OPINIÓN

Courtois y Benzema: siempre los de siempre y solo los de siempre

Benzema abraza a Courtois después de meterse en la final de la Supercopa. /EFE
Benzema abraza a Courtois después de meterse en la final de la Supercopa. EFE

Un partido y una prórroga después, el Real Madrid continúa frustrado. Su juego continúa perdiendo, que es gerundio, chispa, continuidad, físico... y sobre todo inspiración. Arreones. Poco más. Parece como si jugara a la carta. Guadiana en estado puro. Ahora aparezco, principio de partido. Ahora desaparezco, segunda parte. Se acaba el partido, vuelvo a escena para evitar la prórroga. Peligra la final, vuelvo a acelerar... Desconcertante, en cualquier caso.

El premio de la final de la Supercopa no debería servir de consuelo. Al menos para los más exigentes que miran el calendario y levantan una ceja sí y la otra también. Como terminará haciendo Ancelotti si sus chicos mantienen esa preocupante estela de indiferencia. El triunfo ante el Valencia en la tanda de penaltis simplemente confirma la eficacia de los lanzadores (Benzema, Modric, Kroos y Asensio) y que a Courtois le da lo mismo la competición y el momento en el que tiene que sacar sus manos a pasear. Siempre aparece. En la primera parte, en la segunda, en el tiempo suplementario y en la tanda de penaltis. Hoy por hoy es el jugador franquicia del equipo.

La otra noticia positiva fue la vuelta de Benzema. No solo por el gol, que al fin y al cabo fue de penalti, sino también porque sus andares comienzan a tener ritmo de competición. El francés mostró parte de su repertorio. Volvió a encarar y volvió a marcharse. Hacía semanas que no lo hacía. Se mostró tan participativo y constante como abandonado por sus compañeros de ataque. Rodrygo -no hay que olvidar su golazo de la Copa- y Vinicius continúan dubitativos, sin vitamina. No lo intentan. No aparecen. No se se ofrecen.

Obligado por las lesiones y también por el rendimiento de sus hombres, Ancelotti se va a ver obligado a dar entrada en el once titular a alguno de esos jugadores que no son habituales o a pedir un esfuerzo mayor a los que andan al tran-tran. Desde fuera parece un problema de energía que afecta además a todas las líneas del equipo y se refleja en las tres facetas: defensa, creación y ataque. El margen de mejora cada partido se hace mayor, pero no se hace realidad.