FÚTBOL

Le descubrieron dopándose con 19 años y volvió para ganar una Champions y un Mundial: "Fue un periodo oscuro, pero resultó ser mi fortuna"

Angelo Peruzzi revive su carrera en una entrevista con 'Il Messaggero'. "Estoy jubilado, una de las cosas que más disfruto es ir por los bosques", asegura.

Angelo Peruzzi, en un partido con Italia. /ARCHIVO
Angelo Peruzzi, en un partido con Italia. ARCHIVO
Jonathan Ramos

Jonathan Ramos

Si algo tiene el fútbol italiano son leyendas. Pirlo, Buffon, Gattuso, Maldini, Nesta, Baggio, Totti... La lista es interminable, pero detrás de cada una de estas estrellas siempre hubo otro futbolista que nunca pudo disfrutar de tanto foco mediático. Uno de aquellos hombres es Angelo Peruzzi, el segundo portero de la selección italiana campeona de la Copa del Mundo en 2006.

Peruzzi es mucho más que el portero reserva de aquella selección que dominó el fútbol. El guardameta es una institución en la Lazio, donde trabajó después de su retirada como coordinador de la entidad, pero donde se le tiene un gran recuerdo es en Turín, vestido como bianconero. Angelo Peruzzi levantó una Champions League, tres Serie A y una UEFA, una Supercopa europea y una Copa de Italia con la Juventus.

Ahora, alejado del mundo del fútbol, pasa revista en Il Messaggero, haciendo un impasse en su sanción de dopaje con tan solo 19 años. "Era un chico crédulo y nada astuto, y cometí un grave error. El dopaje me mantuvo alejado del campo durante un año", dice. Cuando era futbolista de la Roma fue sancionado por un año después de que la Federación Italiana descubriese que consumió una sustancia prohibida. Según la sentencia emitida por el comité de apelación de la federación italiana, Carnevale (compañero en la Roma) y Peruzzi declararon en su momento que tomaron un producto para paliar los efectos de una comida demasiado abundante. La sanción fue tajante, le inhabilitaron un año.

Peruzzi bloquea un balón de Ronaldo.  ARCHIVO
Peruzzi bloquea un balón de Ronaldo. ARCHIVO

"Fue un período oscuro, extremadamente difícil, que al final resultó ser mi fortuna. Me hizo crecer, convertirme en un hombre. Entender lo que realmente quería y empezar de nuevo. Después de ese período, fui a la Juventus y gané todo lo que había que ganar", completó el exfutbolista.

Su inicio en la portería se dio en el colegio, cuando tenía ocho años. Peruzzi se convirtió en guardameta porque llegaba al larguero de la portería. "Fue la maestra de la escuela primaria. Éramos dos equipos y nadie quería ir a la portería, a esa edad todos quieren ser delanteros, así que para decidir quién iba a estar bajo los palos nos hizo hacer un experimento: quien lograra tocar el travesaño sería el portero. Y yo, que era el más alto, lo logré y me puse en la portería. La verdad es que me gustó mucho", desarrolla.

Ese niño terminó haciendo carrera, pese a su sanción por dopaje. En la Juventus se convirtió en leyenda y ganó "todo lo que tenía que ganar". Llegaron ofertas de Arabia Saudí y Arsenal, pero él nunca abandonó la Serie A, hasta que colgó los guantes en la Lazio, club donde trabajó varios años desde el apartado de coordinador de la entidad.

Ahora vive tranquilo en Blera, su ciudad natal. "Estoy jubilado. Disfruto de la naturaleza, de las cosas simples. Una de las cosas más hermosas que hago es despertame por la mañana e ir por los bosques", explica desde su retiro. Ya casi no ve fútbol, lo único que hace es entrenar a los niños que empiezan a jugar al fútbol en Blera. Una vida simple.