OPINIÓN

Que no, que no me creo nada

Un árbitro mostrando tarjeta durante un partido en el Camp Nou./EP
Un árbitro mostrando tarjeta durante un partido en el Camp Nou. EP

Es que no me lo creo. De verdad. Nada. Va a tener que pasar tiempo para que todo esto se aclare pero, si las acusaciones de la Fiscalía se confirman, no veo cómo va a poder justificar el Barcelona ningún tipo de pago al vicepresidente de los árbitros desde 2016 a 2018. Ni antes tampoco, claro, que en un intento de explicar este asunto resulta que, al parecer, se llevaba haciendo desde hace casi dos décadas. Que es como querer apagar un incendio echándole queroseno...

No me creo que una asesoría verbal sobre árbitros cueste medio millón de euros por temporada. Es un argumento difícil de sostener y menos cuando te has curado en salud diciendo eso de que era "verbal" y por eso no será fácil auditar el valor de ese trabajo. Pero vamos, que esto no me lo creo yo ni se lo cree nadie.

No me creo, tampoco, que con medio millón de euros por temporada nadie pretenda comprar a un árbitro. Primero porque es casi imposible obligar a un colegiado a hacer nada. Y segundo porque ellos, ya en aquella época, cobraban por encima de los 200.000 euros al año (ahora superan ampliamente los 300.000 euros).

No me creo que José María Enríquez Negreira tuviera peso en aquella Federación Española de Fútbol como para obligar a nadie a nada. El presidente del Comité Técnico de Árbitros era Victoriano Sánchez Arminio y, en aquella época, el presidente de la RFEF era Ángel María Villar. Estaba de moda 'premiar' las lealtades cerriles con cargos en esos tiempos, pero allí el que mandaba era Victoriano. Alrededor de su figura estaban sus vicepresidentes que eran sus amigos: personas mayores que estaban allí y cobraban, pero que tenían muy poco peso real. Enríquez Negreira llevó, para ser justos, los ascensos de Segunda B a Segunda y ahí quizá sí hubiera tenido más mano.

No me creo que hubiera podido cobrar medio millón de euros por el trabajo como coach de su hijo, Javi Enríquez. Consiguió trabajar en la RFEF y también con otros clubes y hasta con la Selección. Los árbitros recuerdan aquellas charlas como un tostón, y a nadie le gustaba intuir un posible enchufe para que el joven Enríquez ejerciera en la Federación, pero bueno, tampoco molestaba mucho. Medio millón me parece una barbaridad aunque él presumía de que se movía en ambientes con deportistas y podría ser, buscando una explicación rocambolesca, que hubiera algo de eso allí. En cualquier caso: medio millón por sesiones de coaching me parece una locura. A cambio, también: medio millón para comprar a un colectivo arbitral por una temporada me parece muy poco realista.

No me creo que ni Victoriano Sánchez Arminio, ni nadie, obliguen a un árbitro del siglo XXI a pitar a favor de nadie. No es real. Cualquiera que sepa cómo funcionan los árbitros durante la última década saben que eso no se puede hacer. Que un presidente no te puede decir lo que tienes que pitar, pero que si se le ocurre la absurda idea de hacerlo, esa "orden" sería sencillísima de ignorar por los árbitros españoles, que están (para mí, claro, que para eso esto es una opinión) fuerísima de toda duda. Lo hubieran tenido taaaan fácil como poner un simple mensaje de whastapp a cualquier periodista para desactivar ese intento de influenciarles. De hecho es que esas temporadas están plagadas de ejemplos en los que decisiones arbitrales perjudicaron al Barça. Y al Madrid. Y a todos. Lo que es el fútbol normal sin forofísmos, vamos.

No me quería creer que un club profesional pague a un árbitro en activo, pero el Barcelona lo ha reconocido. Que ellos se apañen explicándolo como puedan. Lo que sí hacen muchos es contratar a un árbitro recién jubilado, como el Real Madrid con Megía Dávila o como hacen otros muchos y es perfectamente legítimo. El Barça, sin ir más lejos, con Ricardo Segura García. Y a ese sí: lo contratas y le pagas. ¿¡Pero a uno en activo!? Esto es lo más difícil de explicar de todo.

Y sobre todo no me creo que esto vaya a quedar aquí. Estamos en una sociedad civilizada en el año 2023: esto merece una explicación mejor que "informes verbales". Por favor.