OPINIÓN

Cuatro campeones del mundo suplentes: al Cholo le costará explicar no luchar por todo

Nahuel, Julián Álvarez, Correa y De Paul en el banquillo de La Cerámica. /GETTY
Nahuel, Julián Álvarez, Correa y De Paul en el banquillo de La Cerámica. GETTY

La primera jornada de la Liga, esa que casi todos los clubes han maldecido de mala manera por su prontitud, porque tienen las plantillas a medio hacer y están más preocupados del mercado que del partido en sí, se cerró con el mejor encuentro de todos los disputados hasta el momento. Un gran Villarreal-Atlético. Sobre todo en el primer tiempo. Impropio de las fechas. Buen juego, increíble intensidad. Mínimas especulaciones. Tú me das, yo te doy. Cada uno en su estilo, que, por momentos, tiene sus puntos de conexión en la presión en campo contrario. Estuvo claro que el Atlético quería poseer un poco más el balón y asociarse en torno a él. Lo que no significa que el homenaje al contraataque que el Villarreal de Marcelino, ahora con walkie-talkie, continúa buscando en cada choque merezca el menor desprecio. Todo lo contrario.

La primera impresión de la primera jornada es que a Simeone le costará explicar públicamente que su equipo no llegue a las tres últimas fechas del campeonato luchando por el título la Liga y, de paso, no se clasifique, como mínimo, para los cuartos de la Champions. Su plantilla da para eso.... y más. En su once del estreno, el Cholo se permitió, de salida, el lujo de dejar cuatro campeones del mundo sentados en el banquillo. Póker. Nahuel Molina, De Paul, Julián Álvarez y Correa. ¿Quién en el fútbol español puede sacar pecho de esa manera?

De momento, no fue el Atlético mezquino fuera de casa de la temporada pasada. No pasó del empate, pero fue competente en la materia, aunque no le diera para ganar a un equipo de Marcelino Toral. Uno de los mejores apellidos que se le puede dar a un equipo de fútbol. Tácticamente Simeone se expresó como en el pasado. Con sus tres centrales y los dos laterales de largo recorrido. En la zona ancha se intuye que busca un cuadrado. Dos volantes defensivos y dos mediapuntas. Y arriba, una referencia. Se antoja que Lino será cada día un jugador más importante en el entramado de la pizarra. Tan pronto juega de interior (primera parte) como de 'carrilero' (segunda). Su sentido de la profundidad y su convencimiento de que la línea recta es el camino más corto entre área y área le da un plus de versatilidad, que suele ganarse la titularidad.

Los cuatro campeones del mundo jugaron en la segunda parte. El debut de Julián Alvarez, sin acento en la primera 'a' a petición del propio del jugador, se retrasó hasta los últimos diez minutos. Anecdótico. Se colocó donde un Griezmann que había pilotado a medio gas hasta entonces y sintió la rojiblanca por primera en su vida.