Raúl Ruiz, el capitán del Logroñés que se encerró en Montilivi por impagos: "Rellenaba 3.720 quinielas a la semana para ahorrarme el alquiler"
El Girona visita el nuevo Las Gaunas para enfrentarse a la UD Logroñés en Copa.
Un buen día Michael Robinson le dio una videocámara a Raúl Ruiz (Logroño, 1964) y le convenció para que grabara en el vestuario de su Numancia durante una eliminatoria de Copa contra el Barça. Y aquello le cambió la vida porque, poco después, el futbolista riojano colgó las botas y se hizo reportero, uno de los más conocidos de Canal + gracias a las historias insólitas que retrataba semana tras semana en El Día Después.
Pero antes de convertirse en el escudero del añorado Robinson y en el rostro del fútbol modesto en televisión, Raúl Ruiz tuvo una dilatada trayectoria deportiva en los campos profesionales y semiprofesionales del balompié nacional. Buena parte de ella transcurrió entre Logroño y Girona, las dos ciudades que se enfrentan este miércoles en eliminatoria de Copa del Rey.
"En mi época, el Logroñés siempre había estado entre Tercera y Segunda B. Y para un niño de Logroño como era yo, del barrio de Yagüe, la referencia siempre fue el Club Deportivo Logroñés. Todos queríamos jugar en el CD Logroñés. Claro, subir a LaLiga por primera vez en la historia, siendo un equipo modesto como éramos, y lucir el brazalete de capitán del club de tu ciudad en Primera… es que fue la leche. Y encima nos mantuvimos", cuenta con emoción Raúl Ruiz sobre el histórico debut de la entidad riojana en Primera, en la temporada 1987-88.
"Ahora valoro mucho más lo que logramos. Y echo de menos que en mi tierra no haya un equipo en el fútbol profesional. Lo necesitamos", añade el primer riojano de la cantera en debutar con el extinto CD Logroñés en Primera. En aquel equipo de culto también estaban Miguel Ángel Lotina y el Tato Abadía, el bigote más famoso del fútbol español de los ochenta y los noventa. Ambos acompañan ahora a Raúl Ruiz en su nueva aventura, la de intentar presidir la federación riojana de fútbol, con una candidatura de lo más vintage.
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— CD Logroñés (@CD_Logrones) November 26, 2020
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La herencia del CD Logroñés
Volviendo al partido de Copa, el rival del Girona este miércoles no es el CD Logroñés, que desapareció en 2009. De sus cenizas nacieron dos clubs que pelean por representar la ciudad y mantener vivo el recuerdo del equipo en el que jugó Raúl Ruiz. Son la SD Logroñés, de accionariado popular, y la UD Logroñés, una sociedad anónima deportiva impulsada por Félix Revuelta, propietario de Natur House. Este último se las verá con los de Míchel.
Ambas entidades compiten en el grupo II de Segunda RFEF -actualmente, les separan tres puntos en la clasificación-, visten de rojiblanco como la UD Logroñés y juegan sus partidos en el nuevo Las Gaunas, que está unos pocos metros al norte de donde se ubicaba el antiguo, demolido a principios de siglo. Era un estadio pequeño y añejo, con la afición muy encima y el césped pesado, casi siempre embarrado, que forma parte de la cultura popular del fútbol español gracias a las tardes de carruseles, a los golpetazos de Carlos Aimar en el pecho de sus jugadores antes de saltar al campo y a las gestas del CD Logroñés.
"En el antiguo Las Gaunas no había sistema de riego y el mítico Trejo, el encargado del mantenimiento del estadio, tenía que montar tuberías con aspersores por encima del césped para regar el campo. Costaba muchas horas montar eso. Y me acuerdo de que un día el árbitro Díaz Vega le pegó una bronca terrible y no le dejó regar el campo. Imagínate cómo se puso Trejo", rememora con una carcajada el exfutbolista riojano, cuya carrera se podría contar a base de anécdotas y recuerdos, que él relata como nadie.
Cuando el Girona no pagaba a sus jugadores
Tras jugar en el Logroñés, el Palencia, el Gandía y el Benidorm, Raúl Ruiz aterrizó en Girona. Corría el año 1991. "La última vez que visité Montilivi, Delfí Geli me estuvo enseñando las instalaciones y me dijo 'mira, esta sala es donde vosotros os encerrasteis cuando no cobrabais'. Fue duro. Había muchas deudas y no nos pagaban; el presidente, que se llamaba Mascort, tenía galerías de arte e incluso llegamos a subastar litografías y cuadros para poder cobrar", desvela el exfutbolista riojano, que pasó dos temporadas en el club catalán cuando competía en Segunda B.
Para ahorrarse el alquiler, Raúl llegó a un acuerdo con un directivo de la entidad, que le dejó vivir en un piso sin pagar a cambio de que le rellenara unas cuantas quinielas. "Eran 3.720 quinielas cada semana. De cuatro columnas, y con triples y dobles, no como ahora. Tardaba un montón de horas en hacerlo y me terminaban doliendo los ojos de tanto fijar la mirada", comenta con gracia el riojano. "Me dijo que sus primeros cuarenta millones de pesetas los ganó haciendo quinielas. Se jugaba 300 o 400.000 pesetas a la semana y no perdía, ¿eh?", argumenta.
"Yo aprendí catalán a base de hostias. Cuando llegué éramos solo cuatro de fuera y el resto hablaban en catalán entre ellos. Y un día en un córner, nuestro portero que se llamaba Soldevila pero le apodábamos 'Bolli' porque hizo un anuncio de Bollicao, empezó a chillar '¡Sortim! '¡Sortim!', pero como no lo entendí me quedé enganchado en el palo y rompí el fuera de juego. Menos mal que la fallaron… Y le dije '¡pero qué hostias es sortim!'. Desde entonces ya sé que significa 'salimos'", rememora sobre sus primeros días en la provincia.
Él llegó en verano a Girona y desde diciembre el equipo no cobró: "Pese a ello, íbamos muy bien, estuvimos todo el año arriba y disputamos la promoción de ascenso a Segunda A contra el Salamanca, el Villarreal y el Linense. Recuerdo que en El Madrigal el 'Bolli' marcó un gol de campo a campo. Y ganamos 2-4. Y en el último partido, en El Helmántico, dependíamos de nosotros mismos para ascender, pero fuimos en cuadro y perdimos por 2-1 con un gol del padre de Juan Mata. Y subió el Villarreal".
El gran cambio del Girona es social
"Es que estando sin cobrar casi llegamos al fútbol profesional. Con Xavi Agustí jugábamos de maravilla, casi siempre con tres delanteros", analiza Ruiz, mencionando a uno de los técnicos más reconocidos del fútbol regional gironí: "Era del fútbol de antes. Era vivo, espabilado… pero rozaba la trampa. Él fue entrenador del Banyoles y me decía que cuando quería suspender el partido pedía que se abrieran las compuertas del lago del municipio para que se inundara el campo. También recuerdo en los últimos encuentros de Liga, estando apercibido, yo jugaba con la ficha número 12, pero llevaba el dorsal 11 para que no me sancionaran si me enseñaban una amarilla. Y si nos pillaba el árbitro… decía que se había equivocado", revela un Raúl Ruiz, cuyo primer reportaje para El Día Después tras colgar las botas fue sobre la picardía de Xavi Agustí. Y fue un "bombazo".
El fútbol en general y el Girona en particular ha cambiado mucho. "Si en aquella época me dicen que llegaría a pelear por estar en Champions no me lo habría creído en la vida. También noto un gran cambio social; entonces no se palpaba tanta afición con el equipo. Había unos cuantos fieles, pero casi todo el mundo era del Barça. Me alegra mucho ver que la gente de Girona y los niños de Girona ahora son del Girona. Es algo fabuloso", lo cierra un Raúl Ruiz que esta noche comentará en el Carrusel de la Cadena SER la eliminatoria de Copa que enfrentará a su Girona contra el equipo de su ciudad natal. Y seguro que tendrá alguna anécdota para explicar.