouan cuando empiece la nueva temporada de la Superliga china, el próximo mes de enero. El cántabro llega a una liga que, hace no muchos años, fue protagonista por su millonario desembolso en fichajes. Si hoy los futbolistas buscan el retiro dorado en Arabia, hace una década empezó el éxodo al gigante asiático.
Jackson Martínez (42 millones de euros), Paulinho (misma cantidad) o Hulk (56 millones de euros) fueron algunos de los muchos fichajes de renombre. Pero sin duda, el caso más sonado fue el de Oscar, que cambió el Chelsea por el Shanghai SIPG cuando solo tenía 25 años. El futbolista brasileño todavía es el fichaje más caro del campeonato chino: el Chelsea recibió 60 millones de euros y él se convirtió, en ese momento, en el segundo jugador mejor pagado del mundo. Ocho años después de su contratación, queda muy poco de aquella boyante política de fichajes. De hecho, todas las estrellas que llegaron a China ya se han ido. El último de ellos, Oscar, que el pasado mes de noviembre terminó su millonario contrato.
Con todos ellos fuera del campeonato, la Superliga china deja atrás un periodo que, lejos del plan inicial, supuso la ruina para muchos equipos. De hecho, desde que en 2004 el campeonato se llamó Superliga, ha habido nueve equipos campeones: tres han desaparecido por las deudas económicas y uno, el Guangzhou Evergrande, con ocho títulos en sus vitrinas, está en segunda división.
El equipo del Cantón es el más paradigmático del intenso proceso que ha vivido el fútbol chino. Ahora se llama Guangzhou FC, porque no está permitido que los equipos tengan los nombres de las empresas que los sustentan. El Guangzhou fue uno de los equipos más derrochadores, no solo en el césped, con los ya nombrados Paulinho y Jackson Martínez, además de Robinho, Lucas Barrios y Alberto Gilardino, sino también en los banquillos. Lippi, Scolari y Cannavaro, que salió del club por problemas económicos, se sentaron en el banquillo del Guangzhou FC.
"Nunca hace contratos largos, casi siempre quieren firmar un año más otro si se ha cumplido el objetivo"
Entrenador español en China.Después de haber ganado todas las ligas menos una entre 2011 y 2019, en 2023 perdió la categoría. Desde dos años antes, Evergrande Group, la inmobiliaria que inyectaba dinero en el equipo, vio cómo tenía que hacer frente a una deuda de más de 250 mil millones de euros. Perdió a varios jugadores clave y terminó en segunda división. Y podría haber sido peor si no hubiera aparecido Salvador Suay. El técnico valenciano, en su primera temporada, logró salvar al Guangzhou de otro descenso, y en la campaña que acaba de finalizar terminó en una tercera posición con la que rozó el ascenso, lo que ha provocado que esté en las quinielas para entrenar en Superliga la próxima temporada.
"Si pagas cantidades, pero no las generas en cuanto a aficionados, marketing y televisión es difícil recuperar la inversión", explica a Relevo Sergio Zarco. El técnico español, que entrena en China desde 2012 y está escuchando ofertas para sentarse de nuevo en un banquillo del país asiático, estuvo los dos primeros años trabajando en el fútbol base del Guangzhou. En 2021 dio el salto al fútbol profesional con el Kunshan, y en dos años ascendió a Superliga, pero todo se truncó de nuevo por problemas económicos y el club desapareció. "Los equipos pertenecen a empresas privadas, y, cuando se quedan sin dinero, dejan de invertir en el fútbol", diagnostica Zarco, que cree que la pandemia fue el factor más determinante en la crisis económica de los clubes.
El entrenador madrileño, no obstante, pudo entrenar en Superliga al ser fichado por el Henan. Pero se encontró con el otro problema del fútbol chino: la inestabilidad en los banquillos. El club le marcó el objetivo de estar entre los 12 primeros, y lo cumplió, ya que terminó en décima posición. "Había firmado un año y otro por objetivos, y como lo cumplí me fui tranquilo a España de vacaciones, pero al volver se cambió de manager general, trajeron a un nuevo entrenador y me rescindieron el contrato", relata Zarco.
El suyo es solo uno de los casos en los que los problemas económicos y la inestabilidad en los banquillos no permiten disfrutar de un proyecto a largo plazo. Según Zarco, de hecho, son dos motivos que se retroalimentan: "Son muy exigentes con el objetivo y todo lo quieren de inmediato, a lo mejor es porque no saben si van a seguir muchos años. Nunca hacen contratos largos, casi siempre quieren firmar un año más otro si se ha cumplido el objetivo". El contrato de Quique Setién, de hecho, es de un año más opción a otro más.
Los entrenadores españoles en China
Para ver la inestabilidad en los banquillos solo hace falta echar un vistazo a la experiencia reciente de los entrenadores españoles en la Superliga china. Aunque hay alguna excepciones, como el caso de Jordi Vinyals, que lleva cinco años en el Qingdao, lo normal es que sus aventuras duren poco, incluso aunque cumplan los objetivos. En la temporada 2023 había seis técnicos españoles; en la 2024, cuatro. A la espera de que se cierre algún nombre más y de lo que pase con Zarco y Suay, para 2025 el único que repite es Jordi Vinyals, además de la llegada de Quique Setién.
Un nombre que ejemplifica muy bien esos proyectos a corto plazo es el de Pedro Morilla. El andaluz, que llegó a China en 2019 para en principio trabajar en el fútbol base de la selección nacional, finalmente se convirtió en el director deportivo en el Wuhan Three Towns justo cuando se creó el equipo senior. En 2021 empezó también a ejercer de entrenador en el equipo que en aquel entonces militaba en segunda división. Consiguió un hito histórico: ascendió a la Superliga china y en el primer año en la máxima categoría consiguió ganar el campeonato. No obstante, el técnico, que está a la espera de un proyecto que le cautive, salió del equipo a mitad de la temporada siguiente a pesar de ganar la Supercopa. "Es verdad que no empezamos tan bien en Superliga, pero creo que podríamos haber peleado de nuevo por el título. La relación se fue tensando con el director general y, por un cúmulo de circunstancias, casi de forma consensuada, decidimos terminar", cuenta Morilla.
Aunque el Wuhan Three Towns es un equipo de apenas cinco años de vida, ya experimentó problemas económicos. "Fue al salir cuando empezaron a tener problemas, a nosotros nos deben un remanente que está denunciado a la FIFA", confiesa el sevillano. Morilla coincide con Zarco en el diagnóstico económico del fútbol del país: "Los ingresos dependen de una persona, ahora arrastran deudas de aquella inversión que han provocado la desaparición de muchos clubes. Hace unos años entraron los gobiernos de cada provincia a dirigir varios equipos y se bajaron los presupuestos para controlar la situación".
Los dos técnicos españoles apuestas por la estabilidad económica y deportiva para que el fútbol en China pueda progresar. Ya no se pagan las cantidades que se pagaban hace pocos años. Eso, aseguran, debería también trasladarse al césped para mirar a largo plazo y respetar el plan aunque vaya mal. "Hay que dejar trabajar y creer en una línea de trabajo, y no cambiarla a base de latigazos, no se puede avanzar cuando a la mínima se vuelve a cambiar", declara Morillas, que espera que "sea quien sea el entrenador le dejen trabajar con criterio y con paciencia". Es lo que espera también Quique Setién.