COPA DEL REY | ATLÉTICO DE MADRID - SEVILLA FC

La rivalidad Atlético-Sevilla reflejada en una botella de Ballantines: "Vi peligrar mi integridad física"

Andrés Palop recuerda aquel difícil episodio vivido en el Vicente Calderón cuando le lanzaron una botella de whisky y analiza cómo se gestaron esos años de fuerte competencia entre ambos clubes.

Andrés Palop con una botella de Ballantines en la mano, entregándosela al colegiado./AFP
Andrés Palop con una botella de Ballantines en la mano, entregándosela al colegiado. AFP
Alonso Rivero

Alonso Rivero

Desde aquel último descenso en el año 2000, Atlético de Madrid y Sevilla han ido gestando una rivalidad potente que se ha disuelto en las dos últimas temporadas. En ellas, los sevillanos se han diluido hasta estar peleando por eludir el descenso este curso. Durante todos esos años, colchoneros y sevillistas fueron disputándose puesto de UEFA, Champions e incluso algún título copero como aquella final disputada entre ambos en el Camp Nou. "La rivalidad del Sevilla con el Atlético de Madrid o con el Valencia se gesta en nuestra época. Son equipos que estaban instalados arriba y evidentemente cuando se vio el crecimiento de Sevilla, al final eso es competencia para conseguir objetivos que perseguían esos equipos. El Atlético de ahora se ha instalado en ese tercer equipo más importante del país, por presupuesto, por afición, por los títulos que está consiguiendo… pero desde que yo llegué al Sevilla y sobre todo desde el 2005, vi cómo esa rivalidad fue creciendo. La gota que colmó el vaso fue esa Copa del Rey que le ganamos en Barcelona. Ellos venían de ganar la UEFA y el llegar nosotros y arrebatarles un título hizo que esa rivalidad se acrecentara. Cuando hay un Atlético de Madrid-Sevilla o viceversa, se nota que hay una gran tensión y sobre todo una gran rivalidad", nos explica Andrés Palop.

Una victoria poco esperada de inicio para la inmensa mayoría de los sevillistas que veían como su rival venía a velocidad de crucero en una temporada bastante brillante para aquel Atlético de Madrid. Parecía que los sevillanos iban al matadero. "No sé si tanto como ir al matadero no creo. Nos dio mucha moral ese último partido ante el Almería donde nos metimos en Champions. Nos insufló de moral y confianza, Conseguir el objetivo en una temporada que fue muy irregular y con muchos baches fue importante para ir a esa final. Es cierto que había inconvenientes: ir a Barcelona, a 1000 km de Sevilla, salir al campo y tener sólo un fondo de sevillistas y luego que ellos venían de ganar un título. Eran favoritos y tenían un equipazo, con jugadores como Forlán, Reyes o De Gea en la portería. Nosotros le teníamos un gran respeto pero sabíamos que tendríamos nuestras opciones. Cuando a uno le dan todo el favoritismo, el otro a la chita callando tiene recorrido. Hicimos el mejor partido de la temporada a nivel defensivo, donde estuvimos muy compactos. Para nosotros fue como agua de mayo porque veníamos de unas temporadas donde no habíamos conseguido ganar nada", comenta el excapitán sevillista.

Lamentablemente, todas esas tensiones han generado acontecimientos de difícil explicación, como aquella botella de Ballantines lanzada desde la grada del Vicente Calderón que a punto estuvo de golpear al que fuera portero del Sevilla, Andrés Palop. "La verdad es que fue un día triste porque sinceramente en el Vicente Calderón no lo había vivido en ningún estadio, en mi vida. Vi peligrar mi integridad física. No sólo me lanzaron esa famosa botella de whisky, también baldosas que arrancaron de los cuartos de baño que veía como se clavaban en el césped. Vi naranjas, botes de coca cola. Era otra época. Ya hemos visto que eso no ha sucedido más por suerte. Vemos fondos grandes de animación y no pasa nada. Lo pasé tan mal que me puse muy nervioso y tuve que decirle al árbitro que no podía seguir jugando de esa manera porque veía mi integridad física amenazada de esa manera. Cuando se paró el partido, se calmó todo un poquito y al final se pudo reanudar todo a los 20-25 minutos. Fue una situación desagradable que intento no recordar mucho aunque a veces vea alguna foto con la botella por internet. Esa botella pasará a la historia. Cuando la vi caer a mi lado, pensé que si me hubiera impactado, me hubiera hecho mucho daño", recuerda con tristeza la leyenda del Sevilla.

El momento deportivo actual nervionense, hace que una eliminatoria de este tipo no pueda disfrutarse en su plenitud. La afición se divide entre la lógica ilusión por mantenerse en una competición que siempre ha gustado en el Ramón Sánchez-Pizjuán, y el miedo por sentir que su club no está en estos momentos a la altura de disputarle este pase a semifinales a un Atlético muy regular. La Copa es lo único que queda en el sevillismo que despierte cierta ilusión. Apeados de Europa a las primera de cambio, algo que hace años que no ocurría, sin sentir por lo tanto ese idilio con la Europa League, el torneo del KO es la única aventura para vivir noches mágicas, y para agarrarse a competición europea. Por eso se instala el debate en la calle, si su equipo debe centrarse en salvar la categoría, dada la situación crítica en LaLiga.

"Siempre pensamos que durante la temporada hay puntos de inflexión. El otro día me preguntaban si la victoria ante el Getafe podría serlo. No supe contestar. Esto son dinámicas, ambientes, circunstancias que va pasando un equipo y si es cierto que en la que está inmersa ahora el Sevilla es bastante negativa. Yo no he pasado en el club por situaciones tan críticas, de estar casi en el descenso, pero si he pasado por otras que no eran muy agradables. Nosotros estábamos construyendo un Sevilla que se instalara en Europa cada temporada y había temporadas donde no estábamos cumpliendo el objetivo y venían partidos que eran finales. Lo que hacíamos era mentalizarnos en el siguiente, no pensar mucho más allá de eso, sólo en lo que podíamos conseguir. El año pasado pintaba todo mal y todo cambió. Este club tiene un espíritu muy grande y jugadores buenos, que en el momento que todo funcione pueden ganar a cualquier equipo, eso lo tengo claro", analiza el valenciano. Veremos si se obra el milagro, si la Copa provoca un efecto analgésico ante tanto dolor deportivo en una temporada caótica. Son duelos diferentes pero habrá la rivalidad de siempre.