FEDERACIÓN

El miedo se apodera de los árbitros del fútbol español: "Sabemos que si nos pronunciamos nos pueden descender"

Numerosos testimonios señalan malas formas, falta de transparencia y criterios basados en la edad o informes "internos" para decidir los ascensos y descensos del estamento arbitral.

De izquierda a derecha, Carlos Clos Gómez, Luis Medina Cantalejo, Alberto Undiano Mallenco y Juan Carlos Yuste. /EFE
De izquierda a derecha, Carlos Clos Gómez, Luis Medina Cantalejo, Alberto Undiano Mallenco y Juan Carlos Yuste. EFE
Natalia Torrente

Natalia Torrente

"Hay ratitas diurnas que tienen que dar de comer a las ratitas nocturnas que luego salen para que vomiten la mierda que coméis". Con estas palabras comenzó el pasado mes de mayo la reunión semanal que la cúpula del arbitraje organiza con los colegiados Juan Carlos Yuste, uno de los tres responsables de Primera y Segunda división según la web del Comité Técnico de Árbitros (CTA).

Más allá del repaso habitual de la jornada, Yuste, más conocido como "Juanqui" dentro del estamento, quiso abordar de esta manera las últimas filtraciones en prensa sobre la "nevera" de Gil Manzano tras el error en el Valencia - Real Madrid. En aquella reunión, aprovechó también para lanzar una advertencia desde la cúpula arbitral: "A cada cerdo le llega su San Martín. El comportamiento del malvado no quedará impune pues antes o después quien ha obrado mal recibirá su merecido", finalizó.

De esta manera, delante de la ejecutiva del arbitraje español, con un tono autoritario se dirigió a los árbitros para evitar, como sucedió, que se conocieran las intenciones del CTA respecto a Gil Manzano tras su error al final del partido que disputó el Valencia y el Real Madrid allá por el 2 de marzo. En el tiempo añadido, el colegiado señaló el final del encuentro en medio de una jugada que acabó en gol de Bellingham y que hubiera supuesto la victoria del Real Madrid. Aquello desató la ira del club blanco, sus jugadores y aficionados, que no entendían por qué Gil Manzano había tomado semejante decisión.

Sin embargo, las palabras de Juan Carlos Yuste no son una excepción. Ha sido frecuente que altos directivos del arbitraje español se hayan dirigido de maneras más que cuestionables al resto de sus compañeros. Además, el testimonio de algunos de los árbitros y árbitras con los que ha contactado este medio así lo confirman, al tiempo que señalan la falta de transparencia del estamento y criterios basados en la edad o informes "internos" para decidir los ascensos y descensos dentro del estamento arbitral: "El clima de tensión es habitual. Tenemos miedo a pronunciarnos porque sabemos que después nos pueden descender. Estamos en sus manos".

Los precedentes de Medina Cantalejo y Velasco Carballo

"Me repatea, es que me repatea. Es que, de verdad os veo y digo: "pero vamos a ver, que sois unos mierdas, que sois árbitros", decía Carlos Velasco Carballo en un audio que publicó Onda Cero, referente a una reunión de septiembre de 2021, cuando aún dirigía el Comité Técnico de Árbitros (CTA). En esta ocasión, también en una de las reuniones semanales con el estamento, sus palabras daban respuesta a un informe sobre perfiles de colegiados y colegiadas en redes sociales y el uso que hacían de ellas. Al máximo dirigente no le gustaron algunas de las publicaciones de sus compañeros y eligió esta manera para hacérselo saber.

Dos meses después, a mitad de temporada, Velasco Carballo se marchó al Comité arbitral de UEFA. Sin embargo, tal y como adelantó Relevo, siguió colaborando con la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) hasta el pasado mes de mayo a pesar de que la normativa del organismo internacional lo impedía.

El tono empleado tanto por Juan Carlos Yuste como por Carlos Velasco Carballo es habitual, según señalan los mencionados testimonios, cuando algo no encaja dentro de la cúpula arbitral. Luis Medina Cantalejo, actual presidente del CTA, durante un seminario arbitral, según publicó Libertad Digital, eligió algunas palabras ofensivas para referirse al colegiado holandés Danny Makkelie, que acababa de dirigir días antes el encuentro de Europa League entre Sevilla y Juventus el 18 de mayo de 2023.

"Es malo, es muy malo. Un árbitro muy malo. Super valorado, que le han dado historia por el rollo del enchufismo. Pero vamos, malo es, tonto… Lo de ayer, el arbitraje de ayer fue de regional, de regional. Además, no escuchaste que decía: "Pero este es tranquilo, ¿eh? Hay que ver lo que tarda en pitar. Y lo cogiste y algo le dijiste. Hijo de puta… Hubo dos veces que él señaló una cosa y después se reanudó de otra manera… Se reanudó de otra manera, porque recibía mensajes de tal…", dijo.

Dos meses después de dirigirse así hacia su colega de profesión, el Comité Ejecutivo de la UEFA, máximo organismo del fútbol europeo, ratificó a Luis Medina Cantalejo el 27 de julio de 2023 como miembro del Panel de Desarrollo de Árbitros hasta 2027. Fue la RFEF, presidida por entonces por Luis Rubiales, quien propuso a UEFA su nombre.

Más allá de las formas empleadas por la cúpula arbitral en esas reuniones con los colegiados, dentro del colectivo señalan que, además, se ven obligados a "jubilarse" a los 45 y 41 años -depende de la categoría- y, si se pronuncian internamente en contra de alguna decisión, son señalados y posiblemente, según apuntan muchos de sus testimonios, descendidos. Vayamos paso a paso.

La jubilación a los 45 años, anticonstitucional

Llama la atención la naturalidad de los miembros del colectivo con los que ha contactado Relevo a la hora de abordar su "jubilación". Todos y todas tienen interiorizado que a los 45 años en Primera División y a los 41 en Segunda termina su carrera sobre el terreno de juego. Así lo decide el Comité Técnico de Árbitros salvo contadas excepciones en las que ha permitido arbitrar durante uno o dos años más a algún colegiado, como el caso de Carlos del Cerro Grande o Antonio Mateu Lahoz, sobre todo si eso le permitía ser uno de los elegidos para una competición internacional.

Este criterio, que el arbitraje trata con absoluta normalidad y que desde el CTA niegan, refiriéndose a un criterio puramente "técnico", va en contra de la Constitución Española. Según el artículo 14 de la Carta Magna, "los españoles, son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento [...] o circunstancia personal o social". Además, la ley 15/2022, que tiene por objeto por objeto garantizar y promover el derecho a la igualdad de trato y no discriminación en relación a los mencionados artículos de la Constitución, es concluyente: "Nadie podrá ser discriminado por razón de nacimiento [...], o cualquier otra condición o circunstancia personal o social".

El marco normativo es claro pero en el Comité de Árbitros, aunque atribuyen la decisión a una cuestión "técnica, de no continuidad", no renuevan sus correspondientes contratos a los colegiados y colegiadas que sobrepasan las edades fijadas, independientemente de si superan las pruebas físicas y teóricas que ellos mismos establecen para poder dirigir encuentros de fútbol profesional. La fórmula es siempre la misma: como los árbitros tienen contrato -desde hace tan sólo cuatro temporadas- año a año, simplemente a los que llegan a los 45 y 41 respectivamente, no les renuevan. Según el informe arbitral de la pasada temporada, entre los colegiados descendidos aparecen todos aquellos que acaban de cumplir 45 años: tres asistentes de Primera División y tres colegiados de campo de la categoría de plata. Y lo mismo en años anteriores. Como sus contratos son anuales, desde el CTA no recurren a la edad, sino que se les comunica por teléfono que, por criterios deportivos, deciden no renovarles.

Las denuncias al CTA de los árbitros que terminan su etapa profesional por imposición han sido frecuentes en los últimos años. "Es algo muy desagradable, realmente triste, tener que demandar para pedir algo que te pertenece cuando se podría gestionar a priori mucho mejor, tenerlo en cuenta", explican algunos de ellos e incluso otros colegiados que aún no han alcanzado la edad.

A algunos de los "jubilados", bien porque han cumplido 45 años o porque descienden de Primera y han superado el límite de los 41 de Segunda división y, por tanto, el descenso no es efectivo, les ofrecen otras funciones dentro del estamento, como formar parte del grupo del VAR o ser delegado arbitral en los partidos, pero a otros compañeros no les proponen ni eso. Depende, según señalan, de cómo te lleves con la cúpula y de las veces que te hayas pronunciado en contra de alguna decisión.

El criterio de ascensos y descensos

"No puedo hablar". Es la respuesta habitual que han dado numerosos colegiados y colegiadas con los que ha contactado Relevo en los últimos meses. La razón es clara, la mayoría de ellos coinciden: "No quiero problemas. Puedo descender el próximo año". A pesar del hermetismo y el temor, este medio ha podido recoger varios testimonios que apuntan a que este año el criterio de ascenso y descenso, más allá de los que cumplían la edad establecida, se ha cobrado alguna "venganza".

Uno de los principales afectados sería Javier Iglesias Villanueva, árbitro principal descendido este año de Primera división, que pasó finalmente al cuerpo específico de VAR, es decir, al grupo de colegiados que sólo prestan servicio desde la sala de videoarbitraje. Según apuntan varios árbitros, a pesar de ser uno de los más destacados de la categoría, su "despido" se debe a que su hermano, Ignacio Iglesias Villanueva, era uno de los que denunciaron al CTA por despido improcedente. Aunque finalmente llegaron a un acuerdo extrajudicial entre las partes antes de que se celebrara la vista oral, "el apellido pesó mucho". Tras contactar con él, prefirió no dar explicaciones.

 Antonio Mateu Lahoz, exárbitro español y analista en Movistar y la Cadena Cope, hizo referencia a los descensos de categoría al ser preguntado en su análisis de la primera jornada: "Arbitralmente este verano ha habido mucho rollo. Hemos tenido que dar mucho cariño y cobijo a amigos que de forma absolutamente injusta no han pasado [...] Están pasando cosas muy, muy, muy raras y la gente está sufriendo muchísimo. Ahora son tantos los compañeros que me llaman, que me da miedo, porque nos vamos a quedar sin árbitros como sigan con la misma dinámica", decía. Relevo se puso en contacto con él y también declinó participar. Eso sí, no desmintió que algunos colegiados como los asistentes Pau Cebrián y Jon Núñez, que han acompañado al colegiado durante gran parte de su carrera, o Iván Caparrós y Javier García Lorenzo, árbitro de campo y asistente respectivamente, hayan descendido de categoría esta temporada por que, según apuntan algunas fuentes, las diferencias entre el CTA y Mateu Lahoz habrían llevado a la cúpula del arbitraje a saldar cuentas a través de quien consideran de su entorno.

Las mismas fuentes señalan un tercer nombre: José Antonio Fernández Rodríguez. Un colegiado de 2ª RFEF, representante en la Asamblea del colectivo arbitral, quien no asistió a la del 25 de agosto de 2023 -conocida como la asamblea de la vergüenza- y que sería, a juicio de algunos de sus compañeros, el motivo de su descenso.

Y aquí surge una cuestión determinante. ¿Cómo se evalúan a los árbitros profesionales de nuestro país? ¿Es posible un trato arbitrario, nunca mejor dicho, en cuanto al criterio de ascensos y descensos? La evaluación de los colegiados se hace en base a tres cuestiones: las pruebas físicas y teóricas; el informe del delegado de partido, que se desplaza hasta el campo y suele ser un árbitro retirado; y el informe del observador nombrado por el CTA, que sigue el encuentro por televisión.

Sobre el primero de ellos, los exámenes físicos y las pruebas teóricas, los colegiados saben únicamente si las han superado, pero no obtienen una "calificación". Respecto al informe del delegado de partido se comparte al término del encuentro con cada colegiado para conocer los errores y aciertos de cada partido, a fin de mejorar, pero también carece de una valoración numérica. El segundo informe, el de los observadores de televisión, es un documento interno al que ninguno de los colegiados tiene acceso.

Si no hay puntuación en ninguna de las evaluaciones, ¿cómo es posible que el CTA consiga hacer una clasificación a final de temporada que decide los ascensos y descensos? Y aquí vuelve la coincidencia: "Es Medina Cantalejo quien decide los ascensos y descensos. Como en cualquier empresa, es el jefe quien manda". De hecho, los colegiados no llegan nunca a saber en qué posición han quedado en función de sus actuaciones al final de cada campaña, más allá del que recibe el premio Vicente Acebedo, que acredita al mejor árbitro del curso, y los que descienden, que supuestamente serían los que peor arbitraje han desarrollado durante la temporada.

Según señalan las mencionadas fuentes, en lugar del criterio puramente deportivo -contractualmente son deportistas profesionales- sus evaluaciones no siempre se hacen en base a criterios objetivos y por las posibles represalias descartan, de primeras, explicar qué ocurre. Se sienten en el foco del aficionado por sus actuaciones sobre el campo, pero nadie repara en qué sucede en una cúpula que dirige el estamento, donde las advertencias y las malas formas son habituales, y en la que echan de menos una mayor transparencia.

Para ello, hay muchas fórmulas. Como las actas, los informes de los delegados de partido podrían ser públicos o al menos, aunque fuera a nivel interno, que todos conocieran las puntuaciones con el objetivo de que el criterio de ascenso y descenso no generara dudas, fuera transparente. Como las designaciones de cada jornada, también podrían comunicar quién ocupa la sala VAR reserva, que es justo en la que no se registra el audio pero que tiene comunicación directa con la sala VAR.

En el CTA no sólo se respira un clima de tensión donde a veces las formas son más que cuestionables sino que, además, hay mucha opacidad sobre determinados asuntos que, de gestionarse de otra manera, podrían dotar de mayor transparencia al colectivo. Se trata, simplemente, de abrir las ventanas y que corra el aire.