FUTBOLERO SOY YO

Dibu, querés pará, bobo

Emiliano 'Dibu' Martínez en rueda de prensa durante el Mundial./Efe
Emiliano 'Dibu' Martínez en rueda de prensa durante el Mundial. Efe

Han pasado cinco días desde que Argentina se proclamó campeón del mundo y el tal 'Dibu' continúa diciendo boludeces a su paso. Cada día que habla suben el pan, el gasóleo y la inflación. Su última víctima, bien reciente, fue, sin llegar a decir su nombre porque posiblemente no lo sabría ni pronunciar, el jugador francés del Real Madrid, Aurélien Tchouameni que lanzó fuera un penalti en la tanda decisiva de la final. Le daban al verborreico y lenguaraz arquero el penúltimo homenaje en la ciudad donde nació, Mar de Plata, y al verse aclamado por cerca de 100.000 hinchas se volvió a venir arriba y despreció públicamente a otro compañero de profesión. "Cuando atajo el primer penal, sé que el otro chico (se refiere a Tchouameni) iba a estar nervioso. La tiró fuera. Se cagó todo".

Ya que él, a sus 30 años, no es capaz de controlar ni su lengua ni sus gestos, no estaría de más que alguien de su entorno, de su familia, de su club, el Aston Villa de Unai Emery, de la Asociación Argentina... incluso el mismísimo Messi, su gran capitán, le susurrara al oído que dejara de decir y hacer tonterías, que ya es bastante mayorcito. En el argot de Leo, algo así como: "Dibu, querés pará, bobo", muy al estilo de la ya mítica referencia al jugador holandés: "qué mirás bobo, andá para allá, bobo".

Desde que con su pierna izquierda realizó la atajada de su vida y del Mundial al remate de Kolo Muani, coronada después con su gran parada a Coman en la tanda de penaltis, Emiliano Martínez no ha parado de tirarse disparos a los pies. Hasta destapar en Catar y en las posteriores celebraciones su vena más pendenciera, Emiliano Martínez se había comportado simplemente como un tipo canchero, a quien la vida le había dado varias trompadas de los que había sabido levantarse y que manejaba las situaciones extremas de manera muy personal. Sus formas y maneras de intentar desequilibrar a los contrarios en los momentos previos a los lanzamientos de penalti habían llamado la atención. Hasta el punto que se hizo viral un vídeo suyo de cómo detuvo tres 'penales' a Colombia en la semifinales de la Copa América del año pasado.

 

Con el estadio desierto por la pandemia sus palabras se escuchaban perfectamente. Para cada lanzador tenía un discurso. A Davinson Sánchez le desconcentró con una sola frase. "Mira que te como hermano. Te voy a comer hermano. Lo siento, pero te como hermano". Lo paró. El siguiente lanzador fue Mina, con quien parecía tener cuentas pendientes. "Estás nervioso... Te ríes, pero estás nervioso... " (Tres veces) "Mira que estás un poquito delante la pelota... Sí, sí, hacete el boludo. Yo te conozco a vos. Te gusta ser canchero. Sí, mirá. Mirá que si me la cruzas, te la atajo, eh. Mirá que te como hermano...". Lo paró también.

Con Borja no tuvo tanta suerte, aunque fue a quien más le dijo. "A vos te gustaba hablar, ¿no? En el entretiempo estabas hablando, ¿no? Sí, miráme. Dale esa pelota, no querés esta pelota. Pesa lo mismo que la otra. Vos estabas hablando en el entretiempo ¿no? Estás cagado. Dale cagón, ¿qué estabas hablando en el entretiempo? El árbitro le llamó la atención por esos últimos insultos. "Con palabras de esas no, Martínez", pero el Dibu siguió con su plan. "Te conozco hermano, te gusta mirar, ¿no? Miráme a la cara, miráme, miráme". Fue gol. Al último lanzador, tercera parada, sorprendentemente no le dijo nada a pesar de ser el penalti decisivo.

Con esa fama canchera, el 'Dibu' llegó al Mundial. Nada que alegar. Su estrategia verbal le servía para ganar. A él y a su equipo. Comenzó a mostrarse especialmente agresivo durante y después de la tanda de penaltis contra Países Bajos en los cuartos de final. Paró los dos primeros lanzamientos y comenzó a molestar a los lanzadores rivales en gestos poco elegantes. Al finalizar el partido, se fue directo hacia Van Gaal y su banquillo y comenzó a recriminarles cosas. Después, explicó que su comportamiento era como respuesta a unas palabras del técnico neerlandés, antes del encuentro, en las que había manifestado que si llegaban a los penaltis, Holanda tenía ventaja.

 

Pero el verdadero 'show del Dilbu' llegó tras la final. Una tras otra. Primero, en el podio, se colocó el guante que le acreditaba como mejor portero del Campeonato justo a la altura de los genitales. 'Me cago en la elegancia y en la educación", habría dicho otro argentino, Don Alfredo di Stéfano. Después, sobre el mismo césped, se dejó ver al lado de Mbappé y el presidente francés Macron dando la sensación pública de que estaba consolando al jugador francés. Muy político. Muy falso. Minutos más tarde, en la intimidad del vestuario, en plena conga de todo el equipo, detuvo la comitiva para emitir uno sonoro: "un minuto de silencio por Mbappé que está muerto". Y todos siguieron bailando.

Por supuesto, con la euforia aún más desatada, el 'Dibu' también formó parte, como no, de los cánticos/insultos que los futbolistas argentinos lanzaron contra los periodistas en la zona mixta del estadio. Sus casi dos metros destacaban cerca de Messi, que también disfrutaba del momento de gloria de acordarse de la madre de los informadores presentes y no presentes.

El martes, ya en Buenos Aires, en plena celebración en el bus, 'Dibu' apareció con un muñeco con la cara, otra vez, de Mbappé, y no paraba de mostrárselo a la multitud enfervorizada. En ese mismo recorrido, el portero tuvo unas desagradables palabras para un aficionado que seguía a pie la comitiva y quería entregar a su compañero Guido Rodríguez, que había jugado en México, un sombrero charro. "¿Qué querés? Chupáme la pija. Lleváte a tu casa el sombrero muchacho. Dáselo al Memo Ochoa. Métetelo en el orto, mexicano, bobo". Al escuchar a su compañero, Guido saludo al aficionado, que ya no podía seguir el ritmo del autocar y se alejaba al fondo, e incluso Rulli le pidió el sombrero, pero sin suerte.

Desaparecido unas horas de la actividad pública, la vuelta en escena de Emiliano fue en el homenaje de sus paisanos ya comentado y en el que se acordó del jugador francés del Real Madrid. La euforia en Mar de Plata con su primer vecino campeón del mundo es tal que unos concejales de un partido político han pedido que el estadio de la ciudad, hasta ahora llamado José María Minella, ex jugador de los primeros años de La Máquina de Ríver en la década de los 30, pase a denominarse 'Dibu' Martínez y que se institucionalice una ruta o un 'tour' turístico con el nombre del portero, como el que tiene Messi en Rosario.

Mientras se tramita todo eso y más, también le quieren poner su nombre a un polideportivo, por favor que alguien le diga al mejor portero del mundial y uno de los grandes artífices del título de Argentina al parecido a: "querés pará de hacer y decir boludeces, bobo".

Nada más y nada menos.