Croacia: son los de siempre, juegan como siempre y compiten y ganan como de costumbre

Futbolísticamente, Croacia tiene muchas virtudes y pocos secretos. Domina todos los registros. De salida, le gusta especular. Intenta llevar el partido a su ritmo medio cansino hasta que sucede algo. Si marcan ellos, más de lo mismo. Si marca el rival, reaccionan de inmediato con su indudable carácter y calidad. El entrenador y los jugadores son los de casi siempre. Juegan como casi siempre y compiten y ganan como de costumbre. Todo sin prisa, pero sin pausa. De la mano de ese sentido agonístico con el que conviven a la perfección, aunque en ocasiones les traicione en el minuto 97. Aún con la baja del lesionado Gvardiol, su líder defensivo, volvió a mostrarse como un bloque bien armadito atrás y desde su buen balance defensivo intenta llegar a todo lo demás.
La luz, las ideas, los pases en las transiciones defensa-ataque las continúa poniendo Luka Modric, -otros 119 minutos más para su cuerpo- pero es obligado llamar la atención sobre cómo su compañero Perisic se ha acoplado al puesto de lateral izquierdo, incluso en una defensa de cuatro. A sus 34 años, ejerce de lateral-extremo con una facilidad digna de elogio por su repetición de esfuerzos tanto en ataque como en defensa. Alguien, algún día, nos debería contar qué comen y qué beben estos croatas que en la treintena rinden mejor que en la veintena.
Intenta Ronald Koeman en su vuelta a la 'Orange' dotar al equipo de una personalidad propia inspirada, de cierta manera, en aquellos conceptos que identificaron al fútbol holandés durante el siglo pasado: buen trato del balón, juego por las bandas, ritmo alto, velocidad... pero le falta materia prima para todo ello. Quiere, pero no puede. Y por lo visto contra Croacia y en los dos partidos de clasificación para la Eurocopa del pasado mes de marzo, le va a costar. En su reestreno, Francia desnudó todas sus carencias. Le hizo cuatro goles y pudieron ser más.
En la semifinal de esta Nations League, los 'naranjas' vestidos de azul se agarraron al factor campo para, primero, llevar la iniciativa del juego hasta ponerse por delante en el marcador y después intentar la remontada cuando el resultado se les puso en contra. A falta de otras virtudes, se mostró como un bloque solidario y agresivo, que quiso presionar en el campo contrario y que tácticamente mostró sus maniobras. Desde el 1-4-3-3 y hasta mediada la segunda parte en la que la pizarra pasó a mejor vida, Koeman jugó con un central, Geertruida, que se convertía en mediocentro cuando el equipo tiene el balón, en un movimiento parecido al que el City de Pep realiza con Stones , pero no con tanta determinación, y evidentemente, con menos mecanismo.
A falta de que alguno de sus nuevos centrocampistas pueda afrontar con cierto criterio la responsabilidad de canalizar el juego de los suyos, Koeman colocó a Frankie De Jong como mediocentro posicional, negándole, prácticamente, escarceos ofensivos cerca del área rival. Lo que pudo ganar en la salida del balón, lo perdió en el último pase y en los posibles remates de media distancia que el azulgrana es capaz de materializar cuando se planta en los últimos 25/30 metros.