REAL MADRID - MANCHESTER CITY

El primer entrenador de Haaland, su hermano mayor y una premonición: "Supe que lo que le faltaba sería su gran virtud"

Alf Ingve Berntsen dirigió al delantero noruego en el modesto Bryne, equipo en el que Erling debutó con 16 años.

Erling Haaland celebra uno de sus goles./Oli SCARFF / AFP
Erling Haaland celebra uno de sus goles. Oli SCARFF / AFP
Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

Erling Haaland suma más goles que partidos en la presente temporada con el Manchester City, un hecho que ya protagonizó en la primera mitad del curso 2019/20, cuando el delantero noruego todavía no había dado el salto al Borussia Dortmund y perforaba de manera inmisericorde las redes del fútbol austriaco y también las de equipos europeos (anotó ocho goles con el Salzburgo en esa fase de grupos).

El nombre del escandinavo comenzó a sonar a nivel mundial gracias a sus nueve tantos ante Honduras en un encuentro del Mundial Sub-20 del año 2019. Entonces, Haaland ya pertenecía a uno de los conjuntos de la cadena Red Bull. Hasta ese momento, Erling se había desarrollado en el fútbol de su país, experimentando ya competiciones europeas, aunque a menor escala, en el Molde, vigente campeón de Noruega.

Ahí debutó en fases previas de la UEFA Europa League. Sin embargo, se estrenó con 16 años a nivel sénior en el modesto Bryne, en Segunda División, categoría en la que el club sigue compitiendo en la actualidad. Allí, Haaland, la principal amenaza para el Real Madrid en semifinales de la Champions, fue dirigido por Alf Ingve Berntsen, que analiza en The Coaches' Voice la formación y evolución de su alumno más brillante.

"Empezó a formar parte de nuestro equipo cuando tenía ocho años. Nuestro equipo estaba formado por niños que habían nacido en 1999, aunque Erling nació en el 2000. En nuestro club, intentábamos mantenerlos juntos dependiendo del año en que nacieron, pero Erling se adelantó a su grupo". Una revelación de Berntsen que demuestra por qué Haaland ya era capaz de firmar esas cifras al más alto nivel recién alcanzada la mayoría de edad.

Eso sí, paradójicamente, su técnico en el Bryne destapa que, en aquel momento, "lo único que le faltaba era la parte física". No obstante, "yo sabía, porque conocía a su hermano cinco años mayor que él, que acabaría desarrollándose y convirtiéndose en un jugador más fuerte. Nos dimos cuenta que lo que le faltaba en ese momento se convertiría en su gran virtud en algunos años. Y cuando eso ocurrió, explotó y se convirtió en el conjunto completo que es ahora".

Si carecía de físico en categorías inferiores, le sobraba mentalidad ganadora, incluso en una etapa de la vida futbolística tan temprana. "Siempre mostró un gran deseo de ganar desde el primer día. Desde lejos, yo podía ver fácilmente si estaba ganando o perdiendo. No se rendía cuando perdía. No importaba si era en una sesión de entrenamiento o en un partido, siempre estaba dispuesto a asumir grandes responsabilidades, como el lanzamiento de un penalti en el último minuto. Quería ganar y nunca tuvo miedo de perder. Hay jugadores que se desvanecen en esos momentos, pero él nunca lo hizo", reconoce uno de los que mejor conoce al máximo goleador de la Premier League y de la Champions este curso.

El papel de su padre

En un fútbol base en el que cada vez se pone más en el foco en los padres y en las expectativas que depositan sobre sus hijos, Alf Ingve Berntsen alaba la actitud mostrada por el progenitor de Erling Haaland en todo su proceso de formación: "Siempre estuvo tranquilo alrededor del campo de entrenamiento, nunca presionó a su hijo. Tener un entorno seguro y bueno, tener a Inge como padre y estar rodeado de sus amigos de la infancia le ha ayudado mucho".

Una presión que no recibió de su familia y a la que tampoco se vio sometido por el entorno en el que se desarrolló. "Fue muy importante para él crecer en una ciudad como Bryne, un lugar donde no tenía toda la atención. En Bryne es más fácil dejar que los jugadores jóvenes crezcan sin presión y disfruten del fútbol sin tomárselo demasiado en serio. Es natural que se tomen más en serio el deporte a medida que crecen, pero no tienen que comportarse como adultos cuando solo tienen diez años", señala un Berntsen que remarca que "creo que es muy importante dejar que los niños sean niños". Un niño que, siendo tal, ya registraba récords de precocidad y que, ahora, con 22 años, constituye el principal escollo a sobrepasar por el Real Madrid en el camino hacia la decimoquinta Copa de Europa.