Un viaje a Suiza, una protesta nunca vista y la entrevista de una universitaria para rememorar la salida de Redondo del Real Madrid hacia el Milan
El club le trasladó una importante oferta tras el fichaje de Luis Figo en el año 2000.
Son ya 24 años desde que el Real Madrid vendiese a Fernando Redondo al Milan. El club, en pleno proceso de cambio con la llegada de Florentino Pérez a la presidencia y del primer galáctico a la plantilla, Luis Figo, se desprendió del que sin duda actuaba como líder de la medular, con un peso ineludible en las conquistas de la séptima y la octava Champions. Una salida que despertó la ira de la afición madridista y que sirvió para demostrar por qué al argentino, aunque pasen los años, se le sigue venerando como a un mito del Santiago Bernabéu.
Verano del 2000. Después de derrocar a Lorenzo Sanz en las elecciones, Florentino anuncia la incorporación de Figo. Una inversión de 60 millones de euros y el fichaje más caro de la historia por aquel entonces. Pero una compra de tal calibre hacía inevitable vender y el sacrificado fue Redondo, jugador cercano a la directiva antigua y que la nueva, a sus 31 años, veía como una buena opción para hacer caja. El Milan acabó pagando 18 millones por él en un traspaso que se anunció tres días después de la llegada del portugués al cuadro blanco.
Hubo declaraciones cruzadas. El nuevo presidente aseguraba que fue el propio jugador quien pidió salir. En cambio, el argentino matizó que le habían dado a entender claramente que no contaban con él. La realidad es que algunos directivos de la entidad se trasladaron a Suiza, donde el Madrid realizaba la pretemporada, para trasladarle una importante oferta del Milan. Un gesto que Redondo comprendió a la primera: le invitaban a marcharse. Dado su carácter, acabó aceptándola y mudándose a San Siro.
Esta operación desató la ira de diferentes peñas. Sucedió algo nunca antes visto -y tampoco después-: los aficionados decidieron manifestarse a las puertas del Bernabéu pidiendo explicaciones y mostrando su descontento por la salida de uno de los ídolos merengues. "¡Redondo no se vende!", cantaban en la calle Padre Damián, en el lateral este del recinto. No volvió a suceder. Ni con Raúl, Cristiano o Casillas.
El respeto de Maldini, Albertini o Costacurta
El bonaerense llegó a Milan con la etiqueta de estrella. No en vano venía de controlar la sala de máquinas del Real Madrid doble campeón de Champions en tres temporadas. Maldini, Albertini, Shevchenko, Rossi... Históricos que lo recibieron con un respeto poco habitual, especialmente en un vestuario tan ganador y competitivo como el de un equipo que por aquel entonces se consideraba uno de los mejores del mundo.
Él correspondió. Con su talante habitual, no pidió ni dorsal ni puesto. Vistió el 16 una vez el 6 se retiró después de que Baresi colgase las botas y el 5, el otro que se había enfundado a lo largo de su carrera, lo portaba una leyenda del club como Costacurta. Después cambió al 30 y finalmente se retiró portando el 5, que le cedió el central en 2002.
En marzo de 2003, Redondo regresó al Bernabéu. Fue para un partido de Champions, que acabaría ganando el conjunto milanista. Miles de aficionados se agolparon en el aeropuerto de Barajas y en el hotel Palace, donde se alojaban los italianos, la mayoría para ver al centrocampista. Los medios de comunicación españoles se volvían locos por poder hablar con él. Sin embargo, una persona pudo publicar la entrevista que todos buscaban. Más concretamente, una universitaria.
La única entrevista en su regreso a Madrid
Aficionada del Real Madrid de siempre, Gema había conocido a Redondo en la antigua ciudad deportiva. "Yo era muy fan aunque más que madridista, era redondista, me di cuenta cuando se fue que a mí lo que me llevaba a ir era Redondo", le dijo a Relevo en abril. Su relación llegó hasta tal punto que, cuando volvió a Madrid, el argentino la reconoció en el aeropuerto. Ella le dio una carta en mano la que además de mostrarle su cariño, le comentaba que para su carrera de periodismo les habían pedido una entrevista con algún personaje de renombre.
La sorpresa llegó cuando un día el padre de Gema se acerca a ella en casa y le dice que la están llamando al teléfono fijo de casa. Se trataba, cómo no, del propio Redondo. La invitó al hotel donde se hospedaban, aunque tuvo que salir a recibirla ante la cantidad de gente agolpada en la puerta y la negativa de la seguridad. Estuvieron hablando durante un rato en el que concedió la única entrevista a un periodista en su regreso a Madrid.
Es imposible que se celebre un Madrid-Milan y que su nombre no salga a la palestra. Un jugador de culto, cuyo fútbol encandiló al Bernabéu y a todo enamorado a este deporte. Ahora vive en su Argentina natal, junto a algunos miembros de su familia. Y desde la distancia verá el partido con ilusión y mucha nostalgia.